A medida que pasa la jornada escolar me doy cuenta de que Ivanna me está evitando. Pero realmente me preocupa cuando toca el timbre de salida y camina rápidamente hacia la puerta de la escuela sin siquiera saludarme. Mierda ¿Y ahora qué pasa? ¿Está enojada conmigo?
La sigo rápidamente hasta la puerta y voy trotando, tratando de no parecer un perro faldero y la alcanzo. La agarro del brazo suavemente y ella se voltea hacia mí.
— Ey... ¿Estas huyendo de mí o que?
Su rostro luce triste y decepcionado ¿Que pasó? No entiendo nada.
— ¿Qué te pasa? — La animo a hablar mientras acaricio su rostro.
— Sam... tú. — Balbucea en voz baja.
Dejo caer mi mano. Agobiado y cansado de ese tema.
— ¿Te dijo algo? — Pregunto con dureza.
A esa maldita si que le voy a enseñar buenos modales si se acerca a Ivanna.
— No hace falta que me diga algo, pero dime ¿Existe alguna chica aquí con la que no te hayas revolcado?
Frunzo el ceño. Eso sonó horrible ¿Por qué las mujeres tienen tanta cuestión con el sexo? Le digo lo único que puedo decir con respecto a eso.
— A la que ame, sólo tú.
Pero mis palabras son lo mismo que nada.
— Seguro todos piensan que soy sólo una más en la lista.
Baja la mirada mientras me dice esto... no.... Su rostro me refleja decepción y parece arrepentida de haberse vuelto mi novia. No puedo permitirlo... No ahora que avanzamos tanto. La agarro de la cara con ambas manos y le obligo a mirarme.
— No dejaré que nadie te falte al respeto. Nunca me había interesado nadie antes de tí, entiéndelo de una puta vez. Todas las que alguna vez me tiré antes de tí, no eran nadie y ahora son recuerdos sin valor que ya no quiero tener. Me encargaré que nadie te haga sentir incomoda. — Le prometo y eso es todo lo que le puedo decir.
Si alguien se atreve a molestar a mi novia me encargaré que se arrepienta hasta de nacer. No me contesta nada. La beso en los labios porque estoy sediento de ella mientras me lanza ambos brazos al cuello.
~•~
Dejo a Ivanna en su casa y luego me pongo la capucha y conduzco hasta la casa de esa rubia de mierda de Valeria. No me importa tener que esperar a que salga sola de su casa. Incluso contemplo la idea de llamarla, fingir que quiero tener una cita con ella y así poder decirle lo que quiero decirle.
Estaciono en frente de su casa y simplemente espero. Mi celular suena. Lo tomo entusiasmado pensando que puede ser Ivanna, pero es mi mejor amigo. Atiendo.
— Parásito.
— Ex mugre.
Me río.
— Acompáñame a la peluquería.
— ¿Te vas a poner lindo para Julieta? — Le pregunto entre risas.
Lanza un bufido.
— Cállate.
Le contesto con una risa.
— Me estoy ocupando de algo... cuando termine voy a tu casa.
Se queda callado un segundo.
— ¿Qué clase de ilegalidad de estás haciendo ahora? — Su tono tiene un toque de dureza.
Sé que me lo está preguntando en serio. Le doy la dirección para que se acerque a donde estoy. Si él está conmigo creo que podré controlarme más. Pasan veinte minutos, la rubia aún no se asoma por su casa y yo mientras tanto espero a Martín. Siento que tocan mi ventana. Levanto la mirada del móvil y es Martín. Le hago señas que suba al asiento del acompañante.
— Okey ¿Qué se supone que hacemos aquí? — Pregunta.
— Voy a darle una advertencia a Valeria.
Me mira de golpe.
— ¿Qué? ¿Por qué?
Suspiro molesto. Espero que no trate de impedir nada.
— No llevo ni siquiera una semana de novios con Ivanna y ya quiere dejarme porque estás idiotas se creen importante, sólo porque alguna vez me las tiré.
— Ya veo...
No me dice más nada. Yo me volteó a mirarlo. Se está riendo ¿Qué mierda es tan gracioso?
— ¿Qué?
— Ya quiero ver la cara de Valeria cuando la agarres.
Sonrío ¡Si! Miro para adelante y veo de golpe como se abre la puerta de la casa de Valeria. Sale pavoneándose, como siempre y camina por la acera de en frente.
— Es tu oportunidad. — Balbucea Martín mirando para todos lados.
Salgo del auto y me acomodo la capucha. Camino detrás de ella. Ni siquiera se da cuenta de mi presencia. Camino rápidamente hasta alcanzarla, paso por su lado y me pongo en frente. Da un respingo al verme y retrocede dos pasos. Le sonrió.
— Julián... — Me suelta en un suspiro.
Creo que la puse nerviosa.
— Valeria. — Contesto con voz falsamente amable.
— ¿Qué haces aquí?
— Estaba paseando por el barrio... ya sabes... caminando un poco y de paso arreglando algunos asuntos.
Su mirada se relaja cuando le guiño el ojo y ensancho mi sonrisa. Aunque puedo notar que baja su mirada varias veces ¿Mis ojos azules te intimidan?
— ¿Asuntos conmigo? — Me dice con voz suave.
— Tal vez.
— ¿No crees que a tu novia pueda molestarle que tengas asuntos conmigo?... Hum... ¿Ivanna no?
Asiento.
— No tiene porque enterarse.
Me sonríe mientras se toca el pelo. Me acerco a ella hasta quedar a escasos centímetros de su rostro. Su perfume dulzón invade mis vías respiratorias.
— Podríamos ir hasta esos árboles amontonados y contarte mis asuntos contigo. — Le digo con voz sensual mientras una de mis manos acaricia su cintura.
Ella se muerde los labios y cruza hasta la arboleda que está casi en frente de su casa. Perfecto. La sigo. Se mete entre los árboles y queda apoyada en la corteza de un gran árbol. Me acerco a ella, hago de cuenta que la voy a acariciar en el rostro pero en vez de eso la agarro con fuerza del cuello.
— ¿Quién te crees que eres para hablar de mí solo porque follamos una vez?
Abre los ojos como platos y agarra mi brazo que aprisiona su cuello.
— Incómodas a mi novia con tus ridículas historias. Quiero que alejes tu lastimero culo de Ivanna ¿Entiendes?
— Tú me... usaste para darle celos. — Balbucea con difícultad.
Me río con ganas ¿Así que eso es lo que tanto te molesta?
— No sé porque te ofendes... Si todos ya te usaron de una manera u otra... No volveré a repetirlo. Alejate de ella. No querrás conocerme enojado. — Le espeto apretando los dientes.
La suelto de golpe y comienza a toser mientras se agarra el cuello. Le doy la espalda para irme. Espero que le haya quedado claro.
— Admito que me molestó que me usaras. Creí que realmente te interesaba pero la verdad es que esto no fue idea mía. Fue de Sam... Quiere hundir a Ivanna porque desde que llegó, dejaste de buscarla. — Me dice de golpe.
Freno en seco, me volteo lentamente. Está apoyada en el tronco del árbol, con una de sus manos frotando su cuello. Permanezco inmóvil y la miro fijo un momento. Levanta las cejas al ver mi expresión e inmediatamente sé que me tiene miedo.
— Dile a Samantha que se aleje de mi novia o de lo contrario, ella será la única a la que voy a hundir en una profunda mierda sin salida.
Mi voz suena seca, grave e irreconocible. Valeria asiente sin dejar de mirarme con cautela y miedo. Vuelvo a darle la espalda y me voy caminando hacia mí auto.
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No sin ella. [1] (BILOGIA)
Roman d'amourJulián es un joven de 18 años, problemático, con problemas de ira e higiene debido a traumas de la infancia. En su último año de secundaria se encuentra totalmente perdido y sin dirección debido a drogas y alcohol. Todo lo que tiene es el sustento d...