CAPÍTULO 118

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–Me gusta verte así de feliz.–comentó el fantasma.

Su voz atravesó los oídos de Clara haciendo que los ojos se le llenasen de lágrimas nada más hablar.

–¡Papá!–casi gritó al verlo.

Se acercó hasta él con intención de abrazarlo, pero su llanto aumentó al darse cuenta de que no podía tocarlo. Su mano atravesaba la figura blanquecina que era su padre.

–Mi niña, mi valiente y dulce niña.–dijo Andrés, sumamente emocionado de la reacción de Clara.

–Papá...yo...

–Lo sé...–dijo Andrés calmándola y colocándole una mano en la mejilla.

A pesar de no sentir su tacto, Clara fue capaz de sentir su energía y toda la positividad que el alma de aquel hombre transmitía.

–Te quiero muchísimo, y estoy muy orgulloso de ti.

Clara se sentía sumamente feliz. Llevaba esperando ese momento demasiado tiempo.

–¿Por qué no te me has aparecido antes?

Andrés la miró con tanto cariño que Clara sintió que le dolía el corazón por no poder seguir viviendo más cosas con él.

–No estabas preparada, y yo tampoco para despedirme de ti.

Al fantasma de Andrés también se le llenaron los ojos de lágrimas.

–¿Vienes a despedirte?

Andrés asintió mordiéndose los labios.

–Llegó mi hora pequeña. Ya estás a salvo de esos sádicos, al menos por ahora y durante un buen tiempo.

Clara negó con la cabeza.

–No quiero que te vayas...por favor...

Andrés acarició el rostro de su hija y se acercó para darle un beso en la frente. El sentimiento de protección que Clara sintió fue tan fuerte que no soportaba despedirse de él.

–Siempre voy a cuidar de ti donde quiera que vaya. Y hagas lo que hagas, siempre voy a estar orgulloso de ti. Sé fiel a ti misma, mi valiente y dulce niña.

Clara elevó la barbilla, feliz y emocionada.

–Lo haré.

–Pregúntame lo que te pasa por la mente.–le pidió Andrés, tan paciente y atento como siempre.

La chica cogió aire. La imagen de su padre era algo que quería memorizar y no olvidar nunca.

–¿Cómo sabías que Lauren podía ayudarme?

–Até cabos como pude. Investigué a las chicas muertas preguntando entre los no vivos, y llegué hasta Lauren. Después de comprobar que había muerto hacía poco tiempo y de que tenía un familiar vivo y perteneciente a la secta, le pedí ayuda a cambio de que tú la ayudases.

Clara asintió con la cabeza. Tenía tantas cosas que preguntarle, pero tan sólo le salió lo siguiente.

–Gracias por hacer tantas cosas por protegerme. Por hablar con Lauren y por dar tu vida por mi.

Andrés le sonrió y un sinfín de memorias recorrieron la mente de Clara. Muchas de ellas relacionadas con la música. ¡Cómo extrañaba cantar con su padre!

–Lo haría una y mil veces.– y dicho esto, Andrés comenzó a tararear una canción que Clara sabía de memoria.

La chica se unió a su voz mientras su padre le daba otro beso inundándola de su amor y energía y comenzaba a alejarse mientras miraba hacia atrás. Sus voces se fundían en la noche con el mar de fondo mientras Andrés elevó una mano y le tiró otro beso a su hija, que contempló emocionada como su padre se desvanecía.

–Yo también te quiero, papá.–dijo segundos antes de que Andrés se fuese por completo.

¿Os gustó? Gracias por leerme! Un abrazo grandísimo.

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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora