Varios

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Pequeños momentos subido de tono, con algunos países mayores, porque cuanto mas arrugada la pasa, es mas dulce la fruta.

(T/N) sentía su piel desnuda erizarse con las pequeñas correntadas de aire que circulaban por la habitación. Aun así, aquello no lograba incomodarla del todo, puesto que el frio, brindaba nuevas sensaciones a su cuerpo. Sus pezones se endurecían, provocando que múltiples escalofríos pasaran por su espalda, notando como las gotas de sudor bajaban por aquella parte, logrando adherir su cabello a su piel, de manera molesta. Su cuerpo hervía, tanto, que incluso llego a pensar que su aliento se convertía en vapor al contacto con el ambiente. A pesar de esto, sus manos se mantenían frías y quizás algo entumidas, resistiendo su peso contra la pared.

Un beso en su omoplato izquierdo, rompió aquel momento de ensoñación y le arranco un prófugo jadeo. Automáticamente, tiro su cabeza hacia atrás, para luego moverla hacia un costado. La mujer notaba su garganta seca, al igual que sus labios entreabiertos. Una suave ráfaga de un varonil perfume, le envolvió por momentos.

—¿Te encuentras bien, mon amour?— la voz gruesa y baja de Francia atravesó su cuerpo y ella simplemente se mordió el labio inferior. Podía ver al hombre de reojo, con la camisa algo desacomodada, su pulcro cabello rubio revuelto y sus ojos centellantes de deseo. El tenía las mejillas sonrojadas y los labios rojos y algo hinchado de haberle propinado tantos besos. La mujer se sintió momentáneamente bien, al menos no era la única que aquel secreto ajetreo la había agitado tanto. La diferencia era que el parecía un dios griego y ella una bruja de tan revuelta que estaba.

Como pudo asintió con la cabeza y Francis se estremeció. Bajo su vista, entonces, encontrándose con las caderas de aquella mujer que tanto amaba, envuelta en aquella deliciosa lencería oscura. No tenía demasiada idea como es que ella cargaba con esas prendas en una reunión y su imaginación voló hasta preguntarse qué es lo que luciría ante un encuentro premeditado. Probablemente dejaría a la vista su tersa piel, confiando su cuerpo desnudo ante su amante furtivo, o quizás juguetee de manera inocente con una sabana de seda. Sea como fuere, el jamás lo averiguaría. Ella estaba allí por piedad, por lastima hacia su abatida persona.

El hombre soltó un jadeo al sentir la calidez de la intimidad ajena contra su pene, tan adictiva y deliciosa. Sosteniendo su musculo venoso con una de sus manos, lo mantuvo firme y comenzó a presionar con cuidado su glande contra la vagina de la mujer. Ambos se tensaron, expectantes ante la acción que volvería a unir sus cuerpos deseosos y unos corazones malgastados.

Lentamente el interior de (T/N) cedió ante la presión de Francia, acobijándolo. El hombre no pudo más que gemir de manera profunda, al mismo tiempo que seguía empujando de manera continua. Finalmente su pelvis choco contra las nalgas ajenas y ambos jadearon. La mujer arqueo su espalda, cerrando sus ojos por un momento, mientras el se inclinaba. La tomo entre sus brazos, alejándola del muro, en un improvisado abrazo, entre sudor, ropas desarregladas y suspiros.

Francia tenso su mandíbula, mientras dejaba salir el aire retenido de sus pulmones, por su nariz. Casi había dicho una estupidez y (T/N) hubiera deseado que lo dijera. En cambio, el se dedico a besar amorosamente, uno de los hombros de su amable sobrina, dándole un tiempo para adaptarse a él y tratando de que ambos corazones no lloren por un amor que no es.




—Ah, fuck— gruño aquel hombre, mientras apoyaba, pesadamente, su mano contra aquel vidrio empañado. Su respiración estaba agitada, pero el aire llegaba de manera escasa a sus pulmones, haciendo que un leve mareo dominara su mente. A su vez, un perfume fuerte y dulce, intoxicaba el pequeño ambiente que ocupaban. Trago fuertemente, notando su garganta rasposa y con un pequeño movimiento, sintió como su ropa se pegaba a su cuerpo sudado. Las gotas de aquel líquido resbalaban por su cien, pegando su cabello pelirrojo a su piel.

Imaginas {Hetalia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora