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El despertador suena y me siento en la cama, cansado. Me levanto lentamente y arrastro los pies hasta el baño. Me miro al espejo y encuentro un rubio pálido y con ojeras. Dios... Me veo terrible.

Me doy una corta ducha y luego voy a vestirme. Busco la mejor ropa que tengo. Jean negro, camiseta blanca y una camisa de invierno a cuadros negros. Me arreglo el cabello alborotado que ya está comenzando a crecer y me pongo perfume. Creo que ya estoy listo. Me voy media hora antes cosa que le llama atención a mi mamá.

— Todavía falta para que abra la escuela hijo....¿Ya desayunaste? —Me dice mamá mientras comienza a preparar el desayuno para mi hermana.

Asiento.

— Es que quede de juntarme con los chicos. Nos vemos mamá.

La beso en el cachete y ella me mira algo confundida. Quiere seguir haciéndome preguntas pero yo no se lo permito. Subo al auto y conduzco hasta el trabajo de la madre de Ivanna. No fue fácil averiguar donde trabajaba pero por suerte a pesar de que Ivanna me tiene bloqueado en todas las redes sociales que tengo, pude encontrar el Facebook de su madre y descubrir que trabaja en una florería en el centro de la cuidad. En su perfil, tenía unas cuantas fotos rodeada de flores y otras con su familia. Me guarde una en la que está con su hija, para luego cortar a su madre y pegar la foto de Ivanna en la pared de mi placard.

Manejo hasta la florería Las Camelias y descubro que aún está cerrado. Perfecto. Me bajo de mi auto y me acerco al lugar. El vidrio me deja ver todas las flores dentro aunque estén las luces apagadas.

Miro para todos lados y por suerte la cuadra esta vacía. Luego miro al suelo y no tardo en encontrar una piedra. Esto servirá para cuando la madre de Ivanna llegue a su trabajo, luego no busque a su hija y yo pueda hablar tranquilamente con ella.

Tomo impulso y lanzo la piedra hacia el vidrio lo más fuerte que puedo. El vidrio se rompe y suena la alarma. Salgo disparado hacia mi auto. Manejo a toda velocidad hasta que se que estoy lo suficiente lejos y que la policía no me descubrió.

Estaciono mi auto cerca de la escuela, y voy caminando hacia la entrada de manera normal, como si nada hubiera pasado. Me encuentro con mis amigos, estoy un poco nervioso pero estoy seguro que nadie me vió y no me van a descubrir. Martín se acerca a mí y me saluda.

— Mierda. Hoy hace frío. El invierno será duro. — Comenta.

Si... muy duro. Asiento.

— ¿Por qué tan callado?

— Dormí pésimo... —Por lo menos eso es cierto.

Se queda callado un segundo. No podemos evitar el tema de conversación por mucho tiempo.

— Dime que cambiaste de opinión. — Me suelta de golpe.

Largo un suspiro. Niego con la cabeza mientras siento que toca el timbre de entrada.

— Estoy incluso peor que ayer. — Le confieso.

Entro al salón y lo primero que hago es buscar a Ivanna con la mirada. La encuentro, pero no me gusta lo que veo. Alex está sentada a su lado, la fulmino con la mirada y ambas me están mirando con cara de susto ¿No era que íbamos a sentarnos juntos? No me prometió nada pero debería cumplir con lo que dice. Maldita mentirosa.

Martín entra detrás de mí también con cara sería. Él me agarra del brazo e intenta llevarme hasta nuestro lugar al ver lo que sucede. De un tirón me libero y camino hacia ellas. No me van a humillar ¿Quién se creen que son?

Cuando estoy en frente de ellas, le clavo la mirada a Alex.

— Vete, este es mi lugar. — Le ordeno.

Ivanna se ruboriza y mira a su amiga con cara de susto. Alexa me devuelve una mirada enojada y tensa la mandíbula.

— ¿Crees que no sé lo que estás haciendo con Ivanna? — Me suelta, enojada.

Abro los ojos perplejo. Realmente no esperaba eso ¡Le contó a ella! ¡No puedo creerlo! Desvío la mirada hacia Ivanna.

— ¿Le contaste sobre nosotros? — Le pregunto con dureza.

Abre la boca pero su amiga la interrumpe.

— No, ella no fue. Fue mi novio, Bruno. Que es el mejor amigo de Ivanna. Te lo advierto. No te tengo miedo. Así que vete a sentarte en TU puto lugar y ¡Déjala en paz!

Aprieto los puños. Las ganas de matarla a golpes son insoportables. Defiende a su amiga con uñas y dientes sin saber que puedo destruirla incluso peor que a Ivanna ¿Y acaso creen que me voy a tragar el cuento de que ese tal Bruno es novio de Alexa? ¡Puras mentiras! Me acerco al rostro de Alex para que le quede bien claro lo que voy a decirle. Ella me devuelve la mirada y se esfuerza por no moverse.

— No podrás protegerla siempre. Ni tú, ni nadie. — Le contesto con voz firme y dura.

Es la pura verdad. Nadie podrá protegerla de mí de ahora en adelante. No dejaré que nadie se vuelva a interponer entre nosotros. Les doy la espalda y me voy caminando hacia el banco que está sentado Martín que me mira con expresión sería. Cuando me siento a su lado está por comenzar la clase.

De reojo puedo ver a Ivanna rodeada por los brazos de Alex. Se me cruza por la cabeza que me gustaría ser yo el que la está rodeando con los brazos, pero quito esa idea de mi cabeza rápidamente. Tengo que ser frío si quiero hacer esto.

— Espero que esto no termine en desgracia. — Me dice Martín apartando la mirada e intentando sonar tranquilo.

— Todo depende de ella. — Contesto sin pensarlo.

Pero la verdad es que yo también espero que toda esta situación no termine en una desgracia.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora