La miro mientras se arregla el cabello en el baño. No puedo dejar de mirarla. Estoy terminando de abrocharme la camisa. Me siento relajado y en paz.
— ¿Estas lista nena? — Pregunto mientras observo como se toca el dije que le cuelga de su hermoso cuello.
— Si. — Contesta sin mirarme
Apaga la luz y sale del baño mientras su mirada se posa en mí. Sigo arreglándome la camisa cuando levanto la cabeza y mi flequillo rubio cae por mi frente.
— Este cabello necesita un corte... — Me dice mientras agarra mi flequillo con una mano.
— Hum... creo que si, pero no estoy acostumbrado al peluquero, por ciertas razones. — Le contesto haciéndome el cabello hacia atrás.
— ¿Por qué no? — Pregunta con interés.
Lo miro incómodo. Oh no... no vayas por ahi nena...
— Estuve casi 3 años sin ir ¿Bajamos? — Pregunto intentando que la conversación terminé ahi.
Entorna los ojos y se queda callada un momento.
— No quiero bajar aun ... quiero que conversemos y me aclares algunas dudas. — Me dice al fin mientras se sienta en un su cama, donde momentos antes la tenia entre mis brazos.
Mierda. No quiero hablar de esto. Me paro en un pie y luego en el otro ¿Como hago para salir de esto?
— Em... ¿No tienes que ir a vigilar abajo? — Pregunto de golpe.
Se para y camina hacia su celular. Teclea algo unos minutos y luego lo deja en donde estaba.
— Listo. — Me dice. — Asunto arreglado, ven siéntate conmigo.
— Me siento intimidado — Confieso mientras me siento a su lado y sonrío nervioso.
Puedo sentir su mirada encima de mi pero con estos asuntos no puedo ni siquiera mirarla. Me armo de valor.
— ¿Que dudas tienes? — Pregunto esperando que esto no sea difícil.
Se ríe. Amo su risa.
— Ninguna de otro mundo. Solo me llama la atención, que te dejas estar mucho el pelo. Me gustaba ese corte que trajiste la primera vez, con cresta. ¿Te gusta largo no?
Niego con la cabeza.
— Es que yo antes me lo dejaba largo porque sabia que así, se ensuciaba con facilidad. — Me sincero.
Veo de reojo que se le borra la sonrisa.
— No es que ahora me lo deje largo por eso, claro que no, es que me acostumbré y ahora no me doy cuenta cuando ya lo tengo muy crecido... pero mañana mismo me lo cortaré. — La miro tímidamente.
Se queda callada un momento.
— ¿Por que querías que se te ensucie?
Sabía que preguntaría eso. Vuelvo a apartar la mirada. No sé si quiero que ella sepa todo eso.
— Perdón, corrijo ¿Por que estabas totalmente sucio? — Pregunta nuevamente.
Suspiro nervioso, sin mirarla.
— La verdad es que me daba mucha vergüenza que me veas así. Nunca me intereso mi apariencia o mi aroma hasta que te ví. Es mas, me avergüenza con tan solo acordarme. — Le confieso.
Esta situación es muy molesta. Me dejo caer en la cama y con un brazo me tapo los ojos. Mierda. Siento como se acuesta a mi lado y me corre el brazo suavemente.
— ¿Quieres contarme por que andabas con esa pinta? y además ¿Por que media escuela te tenia miedo?
— La verdad es que prefiero no hablar de eso. Pero algo me dice que no te detendras hasta que te cuente todo. Asi que ¿Por que alargar mas la tortura? — Siento angustia en el pecho.
Asiente y se acomoda encima de mi dispuesta a escucharme.
— Bueno como ya sabes, mi padre es dueño de una pequeña cadena de compañías de bienes raices juntos con dos socios que cada dia crece mas y mas. Desde pequeño nunca me falto nada, lo que quería lo tenia, nos íbamos de vacaciones todos los años y siempre tenia el estómago lleno por demás... si sabes a lo que me refiero. — Le lanzo una mirada para ver si la expresion en su rostro me dice algo — Todo cambio cuando entre a la secundaria, al principio no lo noté porque estaba Martin a mi lado. Él es mi mejor amigo desde los 9 años, es el sobrino de uno de los socios de mi padre y sin importarle nada siempre se quedó a mi lado y apoyó mis locuras, pero decidí ser asi porque la gente se me acercaba por interés. — Listo, ya lo dije.
Me costó entenderlo en su momento pero luego se volvió demasiado obvio que mucha gente quería aprovecharse de mí por ser el hijo del presidente de la empresa. Ella continua callada. Eso me pone nervioso. No se que piensa.
— Al principio pensé que eran ideas mías. Pensé "No seas idiota ¿por qué chicos de 14 años se me acercarian por interes? Quieren ser tus amigos" Pero me choque contra la pared... — Continuo pero a esta parte el nudo en la garganta es insoportable.
Me quedo callado y miro al techo. De pronto siento como ella apoya su cabeza en mi hombro y me abraza por la cadera. Su cariño me reconforta. La beso en el pelo repetidas veces.
— No sé si quiero que escuches esto. No es justo para tí. — Le susurro.
— Yo quiero saber... — Me contesta en tono seguro.
Suspiro.
— Conocí a una chica y a su hermano... — Me quedo callado.
Hace mucho que no hablo de esto. Desde que estuve encerrado en el manicomio.
— Fue a principios de 4to año. Yo para ese entonces ya habia adoptado una pose de chico rudo. Me hice mi grupo de amigos, apartaba a los chicos y chicas que querian conocerme solo porque tenia una casa lujosa o un padre que podia darle un buen puesto de trabajos a los suyos. Cuando la conocí a ella, parecia buena persona y su hermano también. No tarde en hacerme amigo de los dos... Con el tiempo... La chica y yo comenzamos a salir.
Se tensa. Bajo la mirada nervioso.
— ¿La querias? — Pregunta con un hilo de voz.
Me incorporo encima de ella para que podamos mirarnos a los ojos.
— No. ¡Claro que no! De ninguna manera. Ni siquiera me llamaba tanto la atención. Solo te quiero a tí, eres el amor de mi vida. — Le doy besos por todo el rostro.
Pero por ahora no quiere mis besos. Me frena y me pide que le siga contando.
— Para ser breve, lo que pasó fue que el romance no duro mas de dos meses. Yo la lleve a mi casa en repetidas ocasiones con su hermano también, hacian preguntas sobre los gastos de mi familia y el trabajo de mi padre. Yo lo ignoraba. Sinceramente su amistad me hacia feliz, hasta que un dia a la salida de la escuela los vi irse con un hombre a un costado de la escuela. Los segui. El tipo era su padre... los escuche hablar... hablaban de mí... estaba desempleado y les estaba pidiendo que "pronto" sacaran el tema de el trabajo. Resultó que también eran interésados. Y me dolió la traición....
Me quedo callado y la angustia es insoportable. Incluso recuerdo que lloré pensando que tal vez alguien podría interesarse en mí. Todo fue un truco. La furia aparece. Ivanna se sienta en la cama y me mira preocupada.
— Cariño... tranquilo. — Intenta consolarme
— ¡¡¡Malditos sean!!!

ESTÁS LEYENDO
No sin ella. [1] (BILOGIA)
RomanceJulián es un joven de 18 años, problemático, con problemas de ira e higiene debido a traumas de la infancia. En su último año de secundaria se encuentra totalmente perdido y sin dirección debido a drogas y alcohol. Todo lo que tiene es el sustento d...