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Tomo mi mochila del suelo y camino hacia donde está mi lugar y paso por su lado. Siento un escalofrío desde la punta de pelo hasta la punta de los pies, pero me digo a mi mismo que puedo soportarlo. Puedo soportar todo esto. Cuando me siento me saludo con mis amigos con ganas. Pero aún así, estoy distraído.

Samanta, aunque estuve todo el fin de semana ignorandola, se levanta de su banco y viene rápidamente a abrazarme. Se me tensa todo el cuerpo cuando me besa en el cachete ¡Quítame las manos de encima!

Fuerzo una sonrisa y no le devuelvo las caricias que me da. Si pudiera la empujaría tan fuerte que se caería de culo al piso.

— Me alegra tanto que hayas vuelto. — Me dice aun agarrada de mi cuello.

No le contesto nada. Sólo la miro y intento con todas mis fuerzas devolverle buena cara. Cuando por fin se digna a volver a su asiento, puedo sentir su patética mirada encima de mí todo el tiempo. No sé que tiene conmigo esa chica.

Por el resto de la clase me aseguro de que nadie me este viendo cuando lanzo una fugaz mirada hacia donde está Ivanna. Siempre de espaldas hacia mí y escondida detrás de una larga cabellera negra.

Es irónico. La razón de todos mis problemas esta sentada tranquilamente a un metro de mí y yo acá como un imbécil sin poder hacer nada al respecto ¿Y si pudiera hacer algo? ¿Que pasaría? Lo más probable es que me vuelvan a encerrar.

— Adivina que. — Me dice Martín sacándome de mis pensamientos.

Lo miro de golpe.

— ¿Qué?

— ¿Te acuerda de Valeria? La rubia de 4to A.

Asiento. Me la folle una vez en el cumpleaños de Gastón. Fue divertido, me gustó pero luego de eso no la volví a buscar porque no me cae muy bien.

— Te vió hoy cuando llegaste y me mandó un mensaje de Facebook. — Me cuenta intentando susurrar.

Le sonrío por su tono de voz.

— Me dijo que te diga que estás buenísimo.

Ambos reímos. Mira nomás que atrevida. Y entonces se me ocurre una idea. Mi cuerpo me obliga a mirar a Ivanna y a Martín se le borra la sonrisa. Podría salir con Valeria para poner celosa a Ivanna. Aunque allá recibido terapia, de alguna manera tengo que afectarle.

— ¿Por qué la miras? ¿Tienes idea de lo que esa chica hizo contigo?

Yo vuelvo a mirarlo. Ya no puedo ocultarle más nada a mi mejor amigo.

— Tengo que decirte algo.

Él aparta la mirada y frunce la boca. Ya se la viene venir. Me conoce demasiado como para no darse cuenta.

— Habla. — Ordena.

— Jamás me curé...

Me mira de golpe con los ojos abiertos como platos. Me retracto enseguida.

— Bueno en realidad me ayudaron con muchísimas cosas pero... con Ivanna no hubo cura.

Vuelve a mirar para otro lado y suspira. No me contesta nada.

— Di algo... — Le pido, nervioso.

— No podemos hablar aquí. Alguien podría escucharte y te encerrarían de nuevo. — Me espeta con voz dura.

Yo largo un suspiro de alivio. Sabía que Martín me entendería.

                            ~•~

Dos semanas y media después.

En lo que fue de este tiempo, solo tuve dos exámenes, ambos aprobé y empecé los módulos de matemáticas y literatura. Ahora estoy en receso, esperando apoyado en la pared a que Valeria salga del baño. Mierda que tarda muchísimo.

No puedo creer que aceptara salir con esta chica tan molesta. Debería estar con mis amigos ahora. Pensé que Ivanna se pondría celosa pero lo único que hace es ignorarme como si yo no existiera. Además Valeria ni siquiera me cae bien. Su culo no vale la pena. Samanta aparece de la nada y se acerca a mí a paso acelerado. Yo pongo los ojos en blanco ¿Que quiere ahora? ¿Acaso no tiene dignidad?

— ¿Por qué no contestas mis llamadas? — Pregunta.

— Porque no quiero hablar contigo.

Se queda perpleja y parpadea varias veces. Tiene que entender de alguna manera que no quiero volver a saber nada de ella.

— ¿Qué es lo que tiene Valeria que no tenga yo? — Insiste.

Yo me río y decido no contestar esa idiotez.

— ¡Te odio! — Me grita mientras se le llenan los ojos de lágrimas y me empuja.

Ya se le va a pasar. Siempre se les pasa. Se va a paso acelerado mientras Valeria sale del baño arreglandose el pelo rubio y con los labios pintados de rosa. Mierda. Con ese labial barato me manchara todo el rostro de vuelta. Vio la dramática escena y le complace ver como la rechazo. Piensa que es por ella. Pobre imbécil. Se acerca a mi y yo le paso un brazo por la cintura.

Espero que lo disfrutes. Tú tampoco duraras tanto. Si Ivanna no me presta atención pronto terminaré con este ridiculo plan. Mientras pienso como idear la manera de escaparme de Valeria e ir con mis amigos veo una cabellera negra que me llama la atención. Tenso la mandíbula. Estoy seguro de que fue ella. Entró al baño.

— ¿Qué tienes? — Me pregunta Valeria mientras voltea.

— Nada. Me acordé de un trabajo que no hice. Olvídalo nena. — Le contesto mientras le beso la comisura de la boca.

— Olvida tus responsabilidades cuando estés conmigo... — Me dice en tono coqueto mientras acerca sus labios.

Intento distraerla y no mancharme con ese labial repugnante. Ivanna saldrá del baño en cualquier momento. Tomo a Valeria de la cintura y la acerco a mi. Ella encantada, me toma de los bíceps.

— ¿Recuerdas lo que pasó en el cumpleaños de Gastón? ¿Te gustaría que se repita? ¿En algún lugar más privado tal vez? — Le pregunto fingiendo interés.

Asiente y se le iluminan los ojos. La puerta del baño se abre ¡Es ella! ¡Lo sabía! Valeria se voltea fugazmente para ver quien nos está mirando mientras que yo lucho con todas mis fuerzas para no levantar la vista. Le susurro al oído todo lo que le hice esa noche en el baño. Ella se ruboriza y sonríe con malicia.

Puedo ver de reojo que Ivanna se queda unos segundos observando como acortejo a la rubia y luego se va a paso acelerado de golpe. Mientras camina hacia la salida del patio,  abrazo a Valeria para que no me vea mirando a Ivanna. ¡Si! ¡Funcionó! ¡Esta celosa!

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora