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Ivanna me mira y parpadea con un toque de horror en sus ojos. Yo trago saliva, decido hacer de cuenta que Sofía no dijo nada. No es buen momento de explicarle a Ivanna sobre las fotos. Sin dejar de mirarla a los ojos decido presentarle a mi hermana.

— Sofía, quiero presentarte a alguien. — Le digo a mi hermana mientras la abrazo por el hombro. — Ella es Ivanna. Mi novia.

No planeaba decir "mi novia" pero las palabras salen de mí antes de que pueda detenerlas. Ivanna me fulmina con la mirada pero luego se le suaviza cuando mira a mi pequeña hermana.

— Hola Sofía. — La saluda.

Mi hermanita le regala una sonrisa mientras sus mejillas se tiñen de rojo. Siempre la misma vergonzosa. Intenta esconderse detrás de mí mientras me agarra del brazo. Reprimo una risa.

— Hola... — Le contesta en voz baja.

— ¿Cuántos años tienes? —

— 7 y medio. — Vuelve a contestar con la misma voz baja.

Ivanna le sonríe a mi hermana y me alegra de que le haya caído bien. Antes de que yo pueda agregar algo aparece la madre de Ivanna a lado nuestro. Nos sonríe a los 3.

— Hija, tienes que venir a sentarte, tu postre está en la mesa. — Le dice a Ivanna.

— Si.

Ivanna le da un beso en la mejilla a Sofía antes de irse y a mi me ignora completamente. Largo un suspiro ¿Por qué me hace las cosas más difíciles? Me le quedo mirando mientras se aleja de mí. Mi hermana tironea del brazo. Bajo la cabeza y recuerdo que tengo que hablar con ella. No puedo creer que le dijera lo de las fotos. Me dejó expuesto.

— Sofi... — Balbuceo fingiendo tono molesto — Tenemos que hablar seriamente.

Ella me mira con las cejas juntas y luego se cruza de brazos.

— ¡¿Y ahora qué hice?!

Me pongo de cuclillas en frente de ella.

— No debes decir lo que viste en mi habitación. Es un secreto entre Ivanna y yo. — Le explico.

Ella sonríe y luego se acerca para que yo solamente la escuche.

— ¿Puedes ser un secreto entre nosotros tres? — Pregunta entusiasmada.

Asiento con una sonrisa. Ella sale disparada hacia nuestra mesa mientras yo la sigo.

— Menos mal que están aquí. Su helado ya comenzó a derretirse. — Nos suelta mamá.

Me siento y comienzo a comerme el postre mientras miro hacia la mesa de Ivanna.

— Te ví con la hija de Mateo Ramírez. — Me suelta papá de golpe.

Siento una puntada de angustia en el pecho pero me encojo de hombros fingiendo no darle importancia. Siento la mirada de mi madre encima de mi. Sofía larga una pequeña risita y yo le lanzo una mirada de advertencia.

— Lo único que voy a decirte es que tengas cuidado con esa chica. Su padre y yo no tenemos la mejor relación en este momento.

— Eso no es culpa mía. — Contesto con voz dura.

En realidad si lo es. Carajo, todo era culpa mía, pero no lo puede saber nadie. Me mira con cara sería.

— Nadie está diciendo que es tu culpa. Sólo te estoy pidiendo que tengas cuidado. Ya se que ya estás curado y no tengo de que preocuparme... Incluso creo que hacen linda pareja.

Lanzo una risa sarcástica. Ella no piensa como tú.

— ¿Qué piensas? ¿Qué la puedo llegar a matar?

Podría. Incluso se me paso por cabeza. Pero nadie debe saber eso. Mi padre niega con la cabeza.

— Tranquilo Julián. Yo no pienso eso.

Si... claro. Mentiroso. Luego de postre bastante tenso, comienza el baile. Mi hermana se va a jugar con niñas y mis padres se van a la pista de baile. Por fin puedo buscar a Ivanna. Voy hasta su mesa y la encuentro vacía. Miro para todos lados y la veo en la puerta con su hermano en brazos. Van hacia la pequeña guardería que está en el otro lado salón de fiestas en el pasillo que da a los baños. La sigo sin pensarlo.

Al llegar puedo ver que Ivanna aún se encuentra dentro de la guardería. Me apoyo en la pared, me cruzo de brazos y la espero. Cuándo sale, frena en seco al verme pero la sorpresa no le dura mucho.

— Hola Julián. — Me sonríe y yo me derrito.

— ¿Hola? Mejor dicho adiós porque no me saludaste cuando te fuiste. Sólo le diste un beso a Sofi. — Le contesto con una sonrisa pero mirándola triste.

— No debiste decir que soy tu novia, no somos pareja...— Me suelta con voz tranquila.

— Aún...

Nos quedamos mirando fijo, sin saber que decir o que hacer. Esta parada a más o menos un metro de mi y ni siquiera me atrevo a ir y abrazarla con todas mis fuerzas. Me muero por tenerla en mis brazos, por poder sentirla y hacerle saber lo que siento por ella. No puedo aguantarlo más ¡Necesito darle un abrazo!

— Ven aquí. — Le suplico rompiendo el silencio.

Doy un paso hacia ella sin esperar una respuesta pero ella retrocede un paso... No sé ¿Asustada? Y se aleja de mi. No... No tengas miedo de mí, por favor.

— No sé... yo... — Comienza a balbucear insegura e inquieta.

Le contesto casi de inmediato.

— No voy a lastimarte Ivanna. Sólo ven aquí y dame un abrazo.

Es la pura verdad. Ya no quiero lastimarla. Sólo quiero verla a mi lado y dejar toda la mierda que pasamos atrás. Le ofrezco mi mano. Me mira y puedo notar en sus ojos que incluso está dudando pero luego la toma y eso es suficiente para mi.

No dejo pasar ni un segundo más y de un tirón la atraigo hacia mi y ella cae en mis brazos. El lugar donde siempre tiene que estar... entre mis brazos. La tensión e incertidumbre que tenia en el alma desaparece al sentir su cuerpo pegado al mío.

Me tira los brazos al rededor del cuello, yo le rodeo la cintura con ambos brazos y apoyo mi boca en mi piel de su cuello... inspiro su aroma mientras presiono su cuerpo contra el mío con toda la fuerza que tengo... Me siento pleno y completo. Esta mujer me complementa.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora