(30)

16.2K 1K 129
                                        

Vuelvo al curso con el maldito libro colgando de una mano. Esto será un desastre. Me siento a su lado, siento que me tiemblan las piernas, abro el libro y comienzo a buscar las respuestas de las preguntas.

— ¿Puedes poner el libro en el medio así podamos leerlo los dos? — Me pregunta de golpe con voz molesta.

Lanzo un bufido esperando que lo escuche y empujo el libro hacia el medio de la mesa para que pueda leerlo. Veo de reojo que me lanza una mirada y frunce ligeramente el ceño. No puedo leer con ella tan cerca de mi. Leo una oración e inmediatamente olvido lo que acabo de leer. Siento su respiración en mi oído y eso me perturba. Ella sin embargo está como si nada. Leé el libro y encuentra dos respuestas de las primeras preguntas como si nada. Yo, en silencio, copio las respuestas.

— Creo que lo justo sería que tu hagas las próximas dos. — Me dice de golpe.

La miro perplejo, luego miro el libro ¡Si tu no estuvieras a mi lado podría hacer todo esto sin problema! Puedo incluso sentir su perfume a rosas.

— Es que no sé hacerlo. — Miento mientras me rasco la cabeza. — La verdad es que no entiendo nada de esto, Biología es una de las que más me cuesta...

Aparto la mirada intentando concentrarme y buscar las respuestas.

— Es fácil, te enseño... quiero decir ¿Quieres que te enseñe? — Tartamudea.

Vuelvo a clavarle la mirada, que me mira un poco avergonzada. Cosita bonita, me voy a morir de la ternura. Reprimo una sonrisa.

— Claro, seguro enseñas mejor que Martín. — Le contesto con una media sonrisa.

Lanza una risita y tengo ganas de besarle esas mejillas. Comienza a explicarme cada tema que me perdí en el tiempo que no estuve y contesta cada pregunta que le hago. Hace que sea todo más fácil. Es perfecta. Recuerdo cuando Martín intentó enseñarme la semana pasada y no entendía nada. Si hiciera todo con ella me iría mucho mejor en los deberes e incluso podría pasar tiempo con ella.

— ¿Entendiste? — Pregunta cuando termina.

— Si, gracias. — Le contesto con una sincera sonrisa.

¡Se ruboriza! Reprimo abrir los ojos como platos.

— Estas ruborizada. — Las palabras salen de mí antes de que pueda detenerlas.

Aparta la mirada de golpe. Oh... No quise avergonzarla.

— Si, es que... hace calor hoy ¿no? — Me contesta dejando caer su hermoso pelo para cubrir esas mejillas sonrosadas.

No... No hace calor. Estoy buscando algo para arreglar la situación por ese cabello no me deja.

— Tienes un cabello muy largo, me gusta, es lindo.

¿Eso lo dije o lo pensé? Las ganas me superan y le toco un mechón fugazmente. Todo lo que había construido con ella en este poco tiempo juntos, se desvanece, se destruye cuando se aparta de mi toque, de golpe... No quiere que la toque. No quiere saber nada de mi. Me mira con miedo y yo me pongo serio.

— Mejor seguir con la tarea. — Digo con una voz apagada.

— Estoy de acuerdo. — Contesta.

Intento dejar el tema de lado e intentar algo nuevo con ella. Actúo como si nada hubiera pasado, aunque me este muriendo por dentro. Mi corazón se alivia cada ves que la hago reír. Amo su risa... mierda adoro todo de ella.

Cuando llegamos a la última pregunta, necesitamos hacer un mapa conceptual sobre todo el capítulo que vimos. Será bastante fácil.

— La profesora estuvo gentil en esta pregunta. — Balbucea con sarcasmo.

— Seguro le dieron anoche. — Contesto para que sólo ella pueda escucharme.

Ella rompe a reír. Su risa es contagiosa.

— Cállate, nos va a escuchar. — Me reprime sin dejar de reír.

— De acuerdo, Ramírez.

— No me llames por mi apellido.

Uy, se enojó la nena. Tengo ganas de abrazarla.

— Okey, Ramírez.

— Eres un tonto ¿Lo sab...?

— ¡Ustedes dos!...¡Silencio o los separo! — Nos grita la profesora de mierda.

La fulmino con la mirada. Si pudiera la patearia.

— Basta, vamos a terminar con esto. — Me calma Ivanna en un susurro.

La miro y se me suaviza la mirada. Asiento y le hago caso. Tarda 10 minutos en armar un borrador. Cuando está a punto de pasarlo en limpio, la detengo. Le digo que puedo hacerlo yo, ya que ella hizo sola el borrador.

No tenemos regla así que hago todas las flechas a pulso. Es difícil porque no quiero que quede desprolijo. Mi mano tiembla, mierda.

— ¿Necesitas ayuda? — Pregunta.

— No, no, yo puedo sólo. — Le contesto intentando mantener la puta linea recta cosa que no está funcionando.

De repente posa su mano sobre la mía y me quedo totalmente petrificado. Guia mi mano ahora inmóvil y hace una línea recta. Su piel es como ácido arriba de la mía, casi muero por querer tocarla y ahora ¿Ella me toca como si nada? Es lo más injusto del mundo. Me siento usado. Cuando por fin me suelta sigo inmóvil.

— Listo. — Dice con una sonrisa en el rostro.

La miro y la sonrisa se le borra. Me siento lastimado. La miro fijo, esperando cualquier respuesta de ella. Ella aparta la mirada asustada y mira hacia el suelo. ¡Pídeme disculpas por lo menos! ¿Tienes una idea de todo lo que me hiciste pasar? ¡¿Tan difícil era salir conmigo?! ¿Y ahora llegas y sin permiso me tocas? Recuerdo el escándalo que hizo la última ves que intente tocarla y mi ira comienza a aparecer.

El timbre del recreo suena y yo continuo mirándola. Se ve que es una cobarde. No quiere enfrentarme. Me levanto de golpe, dejándola así...la miro por última vez y con todo el dolor del mundo me voy de su lado y salgo del curso.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora