Imaginas {Hetalia}

Varios

¿Qué haces cuando un corazón esta roto?

•Bloquealo de todas las redes sociales. Los primeros dias es importante tratar de no buscar a esa persona.

>¿Desea bloquear a esta persona?

(T/N) observó, por un momento, el botón azul de "Aceptar". La música retumbaba en sus oidos y el aroma a alcohol, cigarrillo y otras sustancias, picaba en su nariz. ¿Realmente lo iba a hacer? Era tirar varios años de su vida a la basura.
—¡Dude! ¡Toma esto!— escuchó exclamar a Alfred y aceptó el pequeño vaso de vidrio que contenía un extraño líquido color morado. Lo volteo a ver, arqueando una de sus cejas. El rubio sólo la observaba con intensidad, como si fuera ella lo único que quería ver.

La mujer sonrió y apretó el botón de aceptar, para luego beberse de un trago la bebida y levantarse del sofá.
—¡Vamos a bailar!— exclamo la chica, tirandolo hacia la multitud, para luego relamerse los labios.

>Usuario bloqueado, lamentamos las molestias.

•¡No ahogues tus penas en alcohol! Esto no te servirá de nada. Si quieres olvidarte por un rato, haz lo que te gusta. ¡Un buen hobbie siempre ayuda!

El calor inundaba aquella habitación y, aún así, esas personas no se separaban. La piel de (T/N), cosquilleaba y se erizaban ante las caricias que aquel hombre le proveia. Dejó salir un suspiro, mientras movía su cadera, de manera relajada, arrancandole un adormecido jadeo al sujeto asiático que tenía debajo.
Sonrió, algo atontada, mientras le quitaba la pipa de la mano contraria.

—Yao... No te duermas— ronroneo, para luego darle una pitada. Aquello produjo un fuerte escalofrio en su espalda, notando como sus extremidades se relajaban. El asiático río levemente.
—No puedo evitarlo... Me gusta... asi- murmuró, cerrando sus ojos por un momento. La mujer de mordió el labio inferior y se recosto sobre el pecho desnudo de el, disfrutando de su calor y los efectos del opio.

•Si quieres llorar, hazlo, no debes contenerte.

(T/N), soltó un nuevo gemido, mientras su cuerpo temblaba violentamente. Sintio su interior apretarse, luego de notar aquellas fuertes cosquillas en su vientre bajo. Allí estaba su tan ansiado orgasmo. Se mordio el labio inferior, clavando sus uñas en la piel de los brazos de aquel hombre, disfrutando de las estocadas.

Ludwig gruño, apretando a la mujer entre sus brazos y, sin previo aviso disminuyó considerablemente su velocidad, dejando salir un suspiro. Se inclinó hasta la oido de la chica, al mismo tiempo que la escuchaba quejarse.
—Aún no- le advirtió con voz ronca. (T/N) reprimio un gemido de frustración, notando como las lágrimas de placer bajaba por sus mejillas.

•Manten a tu familia cerca de ti, ellos siempre te escucharán.

(T/N), se aferró a los hombros morenos de su "padre", al mismo tiempo que jadeaba fuertemente. Se sentía cansada, pero terriblemente satisfecha. Apretó sus muslos, contra la cintura del hombre.
—Nunca mas, niña— jadeo, Antonio, dejándola sobre la encimera de la cocina. Ugh, no había estado en sus planes hacer aquello, pero ahora al verla toda despeinada, con la ropa desacomodada, supo muy en su interior que no se arrepentia.

—Maldicion, dejen de hacer eso aqui —la voz de Lovino, hizo que la atención de los allí presentes, se posara en el. Soltó un gruñido al ver aquella escena y se adelanto, hasta que logró tomar a la chica de la nuca. Se inclinó, para luego besar los labios ajenos, sintiendo como ella mordia su labio inferior. Aquello le gustaba—. Es mi turno.

•¡Pasa página!

—Tal vez... Tal vez podríamos vernos de nuevos, (T/N), ¿que dices? Podríamos darnos una nueva oportunidad— la voz de tu ex pareja sonaba en el teléfono, casi suplicante. La mujer arqueo una de sus cejas, sintiendo como sostenian su cintura de manera delicada.

—No, ¿porque crees que funcionará lo que antes no? No deberías ser iluso— comento, recibiendo suaves besos en el cuello, haciendo que riera-. Matty, no— susurraste, pensando que no se escucharía.

—¿Estás con alguien?— pregunto, casi con tono de indignación.

—Si, vete a joder a otro lado— y, diciendo esto, la mujer corto la llamada. De inmediato, sus labios fueron interceptados, haciendo que sonriera de manera suave.

—Bien hecho— ronroneo Matthew. No le agradaba que la duda estuviera dando vueltas a la mujer que lo traía loco, pero al parecer, eso quedaba excento.