Epílogo.

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Un mes después.

El tiempo pasó desde ese dia en el que Julián le pidió matrimonio a Ivanna. Era verano y se acercaba año nuevo. Martín esa mañana se despertó con una angustia en el pecho. Tomó su celular y verificó si tenia algún mensaje de Julieta. Luego llamó a su mejor amigo... sonó varias veces pero Julián en ningún momento contestó el celular.

Menea la cabeza con desaprobación "¿Por que siempre tengo que ir a buscarlo yo?" Pensó.

Habían sido amigos desde siempre y era el único que sabia el secreto que el ocultaba. Su mirada había cambiando desde que ella había aparecido. Y ahora que pasó lo de la propuesta de matrimonio parecía que Julián había dejado de sentir emoción alguna.

Martín sale de su casa y se dirige para ver a Julián ¿Que le pasaba? No había salido para Navidad y esa noche Martín se sintió mal por su ausencia. ¿Y como no? Era su mejor amigo, su hermano de toda la vida.

Sacó su celular y marcó el número de Gloria, la madre de Julián. Contesta a los dos tonos. Gloria estaba esperando que su hija saliera de su clase de gimnasia. Estaba nerviosa... quería llegar a casa y ver como estaba su hijo. Él decía que estaba bien... pero su mirada decía otra cosa y su madre se daba cuenta.

— ¿Señora De Páez? — Preguntó Martín.

Gloria suspiro poniendo los ojos en blanco.

— ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames Gloria?

Martín se rasca la cabeza nervioso.

— Cierto... perdon. La llamaba para preguntar si Julián estaba con usted. Porque lo llamo y no me contesta.

Gloria se quedó callada unos segundos. A pesar de que su hijo era cerrado, lo conocía ¿Y como no? Ella lo había dado a luz. Después de que fue a buscarlo al hospital psiquiátrico, su hijo estaba totalmente recuperado, pero hace como un mes parecía tener como una especie de recaída.

Julián sabia fingir pero su madre se daba cuenta que algo andaba mal, con tan solo mirarlo a los ojos. Luego de ese dia de la entrega de diplomas, donde su hijo mintió que estaba con sus amigos y terminó desapareciendo toda la madrugada, él tenía una mirada diferente, una mirada vacía ¿Que había pasado? Su corazón de madre le decía que algo andaba mal.

— No... lo dejé en casa. No quiso salir de su cuarto, pero ahora mismo voy para allá. — Le contesta Gloria intentando disimular preocupación alguna en su voz.

Martín apresuró el paso. Quería hablar a solas con su mejor amigo antes de que su madre llegara, sino luego no podrán hablar y últimamente, Julián no salia a ningun lado.

Por otro lado Gloria le estaba dando permiso a la pequeña Sofia para irse al cine con sus amigas de gimnasia. Subió al auto y manejo lo mas rápido posible. Quería ver a su hijo cuanto antes ¿Pero, por qué? ¿Por qué sentía tanta necesidad?

Cuando por fin llegó, estacionó su auto afuera de su casa. Martín justo estaba llegando. Incluso cuando la vio pensó "Carajo, ahora no podremos hablar. " Se saludaron y entraron a la casa.

— Esperalo aquí abajo... seguro está durmiendo. Bajará en un segundo. — Le indico Gloria a Martín.

Este asintió, se cruzo de brazos y al mismo tiempo pensó "Mierda, que vago es."

Gloria subió las escaleras en busca de su hijo, cuando llego al pasillo de las habitaciones, el piso estaba mojado.

— ¿¡Pero que es esto!? ¡¿Julián?! — Exclamo enojada por el desastre que había dejado su hijo.

Salia vapor por debajo de la puerta. Gloria, enojada por la actitud de su hijo, caminó hacia el baño, no importaba que estuviera desnudo. Abrió la puerta decidida.

El tiempo se paro en la cabeza de Gloria. Calló de rodillas en la puerta del baño mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y distorsionaban la horrible escena.

Julián, vestido solo de la cintura para abajo, metido en una bañera rebalsada, con un frasco de pastillas vacío, flotando. Su rostro estaba morado. Con las piernas como gelatina, Gloria se levantó del suelo, corrió hasta su hijo mientras un grito de horror emanaba de su garganta. Intentó sentarlo pero Julián estaba inconsciente.

— ¡¿Hijo, que hiciste por Dios?! ¡¿Por que?! ¡¿Por qué?!

Metió dedos en su boca para que vomitara las pastillas pero sus manos no coordinaban. Martín apareció en la puerta. Había subido corriendo, sin dudarlo, al escuchar el grito de Gloria.

— ¡Julián! ¡Puta madre! ¡¿Que hiciste amigo?!

— ¡Ayúdame, Dios santo! — Le suplicó Gloria a Martín entre un sollozo desgarrador.

Entró corriendo, saco a su mejor amigo de la bañera. Metió los dedos en su garganta y Julián largo como 6 pastillas pero seguía desmayado.

— ¡Martín, llama a una ambulancia! ¡Por favor, es urgente!

Martín salió corriendo lo mas rápido que pudo para llamar una ambulancia. Su celular se le había caído en la bañera, pero no le importaba.

Gloria acunó a su hijo en sus brazos mientras intentaba que Julián vomitara las pastillas que se había tomado. Salieron unas cuantas mas pero ella sabía que no eran todas.

— ¡Mi hijo, mi pequeño, estarás bien, te lo prometo!

Gloria, mientras lloraba desconsoladamente, corría el flequillo rubio que caía en el rostro mojado de su hijo. Su rostro era hermoso, como el de un ángel, pero ahora estaba pálido e inerte. Ni siquiera sabia si estaba respirando ¿Por qué había intentado matarse? Si él moría, una parte de ella iba a morir con él. Al pasar estas ideas por su cabeza, no podía hacer otra cosa que gritar mientras abrazaba a su hijo.

— ¡¡NO!! ¡¡Mi hijo!!

                                ~•~

Él abrió los ojos. Estaba en cuidados intermedios. Tenia oxigeno y no tenia fuerza para moverse. Todo lo que podía ver, era un techo blanco. Era obvio que se encontraba en un hospital.

— Por fin despiertas Julián ¿Como te sientes? — Le preguntó una voz femenina.

— Mareado. — Contestó Julián y se dio cuenta de que le dolía mucho la garganta ¿Por qué?

— Tus padres vendrán en un segundo. Te hicimos un lavado de estómago.

Julián cerro los ojos, agobiado.

Su madre entró con lágrimas en los ojos. Su ropa estaba húmeda ¿Por qué? y su padre atrás tenia la cara congestionada por las lágrimas.

— Mi pequeño... te llevaremos pronto a casa. — Le decía su madre entre llantos.

Julián se limitó a asentir con la cabeza. No podía decir nada. El dolor de sus padres era suficiente para sentirse miserable y egoísta. Luego, cuando por fin sus padres se separaron de él... entró Martin.

Su mejor amigo esperó a que los padres de Julián se fueran. Se acerco a la cama donde estaba tirado. Se miraron a los ojos y Martin ya sabia porque había intentado suicidarse. Incluso había encontrado en su celular mensajes de una tal Liliana, en donde la chica le decía que no estaba mal morir. Decidió callar y preguntar quien es, en otro momento.

— No vuelvas a hacerle esto a tus padres.

Martín tenia una voz que Julián jamás había escuchado. Rompió en llanto sin poder contestarle a su mejor amigo que aun quería morir.

— No voy a vivir sin ella. — Soltó en forma de aviso.

Martín se quedó callado y buscó las palabras indicadas para resolver lo que había pasado.

— Entonces te ayudaré a que la recuperes.

No sin ella. [1] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora