(82)

9K 583 49
                                        

Para cuando la ceremonia termina, yo quiero desnudarme. Estoy muy acalorado y mis amigos también. Pero me parece que lo mío, son nervios. Acuerdo encontrarme con Martín luego de que hable con Ivanna. Me encuentro con mi familia. Mi madre me abraza fuerte.

— ¡Estoy tan feliz por tí! ¡Y pensar que fue ayer cuando te lleve a tu primer dia! — Exclama mientras se le quiebra la voz.

Oh dios... vamos mamá. Mi padre la agarra por los hombros y luego me felicita, con mi hermanita agarrada de su mano. Hago todo lo que puedo para que se vayan lo mas rápido posible.

— Acuérdate por favor de no llegar tarde a casa. — Me advierte papá.

Me cuesta prestar atención, estoy muy nervioso. La gente por suerte ya se esta dispersando. Cuando por fin logro que mi familia se vaya, camino rápidamente hacia mi auto. Me quito el saco de vestir y saco la camisa hacia afuera para luego desprenderme los primeros tres botones. Asi estoy mas cómodo. Dejo el saco de vestir en el auto y agarro la caja con el anillo.

Antes de guardarmelo en el bolsillo, abro la pequeña caja de terciopelo y miro el anillo fugazmente. Sonrío al imaginarmelo en su mano. Pero hasta que no me diga que si, no puedo festejar. Me apoyo en el baúl de mi auto y simplemente la espero.

Hace casi 10 minutos que estoy aquí parado. El sol me da en el rostro y me hace enojar ¿Donde está? Ella dijo que iba a venir. La ceremonia termino hace casi 20 minutos.

Por alguna razón levanto la cabeza del suelo y cuando miro hacia un costado, la veo caminando hacia mí. Luce brillante y sus ojos resplandecen. Ahogo un grito. Me esta mirando detenidamente. Me incorporo y sin pensarlo plancho mi camisa con ambas manos. 

— Hola de nuevo Julián. — Me saluda.

¿Le tiembla la voz? Seguramente está un poco nerviosa...

— Hola, preciosa — Le sonrío.

Siempre me hace feliz verla. 

— Mira, si me vas a pedir volver...

Niego con la cabeza. Dejame hablar por amor de dios.

— No. — La interrumpo — Dejame hablar a mí.

Ella se queda callada y solo me mira, expectante ¿Por qué nunca puedo descifrar lo que esta pensando?

— Desde la primera vez que te vi, pensé y sigo pensando que eres lo mas hermoso que podían ver mis ojos y me enamoré perdidamente de tí, no tengo ojos ni cabeza para nadie más. Cambié, cuando creí que nadie podría hacerme cambiar y mucho menos una mujer, lo hice, por tí... Aún así maneje muy mal mi situación con respecto a tí y te hice sufrir. Y por eso te pido... que me perdones. — Me pongo la mano en el pecho y puedo sentir los latidos acelerados de mi corazón.

Ella me sonríe con cariño y asiente mientras levanta los brazos para poder abrazarme. Da un paso hacia mi y yo me alejo inmediatamente. Por mas que me encanten sus abrazos, necesito terminar de hablar.

— Por eso mismo. — Continuo — Yo no estoy dispuesto a perderte.

Levanta las cejas, sorprendida. No esperaba eso. Digo lo primero que se me viene a la mente, porque ni siquiera repasé lo que le iba a decir.

— Si no puedo evitar que te vayas para poder quedarnos juntos, entonces... llévame contigo. Para vivir, morir y hacer todo conmigo. Jamás te voy a dejar, voy a estar contigo incluso cuando tú no me quieras cerca. Perdóname pero no puedo, me niego rotundamente a vivir sin tí.

Junto fuerzas, clavo una rodilla en el suelo, saco la caja de terciopelo roja de mi bolsillo y la abro, dejando al descubierto el anillo de compromiso. Se le cae la mandíbula y abre los ojos como platos. Siento que se me va a salir el corazon...

— Ivanna, mi único amor ¿Quieres casarte conmigo?

Se tapa la boca con ambas manos y veo que le tiemblan los brazos. Vamos... dime que si... por favor.

Pasan los segundos y yo siento como si fueran horas. Mierda. Me pongo de pie para no seguir arrodillado como un imbécil. Tengo literalmente, el corazon en la boca y siento que mis extremidades tiemblan como gelatina. Ella baja la mirada y se tapa la cara con ambas manos. No quiere mirarme... no por favor. Me acerco a ella, suavemente le quito las manos de su rostro y luego acariciando su cara, levanto su barbilla. Por favor... mi amor... por favor. Quiero darte mi vida.

— Sólo necesito una palabra. — Mi voz es temblorosa pero a esta altura, no me importa.

Ella levanta la mirada y entonces sé la respuesta antes de que me conteste. Se me cae el alma a los pies. No quiere estar conmigo.

— No. — Contesta.

¡No, Dios! Dejo caer mis manos, decepcionado, dolido y con el corazón despedazado. Creo que algo acaba de morir en mi. Estoy muerto en vida y mi alma quiere dejar de existir.

— Lo lamento Julián. — Se disculpa mientras vuelve a bajar la mirada

¡Ni siquiera puede mirarme! ¡Lo único que puedo sentir en ella es lastima hacia mi persona!

No se en que momento comencé... pero estoy llorando. Se me nubla la vista y me siento perdido... no la veré nunca mas... ella se irá y me dejara. No quiero, no quiero... no, por favor.

No puedo estar ni un segundo mas parado a su lado. Solo estoy humillandome mas. Salgo corriendo de golpe hacía mi auto, me siento detrás del volante y con manos temblorosas intento salir de aquí. Ella se aleja para que pueda sacar el auto. De milagro, no choco a otro auto o me estrello contra algún poste.

Me voy a toda velocidad. Le digo a mi cerebro que no se le ocurra mirar por el espejo retrovisor y que se concentre en no matarme por la calle... pero lamentablemente lo hago. Está mirando como mi auto se aleja y puedo notar a sus amigas caminando hacia ella.

Rompo a llorar. Totalmente destruido. Ya no puedo sentir nada mas que solo miseria y un dolor profundo. Esta era mi ultima oportunidad y ella me rechazó. Ahora solo puedo morir.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora