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Intento ponerme el puto moño ridículo de esmoquin pero no logro hacer que quede como quiero. Me miro al espejo con los labios apretados.

— Parezco un maldito chiste. — Espeto arrancandome esa mierda del cuello.

Tiro el moño al piso del baño y lo piso repetidas veces. Luego me abro los primeros dos botones de la camisa blanca. Siento que este traje me está asfixiando ¿Por qué tengo que ir a la boda? ¡Me voy a morir del puto aburrimiento! Mi madre aparece en el umbral del baño y me mira divertida.

— ¿Por qué el moño está en el suelo? — Pregunta como si fuera algo normal.

— Odio esa cosa. — Contesto sin dejar de mirarme al espejo.

Se ríe.

— ¿Entonces ya estás listo bebé?

— No me digas bebe y si, ya estoy listo. — Contesto mientras me tiro el cabello mojado hacia atrás.

Odio cuando me habla asi, pero ella lo hace de todos modos. Este cabello está comenzando a crecer como antes. Tengo que ir a la peluquería.

— Te recomiendo que uses gel para ese pelo y si eres mi bebé.

Sale disparada hacia la escalera antes de que pueda decir algo. Lanzo un gruñido de molestia, mientras uso el gel de mi padre para tirar todo mi cabello hacia atrás.

                                ~•~

— ¡Creo que incluso llegaremos después de los novios! — Exclama mamá mientras papá intenta estacionar la camioneta afuera del salón de fiestas.

Ojalá hubiera venido solo en mi auto.

— ¡No es cierto mujer! — Le contesta papá — ¡No es tan tarde!

— ¡Si lo es! ¡Y tú como jefe deberías llegar primero!

Sonrío divertido y Sofía, a mi lado, lanza una risita.

Cuando por fin entramos al salón de fiestas, para suerte de mi padre aún los novios no llegaron. Mi padre entra con mi madre agarrada del brazo, mientras mi pequeña hermana los sigue a los saltos.

Yo entro detrás de mi hermana y me quedo parado, aburrido, mirando el lugar, mientras un mozo lleva a mi familia hacia su mesa. Una chica de maso menos mi edad pasa por mi lado. Lleva una falda rosa pálido que si estuviera unos centímetros más arriba dejaría su culo al descubierto. Me observa, coqueta y yo la sigo con la mirada cuando pasa por mi lado. Okey... que lindo culo.

Voy hacia la mesa en la que está sentada mi familia. Esto será realmente aburrido. Tengo que lograr que mis padres me dejen ir a casa.

— ¿Quiénes son los que se casan? — Pregunto a mi padre.

— La recepcionista y uno de mis vendedores. — Responde mientras toma whisky.

Levanto las cejas.

— ¿Los dos son empleados tuyos? — Pregunto perplejo.

Asiente. Okey, que novedad. Luego de un rato los novios entran. Mis padres se levantan mientras todos los invitados los reciben con aplausos y una canción empalagosa. Me quedo sentado mientras todos van a saludar. Estoy planeando que decirle a mis padres para poder irme cuando de repente unas piernas largas y pálidas con tacones bordó, roban mi atención. Siento cosquillas en el pecho ¿Pero que carajo fue eso?

Me levanto de la mesa y camino buscando esas piernas. Busco entre la multitud de invitados... hasta que la encuentro. Me quedo totalmente petrificado. El cabello negro le cae por la espalda y tiene pequeños rulos en las puntas. Se voltea y puedo verla de frente, lleva un vestido negro, ajustado, con escote mariposa y falda de encaje. Ivanna tiene los labios pintados de rojo y luce totalmente despreocupada mientras mira hacia los novios con una expresión en el rostro que no puedo adivinar.

No me había dado cuenta que estaba con la mandíbula tensada hasta que veo que se abraza con la novia. Camino hasta mi mesa y vuelvo a sentarme. Hago un esfuerzo por no agarrarme la cabeza ¡Ivanna está aquí! Tomo la copa de whisky de mi padre y me tomo de un trago. Necesito calmarme.... Dios, luce preciosa...

Cuando la gente se dispersa, la busco con la mirada con disimulo. La velada avanza y yo solo puedo babearme por ella mientras la miro de lejos. Esta sentada en una mesa con sus padres y su pequeño hermanito. La noche continua pasando... Palabras de la familia, souvenirs especiales que entregan los novios a sus allegados y luego el vals.

Los novios bailan en medio de la pista mientras de a poco, parejas se les van sumando. Yo miro a Ivanna y me gustaría ser lo suficientemente valiente para levantarme e invitarla a bailar pero seguramente no quiere ni verme. El mozo deja copas de whisky en la mesa y yo me las trago como si fuera agua sin quitarle la mirada de encima.

Mis padres se levantan a bailar el vals y mi hermanita está jugando con unas niñas que acaba de conocer. Yo continuo mirando a Ivanna que también está sola en su mesa... ni siquiera sabe que estoy aquí. De repente veo que un chico de maso menos nuestra edad se acerca a Ivanna. Mis manos se vuelven puños cuando él le tiende la mano y ella se sobresalta.

Le sonríe mientras acepta su mano. Aparto la mirada, no quiero ver como le sonríe a otro. Cierro los ojos con fuerza y aprieto los labios... Esto no me puede estar pasando. Vuelvo a mirar y veo que mientras bailan intercambian palabras y sonrisas. Agarro la copa de mi madre y me trago el whisky de un sorbo.

¡¿De qué carajo hablan?! Si pudiera leer labios... Intento controlarme... pero la furia se desata, cuando Ivanna baja la mirada, el chico levanta su barbilla con un dedo y ambos se quedan mirando, como a punto de besarse. Ivanna le sonríe.

No puedo mas ¡Estoy celoso con una mierda! Sin darme cuenta, estoy caminando hacia ellos, listo para matar a quien se atreva a besarla ¡Quítale las manos de encima maldito imbécil!

— Ey tú, muñeco de torta, quítale las manos de encima a mi chica. — Le ordeno con la peor voz que tengo, al idiota que está bailando con Ivanna.

Ambos voltean a mirarme y se me cae el alma a los pies cuando me doy cuenta que simplemente por verme, Ivanna se pone nerviosa y angustiada.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora