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Tengo que esperar varios minutos. Preparo los regalos que le traje y espero poder arreglar las cosas para poder dárselo. Deje la torta en su heladera y el estuche con el dije lo escondí en el baño dentro de mi mochila por las dudas de que esto salga mal. Estoy casi al borde de un ataque de ansiedad.

Me retuerzo las manos mientras camino de un lado a otro ¡¿Cuándo vendrá?! ¡¿Por que tarda tanto?!  De repente siento que golpean la puerta. Me sobresalto, trago grueso y luego voy tranquilamente a ver quien es. Cuando abro la puerta ahí está ella. Nos miramos neutros. Me hago a un lado para dejarla pasar. Ella entra sin decirme nada. Yo cierro rápidamente la puerta con llave para que no pueda salir hasta que lo solucionemos. No me importa si quiere que me vaya, tiene que escucharme. Me volteo y la miro. Ella aun sigue de espalda a mí.

— Mira, si vienes a echarme, déjame decirte que no me iré — Le suelto decidido.

Ella se voltea aún sin ninguna expresión en su rostro. Estamos como a un metro de distancia y las ganas de abrazarla son insoportables pero me contengo porque sé que no es buen momento. Me pone triste que aún no pude desearle ni feliz cumpleaños como tiene que ser. Yo tenía planeado que este día sea hermoso para ella.

— Por primera vez asumo que me equivoqué y lo arreglé, déjame quedar... — Comienzo a explicarle pero no me deja terminar.

Corre hacia mí y por una centésima de segundo pienso que viene a golpearme pero me sorprendo totalmente cuando de un salto, sus piernas están rodeando mi cintura, sus brazos mi cuello y su boca tomando la mía. Me toma totalmente por sorpresa pero rápidamente la abrazo, dejo caer toda mi preocupación y desesperación en ese abrazo.

La beso con fuerza y la estrecho contra mi cuerpo. Luego de un rato siento que sus piernas se aflojan pero no quiero que se aparte de mí. La agarro del culo con ambas manos y la llevo hasta el placard para que quede apoyada ahí. Con mis manos libres comienzo a acariciarla por todos lados mientras ella me apoya sus manos en mi rostro y abraza mi cadera con las piernas abiertas. Es tan deliciosa y se siente tan bien que siento que es la primera vez que la toco y la siento.

Pienso en frenar para poder hablar de nosotros y resolver lo que pasó hoy, pero no puedo hacerlo... No puedo frenar lo que siempre he querido desde la conozco. No puedo rechazarla ni interrumpir un beso nuestro. Me resulta imposible. Si lo hiciera me arrepentiría al instante. Antes de poder darme cuenta estoy subiendo mis manos por la piel suave de sus piernas, incluso mis manos llegan hasta debajo de su vestido.

— Espera... — Me dice mientras me empuja suavemente.

No opongo resistencia. Seguramente ella también quiere hablar conmigo. No importa... puedo esperar. Y mas ahora que estoy mucho más tranquilo que ella no está más molesta conmigo. Me mira y observo que tiene el labial corrido. Se ve sensual. 

— Yo... quería agradecerte por traer a Bruno a mi cumpleaños y pedirte perdón por haberte tratado tan mal esta tarde. — Me dice con voz suave.

Abro los ojos como platos sorprendido ¿Me está pidiendo disculpas? Me quedo callado unos segundos. Estoy perplejo. Pensé que era yo el que tenía que pedir perdón.

— ¿En serio? — Pregunto casi en un susurro.

Asiente. 

— Oh nena... — La abrazo fuerte y ella me rodea con sus cálidos brazos. Siento que no quiero estar en otro lugar. Ella es mi lugar en el mundo. — Me acabas de sacar el peso del mundo de la espalda con lo que me acabas de decir.

Cuando me alejo de ella, le regalo una sonrisa de oreja a oreja, la beso castamente en los labios y luego voy corriendo al baño, a buscar su regalo. Salgo con mi mochila en la mano. En donde escondí su regalo. No puedo borrar la sonrisa de mi rostro. Abro la mochila y saco el paquete que traje su cadenita con el dije que hice grabar para ella. Dejo la mochila en el piso y se lo doy tímidamente.

— No tenías que molestarte...Ya me habías regalado el conjunto de ropa interior. — Me dice con una sonrisa radiante.

— Ese era un regalo para mi más bien — Le contesto divertido.

Ella rompe a reír mientras sus mejillas se tiñen de rosa. Amo su sonrísa.

— Me encanta cuando te ríes.

— Y a mi me encanta cuando tú te ríes, tienes una linda sonrisa. — Me contesta casi de inmediato.

Casi nunca me dice cosas así. Siento el calor subir a mi rostro. Miro el regalo en mis manos mientras le regalo una leve sonrisa. Nunca es cariñosa conmigo... Pero supongo que tengo que entenderla. Saco las ideas malas de mi mente e intento recobrar la compostura y le doy su regalo.

— Feliz cumpleaños, mi amor.

— No tenías que regalarme nada ...— Insiste con aire avergonzado.

¿Por qué está tan avergonzada? ¿Por lo de hoy? Espero que no sea por eso cuando fui yo el que tenía que pedirle perdon.

— Claro que si tenia, soy tu novio, en realidad este no es el único regalo,esto y una torta que me costo muchísimo hacer, te la dejé en la heladera.

Su sonrisa se ensancha aún más y cada vez que la veo así de feliz a mi lado, mi alma se llena de alegría. Si ella supiera que lo único que me hace falta es su sonrisa, no tendríamos tantos problemas.

— ¿En serio? No puedo esperar probarla entonces. — Me contesta.

Vuelvo a sonreír, satisfecho ¿Por mi felicidad depende tanto de esta mujer? Es incluso aterrador para mí mismo.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora