(41)

13.8K 855 16
                                    

— ¡Estamos en el living! — Le contesta su madre.

Le doy un sorbo al café y un mordisco a la Magdalena, para parecer normal. Ivanna entra hacia el living con naturalidad, pero frena en seco al posar sus ojos en mi. Queda totalmente tiesa y palidece. Parece como si hubiera visto un fantasma. Me pregunto por que tardo tanto en llegar hasta su casa ¿A dónde carajos fue?

Yo giro la cabeza en su dirección y le sonrío con todo el asco del mundo. Lo último que quiero darle es una sonrisa. Tengo ganas de vengarme.

— ¡Por fin llegas jovencita! — Le dice su madre. — Julián vino a devolverte tu celular. Dice que lo dejaste en su mochila en clase, eres una distraída. No pierdes la cabeza porque la tienes pegada.

Su madre ríe animadamente y yo también.

— Ah... no me había dado cuenta que no lo tenía. — Le contesta Ivanna con voz apagada y sin mirarme.

— Que suerte, te ha evitado un gran susto. — Le dice Julia mientras se levanta del sillón. — Bueno voy a prepararte un café para tí también, no te quedes ahí parada, siéntate.

Cuando Julia sale del living, Ivanna levanta su mirada y la clava en mi. Yo la fulmino con la mirada y tenso la mandíbula, aguantandome las ganas de levantarme y gritarle en la cara.

— ¡Julan, camelo, Julan!

Me sobresalto al sentir el llanto de el pequeño Guille. Lo miro hacer pucheros porqué se le cayó el caramelo que le dí. Se me suaviza la mirada.

— Oh, que pena, ya está sucio ¿Pero sabes que? Tengo otro para tí. — Le digo intentando calmarlo mientras saco otra paleta del bolsillo.

El pequeño se calma por suerte. Levanto la paleta sucia del piso y la envuelvo en una servilleta.

— Julián... deja a mi hermano en el sofá y vete de mi casa — Me espeta Ivanna con voz tranquila.

Vuelvo a mirarla con odio. Lanzo una risa ¿Y encima se atreve a echarme? Maldita desgraciada.

— Tenemos que hablar. — Le contesto ignorando la mierda que me dijo.

— No tengo nada que hablar contigo y tampoco quiero.

Mierda. Sus palabras duelen. Ignoro el dolor y me concentro en la rabia.

— No te lo estoy pidiendo.

Ella abre la boca pero no llega a contestarme nada. Su madre entra al living con una bandeja con café y magdalenas para ella.

— ¿Todavía estas ahí parad...?

Su madre comienza a hablar pero frena de golpe. Mira a su hija con atención y frunce el ceño. MIERDA.

— ¿Hija... que te pasó en la cara? — Pregunta mientras le acaricia la sien.

Ivanna aprieta la cara al sentir su toque. Doble mierda.

— ¿Qué tengo? — Pregunta ella.

Camina hasta el espejo que está colgado detrás del sillón. Cuando se mira puedo notar en el reflejo lo que le hice. Al lado de su ojo izquierdo, en la sien, tiene una marca roja. Ivanna aprieta la boca enojada. ¡Dios! ¡Si le dice a su madre que fui yo, estoy perdido!

Se voltea hacia su madre que está continúa mirándola con preocupación.

— Mamá... yo.

Ella vuelve su mirada hacia mí. Una mirada de odio y rencor. Yo le devuelvo la mejor mirada que tengo y le ruego con los ojos que no diga nada. El pánico y la angustia afloran en mi pecho. Finalmente larga un suspiro.

— Me caí, al bajar del auto de Bruno. — Le contesta.

— ¿Estuviste con Bruno? — Pregunta su madre ahora relajada. — Pensé que te habías ido con Alexa y las demás.

Su madre se sienta a mi lado y deja la bandeja en la mesita de té. Ivanna se queda parada en donde está. Es obvio que se niega a sentarse mientras yo sigo aquí. Bajo la cabeza y miro al suelo.

— Termine con ellas temprano, me sobró un rato y fui a su casa. Quería verlo.

¡¿Qué?! ¡¿Quería ver a otro, luego de acostarse conmigo?! Hago mis manos puños. Siento que no puedo aguantarlo más. Tengo ganas de prender fuego la casa y demostrarle lo que puedo llegar a hacer si lo que quiere es hacerme enojar. Soy capaz de cualquier cosa, pero por alguna razón, incluso a esta altura de la situación, Ivanna parece no saberlo.

— ¿Y quién es Bruno? - Las palabras salen de mi boca, antes de que pueda detenerlas.

La miro con cara neutra, esperando una respuesta que no me vuelva loco. Julia se sobresalta al escucharme y luego se voltea hacia mi. Me mira y sonríe. Por suerte su madre no se da cuenta de nada y es mejor mantenerlo así.

Ivanna, con la misma expresión que yo en su rostro me contesta secamente.

— Mi mejor amigo.

Reprimo una carcajada ¡¿Mejor amigo?! ¡¿Acaso crees que soy idiota?! No le creo una mierda. No le contesto nada y sólo la miro.

— ¿Me devuelves mi celular?

Abro los ojos bien grandes. Cierto que tengo su puto celular. Meto la mano en mi bolsillo mientras Julia toma al pequeño Guille de mis brazos que acaba de dormirse de golpe. Saco su celular y lo apoyo en la mesita de té. Ivanna lo toma rápidamente, se sienta en el sofá y se da cuenta de que está apagado.

— No tiene batería. — Le aclaro antes de que piense que hice algo con el celular.

— Ya lo noté. — Contesta secamente. — Bueno, te acompaño a la puerta.

Se para y camina hasta la puerta de entrada, sin mirarme, esperando que la siga. Largo un suspiro molesto. Me levanto y me despido de su madre que aún tiene al pequeño Guille en brazos. Julia me sonríe dulcemente mientras me dice que vuelva cuando quiera. Creo que le caí bien y eso me pone feliz aunque si no logro nada con su hija, todo será en vano para mi.

Camino hasta la puerta de entrada y veo que Ivanna me está esperando afuera. Vuelvo a suspirar antes de abrir la puerta, salir y cerrarla a mis espaldas.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora