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25 de Noviembre del 2015.

El despertador suena. Hoy es la entrega de diplomas. Me siento en la cama y miro mi teléfono celular. Ningun mensaje o llamada de Ivanna. Largo un suspiro. "No importa" me repito en mi cabeza una otra vez. Lo que estuve decidiendo estos días será suficiente para resolver todo.

Camino hasta la ducha y me meto debajo del chorro de agua caliente. Cierro los ojos esperando, que lo que tengo planeado para hoy, de resultado. Desde el dia de la fiesta... no pude encontrar otra solución en donde Ivanna y yo terminemos juntos. Solo queda algo por hacer. Le pediré que se case conmigo.

No es algo que haga por desesperado. Realmente quiero todo con ella y aunque la idea era hacer todo a su tiempo, pero en esta ocasión tendré que adelantar el proceso.

Luego de ducharme, me preparo para la entrega de diplomas. Antes de bajar a encontrarme con mi familia, agarro la caja de terciopelo roja. La abro y miro el anillo de compromiso. Espero que este en su mano al final del dia.

Me visto con un traje, obligado por mi madre y luego cargo en mi auto, la toga y el birrete. Cuando me junto con mi familia a desayunar les aviso que iré en mi auto por mi cuenta, con la estúpida excusa de que luego iré a festejar con mis amigos. La idea es llevarme a Ivanna ni bien termine la ceremonia.

Ya en el auto, conduzco hasta la escuela y pongo en alta voz a Martín. Hace días que ya le avise a mi mejor amigo lo que estoy por hacer. Intentó convencerme de que no lo haga pero no lo logró.

— Parásito, estoy llegando ¿Nos encontramos en la puerta del gimnasio?

— Ex mugre. Ahi te veo.

Llego hasta la puerta del gimnasio, que es en donde será la ceremonia y me encuentro con mi mejor amigo con el birrete en la mano y la toga puesta. La gente esta comenzando a entrar. Creo que llegué un poco tarde. Miro de reojo para todos lados, buscando a Ivanna. 

— ¿Donde puedo ponerme esta mierda? — Le pregunto a Martín.

— Ve a ponértela en el baño. Que no te pase como a Gaston que se la puso al reves.

Lanzo una risa.

— Amigo... dime que cambiaste de opinión. — Me dice con voz suave.

Niego con la cabeza y cambio rápidamente de tema.

— Esto tiene pinta de que me voy a morir de calor.

Martin entorna los ojos.

— Yo estoy sudando como un cerdo. Te guardaré un lugar.

Lo miro antes de irme hasta el baño.

— Corrección... como un parásito.

Voy casi corriendo hasta el baño. Me pongo la toga rápidamente y con el birrete en la mano, salgo a paso acelerado del baño pero abro los ojos como platós al ver quien viene caminando rápidamente hacia mí.

Esta mirando su teléfono celular, con una mochila colgando de su hombro. Vestido azul, tacos negros de corcho y el cabello larguísimo que cae por sus hombros. Se choca contra mi pecho y tira su teléfono al suelo.

El teléfono se desarma con el golpe. Sin mirarme, se agacha y junta los pedazos. Asi fue la primera vez que tuvimos contacto... mierda. Y ni siquiera sabe que estoy aqui. De pronto levanta la cabeza lentamente ¿Sintió esa sensación familiar como yo? Sus ojos negros me observan desde abajo. Nos miramos fijo mientras se pone de pie con su celular en la mano. Paso mi peso a un pie y luego al otro.

— Hola Julián — Me saluda.

— Me recuerda a cuando te conocí. — Mierda. No quise decir eso.

— Por lo menos ahora puedes hablar. — Su voz es amable.

Miro al suelo y me nace una media sonrisa. Cierto que ese dia, me quede callado como un puto lunático. Es que ella me dejaba mudo y también me hacía temblar.

— Mierda, estaba tan aterrorizado ese dia. — ¿Eso lo dije o lo pensé?

Levanta las cejas.

— Y... ¿Como estas? — Pregunta al fin.

La miro a los ojos.

— Bien, porque encontré la manera de resolver lo que me hace mal. — Le contesto con una pequeña indirecta.

Baja la mirada y asiente. Creo que me mal interpreto.

— ¿Y tú? 

— ¿Yo que? — Su voz es algo aspera.

Ay no, ya la hice enojar.

— ¿Cómo estas? — Vuelvo a preguntar.

— Ah... bien, bien. Contenta de que por fin terminó todo.

Levanto una ceja. Creo que entendió mal mi indirecta y ahora esta algo molesta. Mierda. Yo no quería esto. Nos quedamos en silencio por dos segundos.

— Bueno voy a ponerme las cosas, o no voy a llegar a la entrega de diploma. — Su sonrisa es exagerada y busca una excusa para huir de mí.

Cuando pasa por mi lado, la bestia dormida en mí, despierta sin avisarme, sale a la luz y la agarro del brazo con fuerza, para que no se vaya. Se sonroja, me mira a los ojos y por alguna razón siento que ella sabe todo. La bestia que hay en mí, le devuelve la mirada con deseo y el anhelo que se incrementó en este tiempo que no la tuve, me quema... pero tengo que controlarme. La suelto despacio y recupero la compostura.

— Espera... — Le doy mi voz mas amable.

Ella se acaricia despacio en el brazo. Carajo, debo controlar mi locura.

— ¿Qué pasa? — Pregunta

— Necesito decirte algo.

— Soy toda oídos.

— Pero no ahora, no aquí. Necesito que nos veamos después de la entrega de diplomas. — Siento que me sonrojo ¡Mierda!

— ¿No puedes decírmelo ahora? Nos están esperando todos. — Me pide, algo confundida.

Niego con la cabeza y me paso la mano por la nuca ¡Dios! Ya me estoy poniendo nervioso.

— Esta bien. — Se rinde. — Dime en donde y a que hora.

Largo un suspiro de alivio.

— Después de la entrega de diplomas, cuando acabe todo, necesito que me veas en el estacionamiento.

— ¿En que parte?

— En donde empiezan los autos.

— Okey... ahí me tendrás. — Sus ojos se clavan en los míos.

Decido no decir mas nada. La miro por última vez y sin decirle nada, me doy media vuelta y me voy hacia mi asiento.

Cuando por fin estoy al lado de Martín, este me mira, nervioso y su mirada viaja hasta donde está sentada Julieta en varias ocasiones.

— ¿Por que tardaste tanto? No sabes como me estoy cocinando dentro de esta mierda...

Lo miro fijo.

— Es que me crucé con Ivanna... la cité para que nos encontráramos luego de la ceremonia.

Martín abre los ojos como platos y luego menea la cabeza en señal de desaprobación... Y ahora comenzara su sermón de porque no tengo que casarme. Carajo.

La directora Andrea toca el micrófono para dar inicio a la ceremonia. Desde donde estoy puedo ver a mis padres y a mi hermana sentados con los demás padres. Yo solo quiero que esto termine, para poder irme con Ivanna. Ella es todo lo que necesito. 

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora