La levanto por los brazos y la siento sobre mí. Es incómodo tener relaciones sexuales en un sofá, pero esta mujer hace que me olvide del resto del mundo. Me lanza los brazos al cuello y quedamos abrazados. La beso repetidas veces en el pelo mientras entro y salgo de ella. Aún no me lo creo que esto esté pasando. Mis embestidas no pierden fuerza mientras le paso la boca por la piel caliente de su cuello.
Mis manos viajan desde su espalda hasta la piel de sus nalgas. Ella me abraza con fuerza y se tensa encima de mí. Siento que estoy cerca de venirme pero si le doy con más fuerza tengo miedo de lastimarla. Su respiración entrecortada en mi oído hacen mi excitación aumente, cosa que no creía posible porque siento que estoy llegando a mi límite. La agarro del culo con una mano y con la otra la abrazo por la cintura y comienzo a cabalgarla sobre mi.
Mi corazón quiere salir disparado de mi pecho y mi respiración se acelera. Ella pone dura sus piernas y me abraza fuerte. Sus brazos rodeandome y el calor de su cuerpo contra el mío me hacen alucinar. Eso... así nena...Se me tensa el miembro avisándome que el orgasmo está cerca. Intento mirarla a los ojos pero ella continúa abrazándome con fuerza. Seguro se esta aguantando por el dolor pero para su suerte yo no puedo aguantarlo ni un segundo más. Le aprieto la piel y embistiendola con fuerza, me vengo con un fuerte orgasmo. Caigo encima de su cuerpo luchando por no aplastarla y respirando agitadamente contra su pelo.
Me quedo encima de ella hasta que recupero el aliento. Aún siento sus brazos sobre mí y la psz sigue intacta. No hay nada más en el aire que el sonido de nuestras respiraciones. No quiero moverme, quiero quedarme aquí para siempre. Su piel me da el calor y la paz que nunca tuve. Estoy eufórico y feliz.
Me levanto y me le quito de encima. Tiene el pelo enmarañado y las mejillas rojas. Hace un gesto de dolor cuando salgo de ella. Estará adolorida hasta mañana...Me siento en el sofá y me estoy quitando el preservativo cuando noto que está todo manchado con sangre. Reprimo una sonrisa al repetir en mi mente que perdió su virginidad conmigo. Mientras lo ato y lo meto en la bolsa de basura la miro de reojo.
Se tapa su desnudez con la sábana blanca que está sobre el sofá. Voy rápidamente y me acuesto a su lado esperando poder mimarla, cosa que nunca hice con una chica, pero ella me da la espalda repentinamente. Le corro su largo y hermoso cabello y la beso en la nuca.
— ¿Estas bien? — Pregunto.
Asiente sin contestarme. La abrazo desde atrás por la cintura y le deposito muchos besos a lo largo de su hombro.
— ¿Estas molesta conmigo? ¿Te hice daño? — Vuelvo a preguntar preocupado.
Tal vez fui muy brusco...Ella suspira.
— No... solo estoy algo adolorida. — Me contesta con voz suave.
Claro...
— Ven aquí. — Le pido abriendo mis brazos.
¿Estará bien? No me animo a preguntarle. Ella se voltea presionando la sábana contra su pecho para evitar que sus pechos queden al aire. La abrazo y me deja hacerlo. Le acaricio la espalda esperando bajar la tensión entre nosotros. Espero que mis masajes y atenciones la hagan sentir mejor... Si es que se siente mal. Me gustaría saber porque está tan callada pero tengo miedo de arruinarlo. Quiero que se quede conmigo y no me deje jamás ¿Por qué no está feliz?
Apoyo mi barbilla en su cabeza y sigo masajeando su espalda. La beso en la cabeza. Mi hermosa y perfecta chica. Esto es todo lo que necesito... de ahora en adelante solo estaré bien a su lado, estoy seguro. No se si eso es bueno o malo. Luego de un rato siento su respiración tranquila y entrecortada. Bajo la mirada para ver su rostro y descubro que está dormida.
Sonrío... eres tan hermosa...Aprovecho y con un movimiento suave la pongo boca arriba. Inmediatamente siento miedo... no miedo. TERROR ¿Qué pasará cuando despierte? ¿Querrá irse? ¿Por qué estaba tan callada? Tal vez no fue como esperaba... Tal vez fui muy duro... La estrecho contra mi.
— No te vayas. No me dejes por favor. — Susurro.
La beso en la frente, luego en la nariz, en las mejillas. Se revuelve entre dormida frunciendo el entrecejo. Se me tensa la mandíbula. No te despiertes... por favor.
— Dame una oportunidad. — Le ruego consciente de que no puede escucharme.
Le planto un beso en los labios. Incluso dormida sus labios saben bien. Si antes estaba seguro que Ivanna era para mí, ahora definitivamente no podré vivir sin ella. Vuelve a moverse y yo me muerdo los labios, nervioso ¡No te despiertes! ¡No estoy listo para perderte!
La intranquilidad es inminente. Intento calmarme besando cada centímetro de su rostro cuidando de no ser muy brusco y no se despierte. Pero me inquieta saber que existe la posibilidad que cuando despierte, quiera irse y olvidarse de mi.
¡Soy un idiota! ¡Debí pedirle que sea mi novia antes de acostarme con ella! Me da miedo pensar que se allá sentido como una mas en mi lista de conquistas... cuando la pura realidad es que más la miro más me convence que no existe nadie como ella. Que nadie tiene este cabello que es más oscuro que el mismo color negro, que nadie tiene esos ojos, esas cejas, esas pestañas revueltas, esa nariz, esa boca rosada y deliciosa de la que ahora me considero adicto.
Cierro los ojos y largo un suspiro. Le acaricio los hombros y la miro pensando que jamás había visto una piel tan pálida, cremosa y hermosa que parece de porcelana. Simplemente era perfecta ante mis ojos... y de tan sólo pensar que cuando despierte podría irse, me quita la vida, paz y felicidad que me había dado cuando decidió besarme.
Aún dormida logro apoyar su cabeza en mi pecho para que el calor de su cuerpo me conforte. Su presencia y el tenerla a mi lado por fin, hacen que me relaje. La abrazo por la cintura y mientras la observo, me voy quedando dormido.
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No sin ella. [1] (BILOGIA)
RomantizmJulián es un joven de 18 años, problemático, con problemas de ira e higiene debido a traumas de la infancia. En su último año de secundaria se encuentra totalmente perdido y sin dirección debido a drogas y alcohol. Todo lo que tiene es el sustento d...