Sex Headcanon: Perú

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A Miguel le gustan las mujeres de caderas y trasero GRANDES

—Pana— la voz de su amigo, Francisco, le llamo, haciendo que apartara su vista del cigarro que tenia entre los dedos—. Ahí va la (T/N)— le señalo, con un movimiento de su mentón. Rápidamente, al escucharlo, busco a la mujer con su mirada. Sin poder evitarlo, una sonrisa, muy estúpida, se formo en sus labios al verla.

Para él, (T/N) era la mujer mas hermosa que había visto: carita angelical, cabello brillante y ese trasero moldeado por los dioses. Aun recordaba que, cuando se conocieron, gracias a Antonio, el solo vio una islita pobre y sucia, con un temperamento de perros. Hoy por hoy, la mujer seguía tenido un temperamento horrible, el cual tiraba abajo su imagen, pero era bellísima.

—Ugh, causa, ¿crees que me de otra oportunidad? Estoy desesperado, pe— menciono, mientras, sin pudor, seguía con la mirada a la chica. Esa falda apretada le quedaba increíble. Se le hacia agua la boca. Ecuador soltó una sonora carcajada.

—Loco, le vomitaste encima la primera cita— dijo, para luego tomar un poco de su bebida. Perú dejo salir un bufido al recordar el suceso. Hacia ya, varios años, se había armado de valor y, extrañamente, había logrado un acercamiento con la chica. En la primera salida se empujo mas aguas de la cuenta y termino demasiado ebrio. Desde entonces, la chica solo le hablaba cuando era estrictamente necesario.

¡Habia estado nervioso! Y, de cierta forma, si no hubiera ingerido ese alcohol, no hubiera tenido las agallas suficientes como para besarla frente a la casa de ella. Aun recuerda como paseo sus manos por aquella cadera, par a luego tironear de aquel vestido, mientras la besaba. (TN) sabía dulce, posiblemente por el trago frutal que había encargado aquella noche, pero mucho mas dulces eran sus jadeos ahogados, mientras lo despeinaba.

Recordaba haber zambullo su rostro en el cuello de la chica, absorbiendo su perfume cítrico, al mismo tiempo que apretaba aquellas nalgas que rebosaban entre sus manos. Un pequeño malestar su alojo en su garganta, haciendo que le costara respirar. Se separo unos escasos centímetros de ella, pensando que, por la acción, le faltaba el aire. El rostro, algo dudoso de la chica, se inmortalizo en su mente y, segundos mas tarde, el desastre.

Esa había sido la primer y ultima vez que había estado tan cerca de ella.

Escucho los tacones de la chica acercándose y la vio doblar en la esquina donde ellos estaban apostados. Miguel no dijo nada y solo se limito a observarla. (T/N) se detuvo, elevo la cabeza, sacando su mirada de las hojas que levaba en sus manos y giro levemente su torso.

—Deja de mirarme el trasero, enfermito— le gruño. Perú sonrió, mostrando sus blanquecinos dientes.

—Yo elijo donde mirar, pe— menciono, con toda la inocencia del mundo.

—Que asco— murmuro la isla y siguió su camino.

Ecuador negó con su cabeza y golpeo a su amigo.

—Y de esa forma, menos conseguirás algo con ella.

—Yo se que ella se muere por mi, pe.

Imaginas {Hetalia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora