Cuando era niño, mi madre solía contarme cuentos de sirenas. Mujeres que no tenían piernas, sino la cola de un pescado, eran bellas, con el cabello largo y hermoso. Tenían el rostro más bello que podías contemplar... pero para tu mala suerte, eran asesinas. Te atraían hasta la orilla con sus encantos y luego te ahogaban.
Trago saliva al sentirme extremadamente perturbado por ese recuerdo y también por lo que estoy sintiendo en este momento. A escasos metros de Ivanna, siento como si estuviera con una sirena. No puedo dejar de mirarla, contemplarla, admirarla. El cabello negro y lacio reposa sobre la almohada blanca y su piel pálida, su rostro delicado me seduce sin ni siquiera mirarme.
El corazón me palpita rápidamente y las rodillas me tiemblan. El cuerpo no me quiere reaccionar. Me obligo a moverme y me acerco un paso hacia ella. No puedo creer que estemos juntos, solos y tan cerca en la misma habitación. Siento que estoy soñando ¿Qué me está haciendo esta chica?
Me acerco aún más sin darme cuenta. Sigue en el mismo sitio. Ni siquiera se movió. Parece una obra de arte viviente. Su pecho sube y baja despacio y las pestañas negras le acarician la mejilla ¿Por qué no había notado a alguien antes así?
Nunca me habían interesado las chicas más que para mi beneficio personal. Sin embargo ella es distinta. Ivanna es increíble. Cada detalle de ella es maravilloso para mi. Y eso hace que me sienta extraño. Parpadeo con fuerza y dejo salir el aire ¡Si esto es un sueño, tengo que despertar ya! Me paro en un pie y luego en el otro.
Estoy parado en frente de su cama y ella sigue dormida... Y a mi disposición. Su cabeza se mueve ligeramente y la angustia, el pánico y la admiración me invaden. ¡Si se despierta, estoy jodido!
La fotografio mentalmente, memorizo cada detalle de ella. Su hermoso cabello, su delgada y al mismo tiempo pronunciada contextura, me dan ganas de abrazarla... sentir esas caderas. De repente algo corta el momento que estoy viviendo con Ivanna. Una vibración. Miro para el placard que esta detrás de mi. Es un celular. Me acerco casi de inmediato al pequeño Samsung J1. Está en silencio pero un mensaje emerge de la pantalla. Abro los ojos como platos al ver quien es.
El nombre "Lucían" aparece en la pantalla y lentamente voy cerrando los puños. Le dije a ese puto de mierda que no se acercará a Ivanna... Y se cagó en cada palabra que le dije. Sin pensarlo, ni analizarlo, tomo el celular de Ivanna, lo tiro al piso y luego poso mi pie sobre el. Ni siquiera leí el mensaje, sólo me interesa destruirlo. Cuando quito mi pie, toda la pantalla, esta agrietada y en negro. Lo levanto y lo dejo en el mismo lugar donde lo encontré. Esto me dará tiempo para quitar a ese pendejo del camino. Vuelvo a mirar a Ivanna. Ni siquiera se movió. Continúa ahí, respirando.
No estoy enojado con ella. Mierda. Y si lo estuviera, me acostaría a su lado, la rodearía con los brazos y la estrecharia contra mi pecho. Y esa piel.... voy a volverme loco. Corrección, ya estoy loco. Me alejo un paso de ella y al segundo me arrepiento. Tengo que tocarla, tengo que sentir esa piel tan blanca y cremosa. Necesito hacerlo.
Me acerco hasta su cama y me arrodillo a su lado. Tomo su pelo con mis manos y hundo mi nariz en ella. Inspiro con fuerza. Su perfume, puta madre ¿Cómo podré vivir sin esto?
Lucho con las ganas pero no aguanto, me paro y luego me inclino hacia ella. Con una mano le acaricio las piernas y bajo hasta sus pies, con la otra recorro mis dedos desde su hombro hasta su hermosa cadera. Cierro los ojos y saboreo el contacto de piel con piel. Pero siento que no es suficiente. No puedo pensar con claridad, las ganas de agarrarla con fuerza, arrancarle la ropa y hacerla mía, son insoportables. Sin darme cuenta estoy a punto de besarle la cien. Me detengo e intento buscar las razones para no hacerlo. Pero no hay nada.
Clavo mis labios en su cien. Tiene la piel caliente y suave como me lo imaginé. Bajo, sin despegarme de ella hasta su mejilla. Mientras mi boca esta a punto de hacerse agua por tocar sus labios... Ivanna se queja debajo de mi.
Me alejo de golpe ¡Mierda! Vuelve a quejarse entre sueños y se revuelve. Yo miro para todos lados, desesperado y en un impulso porque no me vea, camino a paso ligero y entro al baño de su habitación. Está la luz apagada. De cuclillas, me quedo atrás de la puerta entre abierta y miro por el rabillo.
Ella se despierta de golpe. Se me para el corazón. Mis padres van a matarme. Mierda. Mierda.
Ivanna se sienta en la cama. Tiene una mirada perpleja, como tratando de entender algo. Pero su rostro perplejo se vuelve de horror cuando mira la ventana totalmente abierta por donde entre. ¡Mierda! Se levanta asustada y va hacia su celular. Abre los ojos como platos al encontrarlo roto. Camina hacia atrás y se tropieza con su cama.
¿En qué mierda estaba pensando? ¡¿Cómo pude entrar y hacer esto?! ¡Maldito idiota! Cruzo los dedos pensando en que tal vez salga corriendo y me da la oportunidad de irme. Cuando de repente mira hacia donde estoy escondido. Mira hacia el baño, con cara de pánico. Estoy totalmente paralizado y comienzo a sentirme mareado.
La suerte me acompaña y ella sale disparada hacia la puerta y abandona la habitación, totalmente aterrada por lo que le hice. Cuando siento sus pasos por las escaleras, salgo del baño, apresurado.
Pero antes de irme, apago esa música de mierda que todo el tiempo, sólo me puso nervioso. Me escabullo y bajo por las ramas que subí. Mágicamente, no se rompen y yo estoy en el piso de nuevo ¿Quién lo diría? Bajar es más fácil que subir.
Hago el recorrido que hice cuando llegue y cuando estoy en la vereda, miro por última vez la casa de Ivanna que ahora tiene luces prendidas. Suspiro y luego salgo corriendo.
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No sin ella. [1] (BILOGIA)
RomantizmJulián es un joven de 18 años, problemático, con problemas de ira e higiene debido a traumas de la infancia. En su último año de secundaria se encuentra totalmente perdido y sin dirección debido a drogas y alcohol. Todo lo que tiene es el sustento d...