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Subo a la camioneta de mis padres. Sofi bosteza mientras le pongo el cinturón de seguridad.

— Les deseo una felicidad infinita. — Dice mamá con respecto a los novios.

Levanto las cejas ¿Existirá un buen final para mí sin que esté con ella? Quito esa idea de mi cabeza. Ya no me veo sin su presencia. 

— Yo también... imagínate que él estuvo un año entero para poder conquistarla.

Miro por la ventana pensando que yo incluso pude conquistar de manera distinta a Ivanna. Saco rápidamente esa idea de mi cabeza nuevamente. Ya no se puede volver el tiempo atrás y no puedo hacer nada para cambiar todo lo que hice. Al llegar a casa hago de cuenta de que me estoy muriendo de sueño. Mi madre me detiene antes de llegar a las escaleras.

— ¿Te divertiste? — Me pregunta.

Asiento sin importancia.

— Vamos... no te hagas el desentendido... admite que la pasaste mejor que los novios.

La miro y no quiero disimularlo. No con mi madre. Sonrío y luego miro al piso 

— Sólo somos amigos. — Le digo para tranquilizarla o para que parezca normal.

Espero que no piense lo mismo que papá. No quiero lastimar más a Ivanna. Mamá levanta las cejas sin dejar de sonreír. Es obvio que no piensa igual que papá. A ella le agrada la idea de que Ivanna y yo estemos juntos y eso me pone contento.

— Si... me lo imaginé. Pero bueno, sabes que tienes mi apoyo. Ahora ve a descansar, esa cabellera negra seguro te quitó todas tus energías.

Me río.

— No tanto. — Suelto mientras subo las escaleras.

Ivanna no me dejó cansado. Me dejó con ganas de mas. Cuando llego a mi cuarto cierro con llave, me cambio de ropa para estar cómodo y pego el oído a la puerta esperando que ya no se escuche nada. Pasan unos minutos y finalmente todo está en silencio. Por fin. Voy hasta mi clóset y saco el bolso que hice que le robaran a Ivanna.

Busco mi mochila y lo acomodo dentro. Sé que para esta hora de la noche no hay nadie pero tampoco quiero que me vean con el bolso de una mujer. Reviso las cosas para ver que no me falte nada. Esta su celular, que mande a arreglar su pantalla hace unos días, un perfume nuevo porque el de ella ya se estaba terminando y un estuche nuevo con maquillaje de todo tipo dentro. Recuerdo como tome su estuche de maquillaje y en un ataque de ira lo destroze contra la pared. Espero que no se enoje mucho.

Bajo por la enredadera que da a mi patio con facilidad y menos de 5 minutos ya estoy camino a su casa. Llego en menos de 15 minutos y me meto a su patio trasero. Saco mi celular y veo si Ivanna me desbloqueo de Facebook. De otra manera tendré que subir por su balcón. Sonrió cuando me encuentro con su perfil pero tengo ganas de gritar cuando recibo una solicitud de amistad de ella.

Contengo mi felicidad e intento controlarme, de otra manera me escucharán y todo se va a ir al caño. Acepto su solicitud de amistad y luego le mando un mensaje. Esta en línea, perfecto.

Hola amor mío, tengo una sorpresa para ti. Atte: Julián De Páez.

Responde rápido.

Hola ¿cuál? Atte: Ivanna Ramírez.

Respiro hondo antes de escribir. No se como reaccionará con esto.

Acuéstate y espérame ahí Atte: Julián De Páez.

Tarda en responder.

No puedes entrar a mi casa, está todo cerrado. Atte: Ivanna Ramírez.

No contesto. Subestimas mis habilidades nena. Saco las ganzuas de mi mochila, lentamente y con cuidado de no hacer ruido fuerzo la cerradura de la puerta trasera de la casa. La puerta sede y ya esta abierta. Por las dudas la trabaré desde dentro. Tampoco quiero dejar la puerta sin llave como si nada. Me suena otro mensaje de Facebook.

Podemos vernos el lunes en la escuela y hablar ahí. Atte: Ivanna Ramírez.

Oh no... no voy a esperar hasta el lunes. No puedo. Decido contestarle.

Sólo espérame ahí, después te lo explico. Atte: Julián De Páez.

Guardo mi celular, me pongo la capucha y entro lentamente hacia la casa. Cierro la puerta y para mi suerte no cruje. La cierro con llave de nuevo sólo por la seguridad de Ivanna y su familia. Subo lentamente las escaleras y de puntillas voy hasta la última habitación del pasillo. Respiro hondo antes de entrar y luego la abro.

Esta todo muy oscuro y mi vista no se acostumbra. Cierro la puerta detrás de mi y pongo el seguro... Por las dudas. Me quedo encerrado con mi chica y por fin mis nervios se tranquilizan. Puedo notar que está acostada en la cama con las cobijas tapándole la cabeza. Camino hacia la cama y me siento en la punta. Estoy a punto de tocarla cuando se destapa de golpe y se sienta con una pizca de miedo en sus ojos.

Yo me le quedo mirando desde la oscuridad que me da la capucha. Esta buenísima. Tiene puesta una camisa blanca que le cae por el hombro y nada más... Me saco la capucha de golpe para que vea que soy yo. Su mirada de suaviza y me sonríe.

— ¿Cómo entraste?

— ¿Te lo puedo explicar el lunes?

En realidad no quiero decirle como entré, prefiero saberlo sólo yo, de otra manera ella lo evitará. Pone los ojos en blanco.

— Esta bien, pero el lunes si falta. Dime ¿Para qué viniste?

Comienzo a ponerme nervioso.

— Te traje algo. — Le digo mostrando mi mochila con sus cosas dentro. — Todo es para tí.

Abre los ojos grandes, desconcertada. Los nervios me invaden de nuevo. Espero que no se enoje mucho cuando saque sus cosas y se de cuenta de lo que hice. Me pongo la capucha nuevamente por vergüenza, no quiero que vea mi rostro en el momento que se entere. Ella toma la mochila y la abre mirando lo que hay dentro. Cierro los ojos con fuerza, esperando su peor reacción... No sé ni como mierda le voy a pedir perdón... Y lo peor de todo, no se si aceptará mis disculpas.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora