Capítulo 103

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–Buenísimos días preciosa.–le sonrió él mirándola a la mañana siguiente.

Clara se ruborizó al recordar lo que había pasado la noche anterior. Jamás nadie la había tocado como lo había hecho Diego, y nunca imaginó que aquellos labios serían capaces de darle tanto placer y amor al mismo tiempo.

–Bue...buenos días.–respondió sin saber si odiaba más ruborizarse sin pretenderlo o que le temblase la voz.

Diego se dio cuenta de la situación y la atrajo aún más hacia él. Para el chico la noche anterior también había sido diferente. Siempre que había estado con alguna chica se había limitado a tener sexo con ella, pero con Clara cualquier caricia le provocaba una emoción más fuerte que veinte noches seguidas con chicas distintas.

Diego buscó sus labios de nuevo y Clara se relajó al ver como le sonreía. Había cruzado una línea con él que no había cruzado con nadie más, pero tampoco se había sentido nunca tan cómoda con alguien. Los recuerdos de la noche anterior se vieron mezclados con lo que había experimentado con Dan y Lauren. Aún seguía preguntándose si era posible que su padre estuviese cerca. Se ruborizó nada más pensar en que podría haberla visto con Diego aquella noche, pero si hubiese sido así, ella también lo habría visto a él. Por otro lado pensó que iba a echar de menos a Lauren. Sin saber cómo se había acostumbrado a las contestaciones de la chica, pero lo que no echaba nada de menos eran sus predicciones de que ella misma iba a acabar muerta. Un escalofrío la recorrió al tiempo que trataba de sacar esas ideas de su cabeza. Si podía morir al día siguiente quería disfrutar cada momento que pudiese.

Ella no pudo evitar devolverle una amplia sonrisa mientras el chico le tendía una rosa. Una extraña confianza se había apoderado de ellos. Ella le miró aún arropada bajo las sabanas y escuchó el latido de su corazón en su pecho.

–¿De dónde la has sacado?–se sorprendió ella mientras se incorporaba un poco y se dejaba besar.

Sus manos seguían teniendo la determinación y la fuerza de la noche anterior, pero la dulzura era tremenda.

–Hay cientos de ellas en el jardín, y tú tienes un sueño muy profundo–se sinceró él, sintiendo de verdad aquello que decía.

Clara rio ante la insinuación del chico. No era normal que ella tuviese sueño profundo, pero su presencia lograba tranquilizarla.

–Me encanta que tú seas lo primero que veo al abrir los ojos.

La chica le acarició el cuello y colocó una mano en su pecho, fuerte y musculoso. Escuchaba el sonido de su corazón, que junto con la suave brisa que entraba por la ventana hacía aquel momento demasiado perfecto. El cuerpo de él era agradablemente cálido. Ella se percató de sus labios fruncidos y le agarró la cara suavemente, obligándolo a mirarla.

–¿En qué piensas?

Él sonrió.

–En que yo llevo casi tres días en los que me pregunto si aún sigo soñando cada vez que abro los ojos.–confesó el.

Ella jadeó al tiempo que él le mordisqueaba suavemente los labios y la abrazaba. Feliz.

–Ojala esto no tuviese que acabar nunca.–se lamentó ella.–Ojala existiese de verdad ese botón para poder detener el tiempo y conservar los mejores momentos.

Él se mordió un labio, enigmáticamente atractivo mientras ella recorría sus abdominales con un dedo.

–Si ese botón existiese no valoraría tanto cada momento.

Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora