(58)

15K 819 45
                                        

Con su cara apoyada en mi pecho me siento pleno. Entrelazamos nuestros dedos... tiene la mano fría pero no me interesa en lo más mínimo. Con la otra mano la acaricio... Le paso los dedos por la nuca, bajo por su columna y termino acariciándole el trasero. Creo que le gusta. Se lo hago una y otra vez.

No volvimos a hablar después de tener relaciones sexuales. No quiero decir nada porque no quiero arruinarlo. Me inquieta la curiosidad de saber que pasará con nosotros después. Como seguirá nuestra relación pero aunque me este muriendo... No voy a preguntar. Necesito que me lo diga ella. Levanta la cabeza de golpe y mira el reloj ¿Quiere que me vaya?

— Casi son las 6. — Me dice sin mirarme.

La angustia me invade ¿Por qué tan fría? No me hagas esto... No de nuevo por favor. Intento parecer calmado.

— Dentro de un rato me iré.

No me contesta nada. Siento frustración de nuevo. No se que siente... No se si tiene sueño o está cansada...o no le gustó... o tal vez sólo quería tener sexo. La idea me deprime. Me cuesta demasiado separarme de ella. A regañadientes me aparto de ella y me siento en la cama para poder vestirme lentamente.

Cuando finalmente no me queda otra cosa que hacer que irme, me levanto, y la miro. Esta entrelazada con las sábanas, parece tranquila y me devuelve la mirada. La ansiedad me está matando.

— Bueno... me voy. — Le aviso.

— Te acompaño.

Se levanta de la cama rápidamente, buscando su ropa y deja al descubierto su hermosa desnudez.

— No. No voy a arriesgarte, haremos mucho ruido.

Levanta la cejas despreocupadamente.

— Okey. — Me contesta aún parada frente a mí y encogiéndose de hombros.

¿Acaso no vas a decirme nada? Acabo de hacerte el amor, estoy alucinando y tú... ¿No sientes nada? Levanto mi mochila vacía, me la cuelgo en el hombro y luego me pongo la capucha para que no siga viendo mi rostro decepcionado.

— Bueno, nos vemos en la escuela el lunes. — Se despide de mí como si nada.

Junto las cejas y la miro perplejo, consciente de que no puede verme. Me quedo callado unos segundos.

— ¿Es todo lo que me dirás después de haber pasado la noche juntos? — Las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas.

— La verdad es que no sé que decir, lo siento.

Me acerco a ella y encadeno mis brazos a su cintura desnuda.

— Dime que serás mi novia y que estaremos juntos. — Le ruego.

Baja la mirada y no me contesta. Oh no... Esta dudando de estar conmigo. Reacciono rápidamente levantando su barbilla con un dedo.

— Es que no sé si confío en ti, primero me siento bien contigo pero luego me acuerdo de todo lo que hiciste conmigo y me enfado. — Me explica con voz nerviosa.

— Entiendo. — Le contesto con voz calmada y luego la beso en la frente.

Decido darle una explicación. Por fin fue sincera conmigo.

— No sé de que manera compensar todo lo que hice, admito que fue una mierda y hasta yo me sorprendí de como actué y no me justifico para nada, pero es que... estoy enamorado de tí, no se como... — Me paso ambas manos por la cara con nerviosismo.

Estoy comenzando a quebrarme. Esto es muy difícil. No encuentro las palabras para explicar la intensidad de las emociones que me invaden cada vez que la veo.

— Tranquilo. — Me dice Ivanna poniendo una mano sobre mi hombro.

— A veces pienso... — Continuo — Que cuando me rechazas, siento que tomas mi corazón, toda la cordura que queda en mí y te vas, te alejas. Entonces solo queda frialdad y odio dentro — Me pongo una mano en el pecho. — ... o tal vez te hago daño para ser parte de tu vida de alguna manera, aunque sea que pienses lo peor de mí, me conformo con seguir en tu mente.

Me siento mal por no ser capaz de frenar este infierno donde la tengo viviendo. No puedo parar. Lo siento tanto Ivanna. Esto nunca terminará a menos que estés conmigo para siempre. No aguanto más. Rompo a llorar. Ella me abraza y yo la aprisiono con mis brazos buscando alivio entre tanta angustia. Apoyo mi cara en su hombro.

— Dime por lo menos que lo intentáras. — Le pido.

Necesito escuchar que no se irá de mi lado.

— Sí, claro que si. Lo intentaremos. — Me contesta con voz suave.

El alivio es instantáneo. Por fin puedo respirar en paz. Pero algo lo arruina. Dos palabras... Esas dos palabras que la sentenciaron desde el primer momento que la ví. No planeaba decirlo pero lo hago y es la segunda vez está noche que se lo digo.

— Te amo Ivanna.

¿Cómo no hacerlo? Incluso sin conocerla, con el simple echo de admirarla, sentía que la amaba.

Se queda callada ¡¿Por qué no me contesta?! Me alejo para poder mirarla a la cara, me quito la capucha de un tirón brusco. Tiene cara de susto pero la ignoro. Me sorbo la nariz con la manga de mi buzo.

— ¿Tú me amas a mí? — Le apoyo ambas manos en el cuello.

— No me hagas esto. Cálmate ¿Quieres? — Me contesta mientras me acaricia las muñecas. 

— Dímelo... dímelo por favor. — Le suplico mientras busco su mirada.

Ella levanta la mirada y me mira a los ojos. Ojala no lo hubiera echo. Sus ojos me dicen que no me ama, que no me corresponde y que nunca lo va a hacer. Se me cae el alma a los pies y caigo arrodillado frente a ella mientras continuo llorando.

Esta parada desnuda, en frente de mí pero no me importa. Ivanna me agarra de los hombros e intenta levantarme del suelo.

— No pierdas el control Julián, levántate cariño, vamos, no me hagas esto. Piénsalo, estamos yendo demasiado rápido.

Al ver que no me levanto, se arrodilla conmigo. Me toma de la cara y me obliga a que la mire.

— ¿Qué tengo que hacer para que te levantes del suelo y actúes como una persona normal? — Su tono es duro.

Dejo de llorar de golpe ¿Tan rápido te cansaste de mí? Esto es lo que pasa cuando dejas ver tu verdadero ser. Lamentablemente, ya es tarde para fingir que tengo el control de la situación.

— Dime que me amas, aunque sea mentira... dímelo, necesito oírlo para calmar la desesperación que tengo — Le pido con desesperación.

No me importa que sea mentira... necesito escucharlo. Pero ella... no me ama. Me suelta y se para del suelo. La miro aun arrodillado y tomo con ambas manos una de sus manos. Si me suelta, moriré de tristeza. Pero ella aún asi, haciendo fuerza se zafa de mi agarre. Quedo sentado en el piso con la cabeza gacha. Ya ni siquiera estoy llorando. Solo me quedo ahi, a sus pies, con la mirada perdida, porqué es aquí a dónde siempre estaré... a sus pies, cansado de sufrir pero nunca de adorarla.

— Podemos salir e intentarlo... pero no te diré algo que no siento. Perdón.

Luego de decir esto, me da la espalda y la siento caminar hacia el baño, dejándome sólo. Me agarro la cabeza asimilando lo que acaba de pasar... No tengo dignidad ni vergüenza. Es el momento en el que sale de la habitación, dónde puedo sentir que estoy recuperando la compostura.

¿Acaso no se da cuenta del control que ejerce sobre mí?

Me levanto lentamente del piso y luego salgo de su habitación. Hago todo el silencio que puedo. Tengo el corazón roto... ¿Pero por qué? Si yo sabía que ella no sentía lo mismo que yo.

Salgo de su casa y me escabullo hacia la calle. Me pongo la capucha mientras observo el cielo que poco a poco se aclara . Logré lo que quería, ella ahora es mi novia. Pero ¿de qué me sirve?... Si no me ama... Si no siente lo mismo que yo.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora