La chica trató por todos los medios de no centrarse en la presencia que la miraba. Ni tan siquiera le devolvió la mirada y soltó la primera pregunta que se le vino a la cabeza.
– ¿Y si eso es así por qué no está en la cárcel?
Ambos se percataron de la ironía en su voz. No se lo había creído. Aunque ni tan siquiera había pretendido hablar con ironía, tan sólo quería que aquel ente que tenía a su lado desapareciese. Sus ojos se volvieron vidriosos ante el miedo de lo sobrenatural. Tragando saliva, se armó de valor y miró hacia la derecha. A su lado, la imagen espectral de una joven a la que nunca antes había visto la observaba. Su cabello era casi tan rubio como el suyo, y sus ojos eran castaños. Un halo de luz la envolvía y su imagen era borrosa, casi transparente y blanquecina al mismo tiempo. Temblando y tratando de no dejarse llevar por el miedo, vio como la chica se llevó un dedo a los labios, indicándole que se mantuviese en silencio. Clara se quedó petrificada en el sitio cuando el fantasma se fue, de la misma forma en la que había llegado, desvaneciéndose en la nada.
–Ya te hemos dicho que no hay pruebas que lo acusen directamente. Y según como está la ley...aunque haya pruebas o testimonios no serían suficientes para mandarlo a la cárcel. Aún es un menor. Como mucho iría a algún correccional de menores. Además, a Claudia... bueno... hay otra chica a la que mataron en las mismas condiciones que a ella tiempo antes. Lo más perturbador es que nunca encuentran ningún rasgo de ADN de otras personas en los cuerpos...Pero a todos nos parece extraño que la amenazase y que justo al día siguiente ella aparezca muerta, sin ojos y sin corazón.
Clara aún estaba procesando el haber visto de nuevo a un fantasma cuando Diego había seguido hablando. Quería echarse a llorar incluso antes de escuchar cómo habían encontrado a esas chicas. Tenía demasiado en la cabeza, y hacía ya casi un año que no veía a ningún espectro, que sentía que estaba a punto de desfallecer. Sin ojos y sin corazón. Esas palabras flotaron en el ambiente. Los dos jóvenes la observaban dándole tiempo a asimilar aquello, pero sin saber realmente el motivo por el que la chica estaba temblando con tanta fuerza que ambos chicos reprimieron el impulso de abrazarla. La mente de la joven no era capaz de procesar todo lo que acababa de pasar, pero consciente de que tenía que decir algo, su boca aterrada habló por ella sin su permiso.
–No tiene por qué haber sido él.
¿Qué demonios quería decirle aquel espectro con que se callase? La chica no se quitaba aquello de la cabeza, y cuando normalmente no se habría creído lo de Jaime, las circunstancias extrañas que acababa de vivir hicieron que le diese muchísima más importancia de la que le habría dado en otro momento.
–En cierto modo, que la amenazase no significaba que la matase.–prosiguió ella, haciendo lo que fuese para centrarse por completo en el tema de conversación que estaba teniendo con los chicos.
–Eso mismo pensé yo.–dijo Diego.–Pero créeme, su actitud cambió radicalmente desde que empezó a juntarse con Lobo, y da que pensar. Ahora es muchísimo más violento desde que se le acusó de matar a Claudia. En el juicio lo dejaron en libertad porque no había absolutamente nada más que una amenaza para inculparlo. Cuando salió casi todo el mundo le tenía tanto miedo que éramos muy pocos los que seguíamos en contacto con él.
Clara siguió pensando en lo que le decían los chicos. Como siguiese viendo en su cabeza la imagen de la chica fantasmagórica iba a darle un infarto. Sentía el corazón latirle incluso en la garganta y en las orejas. Inspiró con fuerza y se tocó el tabique nasal tratando de calmarse. ¿De qué hablaba con los chicos? Ah sí, de Jaime. En otro momento se habría alejado y los habría dejado ahí con la palabra en la boca, pero necesitaba seguir hablando con ellos. No era capaz de afrontar que había vuelto a ver un fantasma después de tanto tiempo. Incluso una parte de ella había pensado que se había vuelto normal.
–¿Se demostró que era inocente?–preguntó ella.
–No, pero tampoco se demostró que era culpable. Sólo se llegó a la conclusión de que no había pruebas para inculparlo.–intervino Miguel.– Pero ya salía con Lobo antes incluso de amenazar a Claudia, y ese sí que es un regalito.
Clara no se le escapó la forma peyorativa en la que Miguel dijo la última palabra.
–Lobo es el típico que hace lo que sea por popularidad. Tiene el don de convencer a cualquiera para que haga lo que él quiera. Jaime no es peligroso, pero Lobo sí. Está acusado de varios intentos de violaciones y de dar palizas a dependientes para robarles a mano armada. Es uno de esos chicos ultra ricos de la ciudad, pero su madre tiene problemas con el alcohol y ha descuidado muchísimo a Lobo y su padre nunca está en casa. Hace lo que le viene en gana sin respetar a nadie. Además, está muy seguro de sí mismo porque lleva desde los tres años en Muay –Thai. Es una máquina de palizas andante.
Clara se mordió los labios y miró a Miguel. De lejos le pareció ver otra figura blanquecina y no lo aguantó más. Comenzó a caminar a toda prisa hacia el restaurante y no se detuvo hasta que no estuvo en la entrada. La arcada de la puerta se asemejaba a un arco de madera gastada por el paso del tiempo, pero el lujoso local dejaba entrever que tan sólo era parte de la decoración y que probablemente tuviese menos años que los jóvenes.
–¿De verdad se llama así? ¿Lobo?
Ambos se le quedaron mirando. Diego resopló y prosiguió la conversación en voz baja.
–¿De verdad te contamos que has podido poner tu vida en peligro al pelearte con esos dos y tu mayor preocupación es sobre un simple nombre?
Diego se llevó una mano a la cabeza, exasperado. Clara también se dio cuenta de la estupidez de su pregunta, pero por fin se sentía a salvo. No notaba ninguna presencia extraña cerca. Todo se había quedado en aquel bosque.
–Sí.–dijo tan sólo sin saber que responder.
–Valiente instinto suicida tienes.–le volvió a echar en cara Diego.
Clara abrió la boca para responderle cuando una voz la interrumpió.
–Hola pequeñajos.–les dijo Paco a sus espaldas.– Nos vamos ya.
Diego se giró sobresaltado para encontrarse con su padre con la cara roja por el alcohol. Clara miró a su madre, ella no tenía mejores pintas que Paco. ¿Cuánto tiempo llevarían allí fuera? Era imposible que se hubieran emborrachado en tan sólo unos cuarenta y cinco minutos. ¿O si era posible? Como ella no bebía ignoraba si se podía emborrachar en tan poco tiempo. Lo que no ignoraba era que la conversación se había dado por acabada al menos durante esa noche... O tal vez no.
Gracias por leer. Os subo uno mas. Un abrazo.
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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|
Teen FictionHISTORIA COMPLETA #1 en hermanastros 26/10/18 #5 en misterio y en suspenso 02/09/18 ¿Y si estuvieses destinada a morir incluso antes de nacer? Clara es una joven de quince años que vive en el sur de España. Al borde de la quiebra, su madre Sofía, c...