AU! Varios

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Imagina estar en un apocalipsis zombi

(T/N) soltó un pequeño grito al notar como los gemelos de sus piernas se acalambraban, pero, aun así, no detuvo su carrera. Podía escuchar el tropel de cadáveres, persiguiéndola por aquellas calles vacías, de lo que había sido una gran ciudad; y, era en ese momento, en el cual comenzaba replantearse si aquella idea había sido estúpida, tal y como lo había dicho Vash. Un nuevo pinchazo, hizo que se tambaleara al doblar en una esquina y adentrarse a un largo callejón.

Por el rabillo del ojo, pudo ver la marca en rojo que habían hechos sus compañeros y, sonrió. Faltaba poco para llegar a la arteria principal. Como pudo, acelero su paso, tratando de evitar los escombros que se encontraban caídos en las calles. Con una facilidad, que hace seis años no la tenía, salto una viga que se encontraba cruzando la calle y, por un momento, giro su atención hacia su espalda. Ya no eran veinte, como habían planeado al principio, ahora eran más de cincuenta, estaban seguro.

"(T/N), ¿Cómo vas?", la voz de Ludwig, a través del transmisor que llevaba en el cinturón, le hizo recordar que, gracias al cielo, no estaba sola. Como pudo, tomo el aparato en su mano derecha, presionando el botón.

—¡Preparen mas municiones!— exclamo y corto la comunicación.

El aire comenzaba faltarle y sus pulmones ardían desde, ya, hacía tiempo, su garganta raspaba, pidiéndole agua. Su vista comenzaba a nublarse, cuando atisbo como una camioneta blanca aparecía unos metros más adelante. Sonrió, tratando de alcanzarla.

Las puertas traseras del vehículo, se abrieron, revelando a algunos de sus compañeros.

—¡¿Qué esperas, niña?! ¡Salta!— le grito Vash, mientras extendía su mano fuera de la caja metálica.

—¡Un poco mas y llegas, dude!— chillo Alfred, tratando de que sus lentes no se cayeran gracias a los tumbos que daba la camioneta.

Dando sus últimas fuerzas, la chica dio varias zancadas y, sin más, salto. Habría jurado que puso sentir el aliento putrefacto de algún zombi, en su pantorrilla, pero la satisfacción de aterrizado sobre el duro suelo metálico, desplazo cualquier miedo que hubiera podido tener. El polvo y la sequedad en su boca, hicieron que tuviera un ataque de tos, mientras todo daba vueltas a su alrededor. Escuchaba algunos gritos y varios disparos.

Una mano, elevo su nuca y alguien acerco una botella de agua a sus labios. Una de las pocas que quedaban.

—Lo ha hecho muy bien, señorita, (T/N)— la voz pacifica del japonés hicieron que se tranquilizara, mientras se dedicaba a tomar aquel liquido sagrado. Se inclino y observo, justo a tiempo, como Alemania arrojaba varias granadas en dirección al rebaño de muertos vivientes. Las explosiones y el calor generados por estas, hicieron temblar a la chica. Hacía seis años aquello la hubiera horrorizado, hoy por hoy, era, casi, normal.

—¿Y bien, Wets?— pregunto, en tono bastante alto, Gilbert, reduciendo al velocidad.

—Creo que fueron todos— comento el alemán, mientras se inclinaba, tratando de ver entre la humareda. El silencio que venía, después de aquello, era lo más horrible que los sobrevivientes pudieran sentir. Era como un vacio, un denso y terrible vacio. Finalmente, luego de un largo silencio, el alemán se giro para observar a la chica con ojos desaprobatorios—. La próxima vez, puede que no seas tan rápida y es posible que te atrapen, si no estás en condiciones de correr, deberías avi...

—¡No seas tan duro con ella, West!— le regaño su hermano mayor, mientras observaba la escena por el rabillo del ojo—. ¡Lo hizo genial! ¡Asombrosa como siem...

Un grito, interrumpió el discurso del albino, haciendo que todos giraran a ver el emisor. Alfred estaba siendo arrastrado, fuera de la camioneta, por unos pocos muertos vivientes. Mientras le rubio daba patadas a diestra y siniestra, (T/N) lo tomo del brazo y tiro de él, tratando de mantenerlo dentro del cubículo.

—¡Gordo!

—¡Acelera!— grito Vash. El tremendo tumbo que dio la camioneta al aumentar la velocidad, hicieron que la chica y el americano estuvieran a punto de caer, de no ser por Ludwig, quien atrapo a la mujer por la cadera y los arrastro al interior del vehículo. Con variados disparos, el suizo logro deshacerse de los infectados y, con rapidez, el japonés cerró las puertas de la camioneta.

—Creo que es hora de que nos marchemos de una vez— comento (T/N), mientras que se dejaba caer en el suelo del coche.

~*~

—¿Y si nos largamos de aquí?— fue el susurro de (T/N), que rompió el silencio sepulcral, haciendo que los chicos giraran a mirarla. Aquello, hizo que se encogiera de hombros, como si no le hubiera dado mas importancia al tema.

—¿Marcharnos, kukla?— pregunto Ivan, quien volvía a rellenar los cuencos de todos, con aquella deliciosa sopa que había cocinado.

—Sí, creo que eso sería lo mejor— comento, luego de dar un sorbo a su cena—. Alejarnos de todo y todos... Antes de perder algo más...

—¿Por qué lo haríamos?— cuestiono Vash, con sus ojos fijos en ella-

—¿Por qué no? No le debemos nada a la sociedad y, aun así, estamos intentando recuperar lo que queda de ella, matando los rebaños de zombis que encontramos por ahí— dijo con mayor firmeza—. Es una suerte que la gran mayoría no nos hayamos topado con grupos autoritarios— menciono, observando, de reojo, como el ruso colaba su gran mano y tocaba su cuello.

—¿Y a donde nos iríamos?— murmuro Alfred, sin dejar de ver el contenido de su cuenco.

—Al campo— respondió, sin dudarlo, la chica—. Deberíamos cosechar y almacenar agua de las lluvias, si, como lo hacían nuestros ancestros... Pero, ¿no sería mucho mejor que esto?

—Sueña con una vida tranquila, (T/N)-chan— la voz de Kiku hizo que la mujer sonriera.

—Si, así es. Luego de tantos años con esto... Ya no quiero seguir así...— susurro, mientras abrazaba sus rodillas. Por un momento nadie dijo mas nada, hasta que Gilbert se levanto y sacudió su uniforme azul.

—¿y bien? ¿Cuándo nos vamos?— pregunto, sonriendo—. Debemos buscar ese lugar, pero antes deberíamos hacer una pequeña visita a la ciudad más próxima, en busca de municiones y gasolina.

—¿Iras conmigo?— pregunto (T/N), mientras sonreía.

—Salvaste mi vida, separarme de ti seria deslealtad y yo no soy alguien así—diciendo esto, el albino golpe, levemente el muslo de su hermano menor, quien aparto la vista, sonrojado.

—Ehh, si. Te seguiremos donde sea. Después de todo, si te hubieras negado a darnos ese poco de agua que tenias, es muy probable que no estuviéramos aquí— asintió con su cabeza Ludwig.

—¡Yo te seguiré, (T/N)! ¡Haremos la mejor granja de todos los tiempos!— grito Alfred, haciendo reir a la muchacha.

—Comparto su idea, (T/N)-chan.

—Aquí estoy, para siempre y por siempre, kukla— susurro Ivan, sonriéndole.

—¡Bien! ¡Si los demás van, entonces y-yo también!— dijo Vash, sintiendo como sus mejillas se calentaban— ¡Solo porque dudo que puedas con estos animales!

(T/N) sonrió, con las fuerzas renovadas. Ahora se sentía invencible.

—Gracias, chicos, son los mejores.

Imaginas {Hetalia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora