(70)

10.1K 691 51
                                        

Bruno se asoma por la puerta con cara de sorpresa. Aún parado en el umbral de la entrada lo saludo con una media sonrisa. No sé ni que decir.

— Hola... ¿Cómo estas?

— ¿Qué quieres? — Me pregunta con dureza.

Suspiro intentando controlarme.

— Hablar contigo un momento ¿Se puede? — Pregunto.

Se queda callado mientras me observa detenidamente. Mierda ¿Hace falta todo esto?

— Pasa. — Me responde abriendo de par en par la puerta y haciéndose a un lado.

Entro y veo que su casa es similar a la de Ivanna. Es una familia de clase media. Con lo justo y suficiente. Pero como sé que es hijo único supongo que eso le sienta mejor a los gastos.

Su madre viene hacia mi ofreciéndome un brownie. Yo le sonrío mientras agarro uno y observo que aún tiene su mano sobre su vientre. Bruno fuerza una sonrisa hasta que su madre se retira.

— Por cierto... me llamo Alicia. — Se despide de mí con una leve sonrisa.

Cuando por fin nos quedamos solos Bruno me dice de irnos a su habitación. Camina detrás de mí... seguramente por las dudas de que yo no intente atacarlo o algo así.

— ¿A tu madre le duele el estómago? — Pregunto.

Se queda callado nuevamente unos segundos.

— Está embarazada de tres meses pero como ya tiene 42 años su embarazo es riesgoso... Y siempre está cuidándose o tocándose la barriga como si el bebe se fuera a caer. — Me cuenta con voz neutra.

Levanto las cejas sorprendido. Ahora me siento el doble de culpable por toda la porqueria que dije. Entramos a su habitación y él deja la puerta abierta. Se sienta en la silla de la computadora y yo me siento en la cama sin que me lo ofrezca. No creo que me diga de sentarme o ponerme cómodo, sinceramente.

— Okey... dime que quieres. — Me dice cruzándose de brazos.

Me quedo callado un segundo buscando las palabras indicadas para poder empezar está conversación pero no encuentro nada que explique cómo me siento ahora, así que decido empezar con lo que sea.

— Necesito que estés en el cumpleaños de Ivanna. — Le digo.

Levanta las cejas y no puedo adivinar su expresión.

— ¿Necesitas? — Pregunta sorprendido.

Asiento.

— ¿Es una maldita broma? — Ríe pero creo que en realidad no le hace nada de gracia.

Niego con la cabeza.

— Cometí un error al venir a amenazarte... Lo siento mucho. No quiero hacerle daño a tu familia y eso me costó mi relación con Ivanna. Al parecer eres mucho más importante para ella que yo.

Se ríe de nuevo.

— No soy más importante que tú... sólo soy distinto... Y supongo que eso es lo que no entiendes.

— ¿Distinto? — Pregunto tratando de entenderlo.

— Si... — Me responde con naturalidad. — Conozco a Ivanna desde pequeños y es como una hermana para mí... pero desde hace unos meses conozco a Alex y me siento enamorado al punto de que es tan importante como ella.

Así que realmente está saliendo con Alexa... Y yo que pensé que todo era un truco.

— Contigo supongo que es lo mismo aunque no pienso contarte lo que ella me cuenta de tí... es como si un cura contará por todos lados los pecados que le cuenta la gente. — Continúa hablando.

Me río. No espero que me cuente nada tampoco.

— Aunque tampoco voy a decir que tu relación con Ivanna es la misma que la mía con Alexa. Tú... — Se detiene un segundo.

Me le quedo mirando serio. 

— Tú simplemente... no aceptaste un NO como respuesta.

Me mira fijo al decirme esto.

— Si supieras lo que siento por ella me entenderías. — Le contesto de inmediato a modo de explicación.

— Lo dudo.

Me muerdo los labios al sentir rabia. Nos quedamos mirando. Decido cambiar de tema porque veo que esto no acabara bien.

— Mira, vine hasta aquí para pedir disculpas por lo que hice... No volveré a meterme entre ustedes pero tú tampoco me evites como si fuera un monstruo.

— ¿Cómo quieres que no vea un monstruo cuando todo en ella me dice que si lo eres? Lo primero que sale de mí, es protegerla.

— Yo... no soy como crees.

— Eso tendrás que demostrarlo. - Me contesta con dureza.

Levanto las manos en señal de derrota.

— Esta bien... Me esforzaré pero tú vienes conmigo a la fiesta.

Entorna los ojos.

— No tengo muchas ganas de ir... además ya es tarde.

Ay, no tengo tiempo para esto. Tengo que convencerlo.

— Vamos, si no vas Ivanna me deseara la muerte por el resto de su vida. Y si no tienes un regalo, puedo darte una torta que tengo en mi auto.

— ¡Por supuesto que tengo regalo! — Me contesta en tono ofendido.

— ¿Y qué es?

— Un portaretratos con una foto nuestra de pequeños... — Saca su celular y me muestra la foto.

Sonrío. Ivanna pequeña, disfrazada de vagabunda. Se ve tan adorable. Y Bruno de pirata a su lado, posando.

— ¡Vamos, tienes que estar ahí, debe estar muy triste sin tí! — Lo ánimo.

— Y sin tí... — Contesta en voz baja.

Abro los ojos ¿Triste porque yo no estoy?

— ¡Esta bien! ¡Voy a ir, pero sólo por ella, no por tí! - Sede.

Suspiro aliviado. Lo espero hasta que se cambia y luego salimos hacia la fiesta. Subimos en mi auto y pongo música fuerte.

— Tu auto es genial. — Me dice cortando el silencio.

— Gracias. Me lo regalaron mis padres en mi cumpleaños.— Le cuento.

Hablamos de deportes hasta que llegamos a la casa de Ivanna donde se puede escuchar música fuerte y adentro muchísima gente. Entramos juntos y rápidamente Alex grita de felicidad al verlo, le lanza ambos brazos al cuello y lo besa en la boca.

Ahora me siento más culpable aún. Todo ese mal momento que pasé y le hice pasar por nada. Le preguntamos donde está Ivanna. Su amiga me nos dice que en el patio de atrás... sola ¿Cómo que sola?

Bruno se apresura al ir a buscarla y sale al patio de atrás para hablar con ella. Yo me encuentro con Martín que ya está borracho.

— ¡Amigo, te perdí toda la maldita fiesta! — Me dice arrastrando las palabras.

— No me perdiste porque recién llego. — Le contesto riendo.

Él me abraza mientras se ríe a carcajadas.

— Escucha, si la ves a Ivanna dile que estoy en su habitación. — Le digo cerca del oído.

Me regala una sonrisa torcida.

— ¡¿Quieres darle amor en privado he?!

Lo empujo mientras me río y luego subo a la habitación de Ivanna a esperarla ahi. Está cerrada con llave pero como siempre fuerzo la cerradura y entro. Tiene que venir a hablar conmigo y tenemos que hacerlo en privado.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora