Tras dudar unos segundos subió las escaleras y se detuvo en el cuarto del chico. Llamó a la puerta tres veces seguidas, y no escuchó ninguna respuesta, así que se decidió a abrir la puerta por su bien y se lo encontró tumbado en la cama. El chico le devolvió la mirada y se incorporó, sentándose.
–Puedes contarme lo que sea.–le aseguro ella, muy segura de sí misma.
El la contempló. El hecho de que estuviese tan segura de sus palabras lo impresionó. Nunca la había oído hablar así.
–Ojalá pudiera. Pero probablemente me odiarías.
Clara colocó sus manos sobre su cara, y le obligó a mirarla. Se sintió desfallecer al tener su rostro tan cerca del suyo. Suspiró antes de hablar.
–Prometo no odiarte.
Me resultaría imposible, pensó ella. Él se deshizo de sus manos. Había verdadera tristeza en su rostro. Clara tuvo que insistir varias veces más. El resopló y comenzó a negar con la cabeza murmurando para sus adentros. Ella lo miró preocupada.
–¿Cómo lo haces?–le preguntó con una hilo de voz.
–¿Hacer qué? –contestó ella, ladeando la cabeza mientras se sentaba en su cama, tan blanda como la suya.
–Hacer que quiera confiar en ti. Yo...–resopló.– Yo no confío nunca en nadie pero, tú...
A Clara le dio un brinco el corazón. Acababa de decirle que quería confiar en ella. Tuvo que recordarse que debía de respirar.
–...Eres distinta –completó en unos segundos.– Eres alguien difícil de encontrar Clara.
A ella nada de eso le parecía real, pensaba que se debía de haber quedado dormida y que ahora mismo estaría soñando.
–Cuéntamelo.–casi rogó.
Diego cerró los ojos, volviendo a aquella noche.
–No puedo. Es más, ni tan siquiera debería de estar ahora contigo.
Clara resopló.
–Por supuesto, deberías de estar con tus amigos o con tu novia.
Diego hizo una mueca y en ese momento Clara supo que lo que quiera que le pasase por la cabeza tenía que ver con esa chica.
–¿Es por ella?–preguntó poniendo los brazos en jarra y mirándolo enfadada.
Claro que era por ella. Diego desvió la mirada.
–Hay veces que me haces creer que te gusto, y otras, que parece que quieres alejarme de ti como sea. ¿Sabes qué? Tienes pareja, así que nos haré un favor a ambos. Vete.–le dijo mientras se giraba y salía a toda prisa y con rabia por la arcada de la puerta.
–Espera. Como siga así voy a volverme loco.–respondió Diego, llevándose las manos a las sienes y masajeándoselas antes de clavar su mirada en la joven.
La chica se quedó quieta pensando que probablemente ella estaría mil veces más loca que él. ¿Qué cuerdo podía ver espíritus? Cogió aire y contuvo las ganas de irse. Había tanta necesidad en los ojos de Diego que se descubrió a si misma bajando todas sus defensas.
–Promete que no se lo dirás a nadie.
Ella tembló cuando Diego se levantó y se acercó a ella. Su presencia logró intimidarla un poco al ver la forma en la que la miraba. Él pareció no darse cuenta del efecto que tenía en ella, pero sí que la vio morderse los labios cuando le acarició la mejilla. Por su parte, él tan sólo pudo fruncir los labios con tristeza. Iba a perder todas las oportunidades de estar con ella del modo en el que realmente quería desde que la vio por primera vez. Sí, iba a perderlas porque ella huiría cuando supiese la verdad. Cuando supiese qué era.
Gracias por leer. Un abrazo grande grandisisisimo.
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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|
Teen FictionHISTORIA COMPLETA #1 en hermanastros 26/10/18 #5 en misterio y en suspenso 02/09/18 ¿Y si estuvieses destinada a morir incluso antes de nacer? Clara es una joven de quince años que vive en el sur de España. Al borde de la quiebra, su madre Sofía, c...