(26) Tercera parte.

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INICIO DE LA PRIMERA PARTE.

Sábado, 4 de agosto del 2015.

Estoy arreglando toda la ropa nueva en el placard. Mi teléfono celular suena, lo tomo. En la pantalla se aprecia un número terminado en 86. Largo un suspiro lleno de cansancio. Es Samanta. Corto y vuelvo a dejarlo donde está.

¿Por qué carajo Martín le avisó que volví? No la soporto. Cualquier mujer entendería si le dieran las señales que yo le doy. Se nota que le gusta que la humillen.

Sigo acomodando mis cosas. Mi madre agarró mi ropa vieja y dijo que solamente eran trapos así que tiró todo y dejo en mi cama varias bolsas con ropa y calzado nuevo. A decir verdad no me gustó lo que hizo. Hubiera preferido hacerlo yo. Pero... ¿Qué puedo decir? Mi habitación está impecable, como si nadie la hubiera habitado.

Mi celular vuelve a sonar ¡Esta tipa ya me tiene harto! Tomo el celular para contestarle y decirle que deje de molestarme pero freno en seco. Es Martín. Atiendo.

— Parásito. — Lo saludo.

El ríe.

— Ex mugre. — Me contesta.

¿Ex? Me causa demasiado gracia. Lanzo una carcajada.

— ¿Ahora que quieres? Ya te dije que recién el lunes podré ir a clases. Déjame disfrutar mi último fin de semana libre.

— Ponte lindo. Te llevaré a una fiesta. En casa de Mariana ¿Te acuerdas de la cara de rata?

Vuelvo a reírme.

— Si me acuerdo. Mira... la verdad gracias pero no tengo ganas.

Lanza un bufido de disgusto.

— Vamos, no te tuve en todos estos meses. Salgamos a divertirnos y a mirar algunos traseros.

Lo último que quiero es mirar chicas. Niego con la cabeza consciente de que no puede verme.

— Será para el próximo fin de semana. — Le digo.

— Okey... — Sede. — Pero me debes una salida. Lo sabes. Me aburro mucho sin tí.

— Yo también quiero salir. Pero deja que ponga mis ideas en orden...

Hablamos un rato mas y luego corto. Mientras continuo ordenando la ropa en mi placard sigo pensando en la fiesta. Mi yo de hace unos meses no lo habría pensado dos veces. Se me viene la idea a la cabeza de que Ivanna tal vez pueda ir a la fiesta. Recuerdo que Mariana y ella eran amigas.

Si... cabe la posibilidad pero me esfuerzo por retirar esa idea de mi cabeza. Debo ir despacio, para que nadie sospeche de mí.

                              ~•~

Lunes, 6 de agosto de 2015.

Me levanto más temprano de lo habitual. Ay que nervios. Bajo a desayunar. Me siento con mamá y Sofía. Antes de dejarme el café con Hot cakes en frente de mi, mamá me planta un beso en la cabeza.

— Buenos días mi cielo. — Me dice.

Yo me limpio la cabeza fingiendo cara sería.

— Te recuerdo que debes ir a la dirección a pedir los módulos.

Asiento. Debido a que falte tanto tiempo. Debo cumplir dos requisitos para poder aprobar el año. El primero será tener aprobando los siguientes exámenes de todas las materias y el segundo presentar a fin de año, dos módulos de matemáticas y literatura.

Salgo caminando hacia la escuela tranquilamente ya que es demasiado temprano. Cuando llego me pongo en el viejo árbol donde me quedaba siempre a esperar que suene la campana. Pero yo se perfectamente que no estoy esperando a que suene la campana.

La busco con la mirada. Se está acercando la hora en la que suena el timbre de entrada. Estoy nervioso ¿Dónde carajo está? Me rasco la cabeza, impaciente. Luego de un rato, el timbre de entrada suena e Ivanna no apareció.

Se me tensa la mandíbula ¿Y si se cambio de escuela? No sería capaz... Martín dijo que ella seguía llendo a la escuela. Esto no puede ser. Tengo que entrar a la escuela, pero no puedo sin antes saber que pasó con ella. Comienzo a caminar. Elimino todo tipo de pensamientos y sigo caminando. No puedo continuar ni un segundo más sin antes saber que mierda pasa con Ivanna. Me estoy dirigiendo a su casa incluso antes de darme cuenta para donde estaba caminando.

— Solo quiero saber como está. No es de loco querés saber como esta alguien. — Me digo en voz baja.

Camino frenéticamente. Ya no tengo tiempo para ir a la escuela. Mi celular suena y me da una puntada de pánico en el pecho. Es un mensaje de Martín. Largo un suspiro de alivio.

¿Por qué no viniste? Atte: Socio

Mierda ¿Ahora que carajos le digo? Si le cuento que falte a la escuela por ir a ver a Ivanna se va a enojar muchísimo conmigo.

Tengo que tratar de organizar mi vida en este momento, iré a buscar hoy los módulos y mañana iré. Atte: Julián

No tengo que esperar mucho para su respuesta.

Ok Atte: Socio

Mierda, odio mentirle a mi mejor amigo. Se supone que nunca nos ocultamos nada pero el tema de Ivanna es algo en lo que nunca estará de acuerdo conmigo.

Llego a casa de Ivanna. El corazón me late fuerte. De pronto veo que la puerta se abre y yo me escondo rápidamente detrás de un árbol. No es ella. Es su madre con su hermanito en brazos. Se sube al auto y se alejan de la casa. Si Ivanna esta dentro de esas paredes, se encuentra totalmente sola. Me cruzo de calle y quedo parado en frente de la casa. No sé en que momento camino hasta la puerta del patio trasero. La fuerzo y la cierro detrás de mí. Como hice la última vez que estuve aquí subo al árbol y me cuelo en su balcón.

Ahora que estoy en mejor forma no me cuesta tanto subir. Me quedo totalmente perplejo al encontrar rejas. Ahora si que no podré entrar. Se ve que mi última visita alarmó a todos. Miro por entre medio de las rejas, consiente de que puede llegar a descubrirme y estamos a plena luz del día. El cuarto está tal cual lo recuerdo. Pero eso no es lo importante, si no lo que estoy viendo en la cama.

Acostada, tapada hasta los hombros, el pelo le cae a un lado por la cama y su pálido pero encantador rostro se encuentra relajado, sumido en un mar de sueños.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora