(22)

14.6K 925 42
                                    

Me miro al espejo por décima vez y sonrío. Creo que por fin estoy listo. Pelo corto y prolijo. Camisa negra y jeans azules. Salgo del baño y voy trotando a mi habitación. Agarro mi cazadora negra y me la pongo... hum... Creo que estoy olvidando algo ¡Ah si! ¡Perfume!

Cuando definitivamente estoy listo bajo las escaleras eufórico y diviso a mamá al final de ellas.

¿Llevas dinero? — Me pregunta con una sonrisa cómplice.

Uy ya va a empezar.

Sip.

¿Cuanto?

Pongo los ojos en blanco.

Lo suficiente mamá.

Ella, insatisfecha, mete la mano en su delantal rojo de cocina, saca dinero y sin mostrarme cuanto es, lo pone dentro del bolsillo de mi cazadora. Antes de que pueda decir algo, ya está de espaldas a mi.

Lleva a esa jovencita a un lugar decente por favor. — Me ordena para luego desaparecer en la cocina.

Lanzo un suspiro acompañado de una sonrisa mientras cruzo la puerta de entrada que se cierra detrás de mi. Saco las llaves del auto de mi padre del bolsillo.

Estoy tan contento que ni siquiera recuerdo porque no me dejaban conducir y escondían las llaves. Subo y puedo notar que está empezando a anochecer ¡Tengo que apurarme! Seguramente los padres de Ivanna querrán que la devuelva temprano a casa.

Llego a su casa en menos de 10 minutos. Antes de tocar la puerta me arreglo el pelo y la ropa. Doy dos toques y la puerta se abre. Dios...luce hermosa. Unos jeans azul oscuro, apretado. Un top negro que deja al descubierto sus pálidos hombros y el inicio de su ombligo. Trae una chaqueta bordó en la mano y lo que me roba el aliento... su larguísimo cabello negro que le llega casi a la cintura.

Ivanna. Luces preciosa. — Le digo mientras la admiro con disimulo.

Ella sonríe ¡Si!

Gracias, tú también luces guapo. — Me contesta con voz suave.

Ella sale y pasa por mi lado dejando un perfume a flores increíble. Rápidamente me adelanto y le abro la puerta del auto. Ella entra, con una sonrisa vergonzosa.

— Las damas primero. — Susurro consciente de que no puede escucharme.

Subo al auto y comienzo a manejar luchando con mis ganas de mirarla. Salgo a la avenida y no hay autos por ningún lado. Que raro.

— Mis padres dijeron que debo estar en casa antes de las diez. — Me dice.

Sonrío. El tiempo suficiente para disfrutarla.

No hay problema... Sabes estaba pensando que podríamos ir a un restaurante y luego ir a tomar un helado. — Le propongo.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora