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¡¿Que?! ¡¿Virgen?! Abro los ojos como platos. Me le quito de encima y me miro a mi mismo ¡Y ya nos estaba desnudando! Por un momento siento vergüenza por no haberle preguntado nada.

— Yo... pensé que... — Comienzo a balbucear en modo de disculpa.

Pero no puedo completar la oración porque siento una felicidad enorme dentro de mí... Ella no estuvo con nadie más. Nadie nunca la tocó... y eso no hace más que acrecentar mis ganas de estar con ella, de sentirla, amarla y demostrarle que puedo tratarla bien ¡Y está dispuesta a hacerlo conmigo! ¡Quiero gritar de la felicidad!

— ¿Estas decepcionado? — Su pregunta me saca de mis pensamientos.

Levanto la mirada y siento el calor subir a mi rostro ¿Que? ¿Decepcionado? ¡Jamás!

— No, es que... — Debo decírselo. — Me pone realmente feliz.

Abre los ojos sorprendida. No se esperaba esa respuesta.

— Me saca un peso de encima que no tienes idea.

Se me queda mirando un momento.

— No entiendo... ¿Te alegra que sea virgen? ¿No te molesta que ni siquiera tenga experiencia? — Me pregunta.

Me río. Nena... Si tu supieras lo que significas para mí... Eres lo que siempre he soñado.

— La última ves que pensé que alguien más podría tenerte en la cama, casi me corto las venas en la cama del psiquiátrico. — Le cuento con voz calmada para que se haga una idea de lo que puedo llegar a sentir por ella.

Ella abre la boca sorprendida y baja la mirada hacia el suelo... Okey. No le gustó escuchar eso. Tal vez se siente responsable por que allá terminado en un manicomio... No es algo en lo que me guste pensar.

Y a decir verdad ¿Qué mierda estoy haciendo? Tengo a la mujer de mi vida semi desnuda frente a mí ¿Y me detengo a contarle estupideces?

— Ya no hablemos de esto, quiero hundirme en tí... — Le digo dejándome caer suavemente sobre ella.

¡No lo arruines idiota! Siento una pequeña punzada de miedo a que se arrepienta y no quiera seguir pero todo mi cuerpo se relaja cuando siento sus piernas abrazando mi cadera. Con mi cara pegada a su pelo, paso mis brazos al rededor de su espalda hasta alcanzar el gancho del sostén. De un tirón se lo desabrocho, ella lanza un grito sorprendida pero yo se lo interrumpo con un beso. Tiro el sostén a un lado y siento su torso desnudo pegado a mí... Dios. Tiene los pechos calientes. Quiero besar esas tetas pero ahora.

Me despego de su boca y bajo hacia su mandíbula. Trato de no parecer un desesperado. Sigo bajando lo más lento que puedo hasta llegar a ellos. Mierda, tiene la piel suave, me deja hacerlo y al parecer le gusta. Levanto la mirada mientras le chupo los pezones y se los aprieto con mis manos. Se endurecen y su sensibilidad aumenta. Está con la boca entreabierta y los ojos cerrados, aun no me mira, sólo jadea. Vuelve a meter sus dedos en mi pelo y es una sensación que me encanta. Amo sus caricias.

Me levanto de golpe y me quedo sentado entre sus piernas. Ella se tapa las pechos con un brazo. Ay nena... taparte las tetas no resolverá nada... te voy a coger igual... ¿O esto... es hacer el amor? No olvido que es su primera vez.

Con una mano, le desabrocho los botones del jean. Ella levanta su lindo culo y se lo deslizo por las piernas. Eres...hermosa. Tiene un cuerpo perfecto y estoy ansioso por sentir esas caderas prominentes. Me desabrocho el pantalón sin dejar de contemplarla. Me devuelve la mirada y sus mejillas se tiñen de rosa. Cuando me quito el pantalón me levanto en busca de mi mochila.

Busco el preservativo que antes siempre traía. Tiene que estar en mi billetera. Sino tendré que ir a comprar y será incómodo. Por suerte lo encuentro ¡Si! Me vuelvo a colocar entre sus piernas dejando el condón a un lado. De tan sólo mirarla, con esa cara de ¿miedo? ¿timidez? Me late el miembro más y más.

Comienzo a tocarle todo el cuerpo. Le paso las manos por todos lados. Le manoseo los pechos, los hombros, el cuello. Bajo mis manos hasta sus caderas y luego toco la parte externa de sus muslos desnudos. Comienzo a desesperarme.

Mierda, quiero volver a sentir estas piernas enroscadas en mi cintura pero... con mi miembro dentro de ella. Levanto uno de sus pies, me lo pongo en el hombro y le beso la pierna.

— Hummmm — Jadea Ivanna.

— Shhh, déjame disfrutar esto. — Le pido en voz baja.

Retuerce la sábana. Tiene tantas ganas como yo... Le paso las manos por encima de las piernas hasta llegar a sus bragas. Se las quito de un tirón y queda totalmente desnuda ante mí. Trago saliva... es mas que perfecta. La mujer mas hermosa que he visto en mi vida, con curvas pronunciadas y todo en su lugar ¿Podré vivir tranquilo después de probar a esta mujer? Se sonroja y cierra los ojos.

Me quito el boxer consciente de que no puede verme. Rasgo el preservativo con los dientes y me lo pongo a lo largo del miembro que está totalmente endurecido. Me acuesto sobre ella hasta quedar cara a cara. Abre los ojos y me mira. Pongo la punta de mi miembro en la entrada de su intimidad. No aguanto más ¡Debo metérsela ahora!

— ¿Estas lista? — Le pregunto con voz suave.

¡Di que si por el amor de Dios!

— Si. — Me contesta en un susurro.

Ni siquiera proceso su respuesta. Con una embestida, la penetro con fuerza.

— ¡Ahh! — Grita de dolor pero se tapa la boca.

¡Mierda! ¡Esta muy apretada! Se siente glorioso. Me muerdo los labios reprimiendo un fuerte gemido.

— Oh... Dios. — Hundo mi rostro en su cabello mientras salgo de ella.

Vuelvo a penetrarla ¡Carajo! Ella continúa tapándose la boca y veo sus ojos húmedos. Aprieto su piel, no logro controlar mi calentura. La penetro por tercera vez y ya no logro detenerme. Cuando su vagina se dilata lo suficiente, me siento entre sus piernas, la tomo de los muslos y la sigo embistiendo. Le duele... puedo notarlo en su rostro.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora