Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|

Capítulo 96

Y dicho eso, el chico comenzó a tocarle la canción, solo para ella, con aquella hermosa voz.

Tal vez sea una gran locura

Pero siento que ya no puedo vivir sin ti

Y aunque pueda, no quiero hacerlo

Has llegado demasiado pronto, sin previo aviso

Y sin saber cómo lo has hecho, te has instalado en mi corazón de una forma tan invasiva que no hay manera de dejar de pensarte.

Tan sólo te necesito a ti

Es curioso, solo han pasado unas semanas desde que te conozco

Y tengo la sensación de que te conozco de toda la vida

Tal vez lleve todo ese tiempo esperándote, sin saberlo

Eres lo que siempre soñé sin saber que podías existir.

Quizás seas solo un sueño del que no quiero despertar

Un sueño que veo una y otra vez en el firmamento eterno de la noche de tus ojos

No lo sé, sólo sé que eres lo que siempre busqué

Y sin saberlo viniste a mí, sin avisar, te instalaste en mi corazón

El tiempo sigue pasando para nosotros dos, pero cada vez la distancia es menor

No hay nada más poderoso que los lazos que crea el corazón,

Y cariño, créeme que el nuestro es irrompible

Te amo como nunca soñé que podía amar a nadie.

Eres mucho más que mi principio y mi fin,

Eres el sendero que recorreré cada noche de mi vida

Y eres a la vez el aire con el que caminaré por el durante el día.

Eres la que me sostendrá en mis peores momentos

Y yo seré el que siempre te cuidara, aunque sé que no te hace falta, mi pequeña locura,

Esa a la que volveré loca con una simple mirada.

Eres lo que siempre soñé sin saber que podías existir.

Quizás seas solo un sueño del que no quiero despertar

Un sueño que veo una y otra vez en el firmamento eterno de la noche de tus ojos

No lo sé, sólo sé que eres lo que siempre busqué

Y sin saberlo viniste a mí, sin avisar, te instalaste en mi corazón

Cuando Diego dejó de tocar Clara estaba conteniendo las lágrimas. La música era algo que ella llevaba dentro, era su pasión, era algo que amaba, y el hecho de que le compusiesen una canción para ella era algo mucho más valioso que nada en aquel mundo.

Sin pensárselo dos veces se lanzó al cuello de Diego y lo abrazó.

–Me encantas. ¿Me oyes? Me encantas, me encantas, me encantas –le dijo comiéndolo a besos.– Y quiero tocar esa canción. Esa será nuestra, y solo nuestra.

Diego sonrió ante su reacción, percatándose de que estaba dejando de lado su faceta de chica dura. Se tomaron su tiempo para repartirse sus frases, y para cantarlas. Clara se quedó asombrada ante los dotes del chico con la guitarra.

–Yo también se tocarla.–le dijo

–¿A sí? ¿Igual que sabías conducir?–bromeó arqueando las cejas en un atractivo gesto.