(1) Primera parte. CAPÍTULO 1.

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INICIO DE LA PRIMERA PARTE.

16 de Marzo del 2015.

No me quiero levantar. Que se vayan todos a la mierda. No voy a ir a la escuela y menos sabiendo que me hacen ir amenazado. Mi madre abre la puerta de mi habitación de golpe y ahoga un grito.

— Julián este lugar es un desastre... — Balbucea.

Abro los ojos. Sólo veo mi cabello desparramado.

— No molestes. — Contesto.

— Tienes que ir a la escuela. Ya se te está haciendo tarde... No lo volveré a repetir. — Espeta.

Se va y deja la puerta abierta. Como detesto eso. Me siento en la cama de mala gana. Sigo vestido como ayer. Y la puta historia se repite, cada día odio despertar. Me levanto, me pongo los calzados, ni siquiera me lavo la cara. Hoy no tengo ganas. Tomo mi bolso de hilo que hace meses no toco y bajo hacia la cocina. Tomo una manzana del refrigerador.

— ¿No vas a sentarte a desayunar con nosotros? — Pregunta mamá mientras le sirve leche caliente a mi hermana que esta preparada para la escuela.

Niego con la cabeza.

— Es tarde. — Miento.

Veo por el rabillo del ojo que me está mirando de la cabeza a los pies. Si, ya sé que soy un desastre. Llevo con esta misma ropa como hace tres días.

— Pero hijo...

No la dejo terminar.

— Cuando salga de la escuela vendré directo a almorzar y me tendrás sentado aquí. — Le digo.

Ella parpadea y se pone un mechón rubio detrás de la oreja.

— Ah si. Y no entres a mi habitación ¡Me voy, adiós mamá! — Salgo disparado hacia la puerta de entrada.

Cuando salgo, tomo mi bicicleta del costado de la casa y me voy. No quiero llegar a esa escuela. Ojala mi viaje hacia ella fuera infinito, no quiero llegar. Cuando estoy en la puerta me encuentro con Martín. Le sonrío al moreno de ojos saltones y risa de idiota.

— ¿Cómo estás mugre? — Me saluda.

Aseguro mi bicicleta mientras observo a todos entrar en una mañana muy nublada. No tardo mucho en encontrar el culo de Samanta. Pasa con dos de sus amigas y como siempre... me mira. Creo que sus amigas se llaman Mariana y Julieta. Jamás les preste atención, son las estúpidas del curso. Miro a a Martín que me guiña un ojo. Son las 7:25 AM. Hay que entrar.

— Sam te está mirando. — Me avisa.

— Lo sé. — Contesto satisfecho mientras sigo caminando.

Honestamente no me importa pero siempre es bueno tener un buen culo seguro para poder acariciar esos días que estoy cagado del mal humor.

Entramos al aula y me siento en un lugar bastante alejado de adelante. Martín se sienta a mi lado, como siempre. Sam se acerca a mi antes de que la clase comience.

— Me alegra verte. Pensé que no vendrías. — Me dice la menuda pelirroja.

Le sonrío.

— Es nuestro último año. Será divertido. — Contesto mientras le acaricio el dorso de la mano.

La profesora de Biología y Química. Ruth Alcano entra por la puerta con cara sería. La tuvimos el año pasado. Maldita bruja. Casi me expulsan por ella. Todos se sientan en sus respectivos lugares y yo ni siquiera saco ni un lápiz. Tomo mi teléfono celular y comienzo a jugar jueguitos.

— Muy bien. Vamos a empezar con las clases de Biología. Abran sus carpetas y copien los respectivos temas que se verán en...

Guarda silencio pero la ignoro.

— Julián... — Me susurra Martín.

No lo miro. No molestes.

— Señor De Páez. — Espeta la profesora.

Alzo la mirada despacio.

— ¿Qué? — Contesto de la misma manera.

No me dice nada. Se agarra las manos por detrás de la espalda y camina hacia mi banco.

— De pie. — Me ordena.

Me paro de mi banco. Soy más alto que ella por varios centímetros. Todos mis compañeros me miran pero no me interesa. Sonrío con picardía.

— Deme ese teléfono.

Niego con la cabeza.

— ¿Empezaremos otro año con sanciones en mi clase Señor De Páez? — Pregunta.

— ¿Por qué me sanciónarias?

— Porque jugando con tu teléfono me faltas el respeto. — Me contesta.

Estoy a punto de echarme a reír en su cara cuando entonces la puerta se abre. En el momento en que mis ojos la ven, un escalofrío me recorre por todo el cuerpo. Me quedo petrificado. El cabello negro le cae por los hombros hasta casi la cintura. Su pálida mano acaricia el picaporte y tengo ganas de besar esos nudillos. Sus ojos negros recorren el salón y cuando se posan en mi, me flaquean las piernas y una cascada de emociones me invaden. Me siento tan transparente y expuesto...El corazón me quiere salir y al mismo tiempo siento vergüenza por mi aspecto. Mientras que ella es.... hermosa. Se hace a un lado para dejar pasar a la nuestra directora y al moverse la campera de hilo negra que trae, le cae por un hombro dejando al descubierto su blanca y cremosa piel. Trago saliva. Se me hace agua la boca. Hermosa. Preciosa. Increíble...

— ¿Y bueno? ¿Qué es lo que va a hacer señor De Páez? ¿Va a dejar el celular o va a seguir faltándole al respeto a mi clase?

Miro a la profesora de golpe. Mierda. Siento que se me enciende el rostro. Maldita bruja.

— Me compórtare. — Espeto mientras me siento y vuelvo a mirar a la hermosa visión que acabo de descubrir.

La profesora me mira por un segundo como si me hubieran salido tres cabezas. Luego se aleja hacia la directora y esa chica... hablan unos momentos y luego la directora Andrea le señala a Alexa, una amiga de Sam, para que se siente con ella. La sigo con la mirada sin parpadear.

— ¿Qué te pasa cabron? — Me susurra Martín.

Lo ignoro completamente y está vez no es intenciónal. Mi cerebro está totalmente conectado a esa chica. No sé quien es. No se de donde salió. Le sonríe a Alexa mientras intercambian palabras y ahogo un suspiro. Esa maldita sonrisa me tiene imbécil. Jamás me había pasado esto. Me siento tan extraño. Necesito saber más de ella. Necesito conocerla. No hace ni dos horas que la vi y me tiene alucinando ¿Qué mierda es esto que siento? El tiempo pasa y yo no le quito la mirada de encima ni un segundo. En un momento se voltea hacia mi dirección y esos ojos negros se chocan con los míos. Mi pulso se eleva, me mojo los labios con la lengua. Ella abre los ojos... ¿asustada? Y luego mira sus apuntes... ¡Me notó!... Y yo luzco como un vagabundo. Mientras que ella es... preciosa, perfecta...Inalcanzable.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora