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Pienso todo lo que pasó este mes mientras me ducho. Recuerdo una situación en especial en que la vi a Ivanna caminando sola hacia la biblioteca. Ya había comenzando a molestarla mandándole notas o mensajes ofensivos pero aún no la había atacado físicamente.

Recuerdo que me acerque a ella por detrás y con un hombro la empujé con fuerza. Me devolvió una mirada perpleja pero no me dijo nada. Siguió caminando fingiendo que no existo. Eso me enfado aún más.

En otra ocasión ella salía del baño. Me sentía molesto y agobiado porque sus amigas nunca la dejaban sola ¿Acaso sabían todo? Cuando me percaté que estaba sola, mi cuerpo reaccionó sólo. Camine rápidamente hacia ella y con un manotazo tire las carpetas que tenia en los brazos al suelo. Ni siquiera alzó su mirada hacia mí. Simplemente, mientras le temblaba el labio inferior se agachó y recogió sus cosas. Ignorarme empeoraba todo porque me enojaba aún más.

Mi enojo era culpa después. Pero recordaba porque hacia esto y la culpa desaparecía. Me tapo la cara con ambas manos mientras recuerdo como casi pierdo a mi mejor amigo por culpa de esta ridícula venganza. Martín siempre me apoyó en todas las locuras que se me ocurrían pero esto sobrepasaba todo lo que estaba mal para él. Cuando logré convencerlo, fue para desastre.

Recuerdo estar esperando afuera de la escuela cuando recibo un Whatsapp de Martín. Estaba a punto de entrar a buscarlo. Abrí los ojos como platos al leerlo.

Le rompí la nariz a Ivanna, la llevaré a la enfermería y luego salgo. ESPÉRAME AHÍ. Atte: Socio

Ignore su orden y me metí rápidamente en la escuela. Llegué trotando hasta la puerta de la enfermería. No vi a Martín o a Ivanna por ningún lado. Por suerte no tardaron mucho en aparecer. Martín tenía a Ivanna agarrada de la cintura mientras ella presionaba una servilleta contra su nariz y se ayuda a caminar agarrada de sus brazos. Cuando sus ojos se posaron en mí, veo como todo su cuerpo relajado se tensaba y me fulmina con la mirada. Por alguna razón Martín baja la cabeza para mirarla fugazmente. Cuando la tengo en frente de mí, yo también la miro fijo. Intento aprovechar la situación para decirle que si ella quisiera podría evitar toda esta mierda.

— Vete Martín, yo me encargaré de ella. - Le ordene a Martín sin dejar de mirarla, esperando que él simplemente se vaya.

Pero las cosas no salen como yo quiero.

— No. — Me contesta en tono duro mi amigo.

Ivanna levantó la mirara y miró a Martín, sorprendida. Yo desvío mi mirada hacia él y me quedo totalmente perplejo ¡¿Cómo que no?!

— Le hice daño ¿entiendes? Por hoy se terminó, déjala en paz. — Me reprochó Martín con una voz aún más dura.

Intenta abrir la puerta de la enfermería pero yo le saco la mano. Martín me mira como si hubieran salido tres cabezas. Más bien como si fuera una bestia y tal vez en eso me convertí.

— Ella se lo merece. — Le contesté apretando los dientes.

No me importa si Ivanna me escucha. Debe saberlo y a esta altura la vena en el cuello me quería explotar. La ira era tan fuerte que no me dejaba respirar. Martín empuja suavemente a Ivanna detrás de él, protegiéndola de mi rabia. Puedo notar desde aquí, la mirada nerviosa de ella.

— ¡Se acabó, déjala en paz! — Me grita mientras se prepara para recibir mis golpes.

Me conoce demasiado y las ganas de pegarle un puñetazo son casi insoportables pero me controlo y estoy a punto de empezar a gritarle que ella tiene la culpa de que yo sea un maldito demente, una bestia que lo único que quiere es dejar de sufrir, pero la puerta de la enfermería se abre antes de que pueda llegar a decir algo.

La enfermera se asoma y nos mira primero a mí y a Martín antes de posar su vista en Ivanna con la nariz sangrando.

— Oh... linda ¿Qué te pasó? — Le pregunta la enfermera a Ivanna mientras la toma de los brazos y la hace pasar hacia la enfermería.

La enfermera nos clava la mirada con una pizca de aire acusador. Mierda, me pongo nervioso ¿Lo culpará a Martín? ¿Me culpará a mí? La miro, expectante.

— Me caí. — Miente Ivanna. — Ellos me ayudaron...

Bien... supongo que miente porque sabe lo que le conviene.

— Que te mejores. — Le digo secamente y con obvio sarcasmo.

Les doy la espalda y me voy a paso acelerado. Puedo escuchar antes de alejarme como Martín le pregunta a Ivanna si su madre la espera afuera. Pongo los ojos en blanco. Pero que idiota es Martín ¿desde cuándo defiende lo indefendible?

Salgo de la escuela y me dispongo a largarme de aquí cuando siento a mi mejor amigo seguirme.

— ¡Espera! ¡Espera maldita sea!

Me empuja desde atras y yo pierdo el equilibrio casi cayéndome al piso. Me volteo, enfadado y lo empujo por el pecho.

— ¿Qué mierda quieres? 

— Estas enfermo Julián. Ya no te ayudaré con esta estúpida venganza...¡Jamás en mi puta vida le había pegado a una mujer y por tu culpa lo hice!

Lanzo una carcajada. Ignoro todo lo que acaba de decirme.

— No puedo creer que la defendieras... esa maldita me usó, se aprovechó de que estaba enamorado ¡Se merece eso y más! — Le contesto. 

Aprieta los labios. Claramente esta en desacuerdo conmigo. Abre la boca para contestarme pero lo interrumpo.

— Si estuvieras enamorado me entenderías. No tienes ni una puta idea de lo que siento. — Balbuceo esperando convencerlo.

Él entorna los ojos y niega con la cabeza.

— Lo que tu sientes no se llama amor. Símplemente no puedes manejar el rechazo de Ivanna y te ciegas en que ella se merece sufrir sólo por no querer estar contigo... — Se acerca a mi pero yo retrocedo unos pasos.

Si se acerca un centímetro más a mí, lo golpeare.

— Hazle un favor al mundo y acepta que ella no es para tí.

No... no. Se voltea para irse pero se vuelve de golpe.

— Y para tu información... si estoy enamorado... de Julieta. La amiga de Ivanna... Pero estas demasiado ocupado tratando de conseguir lo que no puedes tener, como para darte cuenta.

Abro los ojos como platos ¡¿Que?! Desde ese momento... No volví a pedirle a Martín, que moleste a Ivanna.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora