Capítulo 92

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La noche fue tremendamente fría. Paco y Sofía se habían pasado horas hablando por teléfono con otras personas, miembros de su grupo al parecer, pero ahora ambos se habían acostado a dormir. Clara se encontraba entre las sábanas, tan asustada que no podía ni tan siquiera cerrar los ojos. Su madre había intentado hablar con ella, pero ella había cerrado la puerta de su habitación con llave dejando ver a todos que no estaba disponible para el mundo. Tenía los cascos de su mp5 en la oreja, intentando centrarse en las canciones que escuchaba sin mucho éxito. Dicen que se tiene un verdadero problema cuando ni la música es capaz de hacerte parar de pensar sobre lo que te preocupa.

Cogió aire y se sintió helada. Paco le había dicho que muy probablemente no la buscarían a ella, que había cientos de chicas rubias en aquella ciudad, pero aun así no había podido evitar ver ese resquicio de duda en los claros ojos del hombre. ¿Y si realmente la buscaban a ella? ¿Y si estaba destinada a encontrarse con esa secta incluso antes de nacer? Demasiadas preguntas surcaban su inquieta mente, haciéndola sumergirse en un túnel en el que no se veía la luz al final del camino. Ni tan siquiera veía un final, simplemente sentía como si estuviese parada en mitad de ninguna parte incapaz de moverse, incapaz de avanzar. Era como si toda su vida se hubiese detenido por completo. No obstante, había una duda que la atormentaba más que ninguna otra...Si realmente alguien la había escogido como tributo...si realmente era cierto... ¿quién querría ser su ajusticiador?

Paco la había tranquilizado diciéndole que había contratado guardaespaldas de otros países y que nada tenían que ver con la secta, que había dado órdenes de que nadie entrase en la casa, pero aún así ella estaba muerta de miedo y llorando como si tuviese tres años, sin poder parar. Jamás había tenido tanto miedo y al mismo tiempo el hecho de saber que su padre había muerto a causa de aquellas personas desconocidas le hacía arder la sangre. Por otra parte, no podía dejar de desear que su padre estuviese con ella. Por unos momentos pensó en porqué el fantasma de su padre no se le aparecía como lo habían hecho los otros dos. Intentó no pensar en tonterías y evitar querer meterse en la cama de su madre con ella y con Paco, aunque la simple idea de dormir con el padre de Diego la echaba para atrás y le daba repelús. Cuando estaba a punto de levantarse y de pedirle a su madre que durmiese con ella el pomo de su puerta se giró con un crujido. La chica gritó con todas sus fuerzas durante unas milésimas de segundo.

–Tranquila, soy yo.–le dijo el chico cortando su grito.– Sabía que estabas asustada.

Clara se llevó una mano al pecho sintiendo el corazón acelerado.

–Estaba cerrada...–logró articular ella.

–Tengo llaves.–sonrió tristemente él.

Diego se tumbó en la cama con ella a su lado mirándola fijamente y le ofreció su hombro para que ella dejase caer la cabeza.

–Vamos, desahógate y llora todo lo que tengas que llorar. Una vez hagas eso hablaremos.

–No voy a llorar.–le aseguró ella cuando las lágrimas la traicionaban y su cara se contraía en una mueca por el llanto que trataba de aguantar.

–Ya te he dicho que se te da muy mal mentir.–le sonrió con dulzura mientras la abrazaba fuertemente y notaba las convulsiones de la chica.–Pase lo que pase, estoy a tu lado.

Aquellas palabras, más media hora de un llanto incontrolado hicieron que la joven se calmase un poco. La voz de Diego no había dejado de sonar en su oído, reconfortándola plenamente.

–Es normal que tengas miedo, pero recuerda lo que ha dicho mi padre, probablemente no sea a ti a la que buscan, y si eres tú, no van a tener ninguna facilidad para encontrarte o llegar a ti. Recuerda que yo he tardado diecisiete años en encontrarte mi pequeña.

Clara buscó los labios del chico al escucharlo decir algo tan tierno. Ese cálido sentimiento que Diego le producía se hizo paso entre el miedo. La chica no era capaz de entender como todo su mundo podía ir mal fuera de los brazos de Diego y fuera mucho más soportable entre ellos.

–Quiero irme de aquí.–le pidió.

–Escapémonos pues.–dijo él en un arrebato de frenesí, aunque luego se mordió un labio confuso.–Creo que tu madre tenía razón, aquí estas más a salvo que en ningún otro lado Clara. Si decidimos huir estoy completamente seguro de que nos encontraran y allí tan sólo estaré yo para defenderte, y puedo jurarte que lo haría con mi vida, pero seguramente sean muchos incluso para mí. Aquí estarás mejor.

Ella asintió con la cabeza.

–Tienes razón.–su voz sonó ronca por el llanto.

–Además, mañana Paco ya nos ha dado permiso para preparar el video. –Diego se ahorró el detalle de decirle que había tenido bronca con su padre a causa de ese tema y que en cierto modo no le había dado su consentimiento, pero al fin y al cabo, eso no era algo que el joven necesitase. Él ya sabía donde llevarla y estar tranquilos– Si no hay ningún motivo que pruebe que sea a ti a quien buscan no vas a cambiar tu vida ni a dejar de vivirla por nadie. Vamos, ¿dónde está esa chica que me decía que había que disfrutar el momento? Ahora estas en la cama, de nuevo no como yo esperaba,–bromeó– con una persona a la que le gustas muchísimo y con la que mañana te lo pasarás bien buscando una canción que nos guste a ambos.

Clara lo ignoró. No podía compartir el buen ánimo del chico.

–¿Y si entran aquí igual que entraron en casa de Paola?

–Mi padre ya ha pensado en eso. Hay hombres fuera controlando que todo vaya bien y además esta casa está plagada de cámaras por todos lados.

–¿Y si entran con pasamontañas y ocultos?

–¿De verdad crees que van a entrar en la casa de la única persona que se atreve a hacer algo para detenerlos? Ni ellos son tan estúpidos. Basta con que mi padre ponga un código y todo lo que ocurre en esta casa irá a parar a Internet y a los medios internacionales. Si entran aquí, todo el mundo entero lo sabrá.

Clara lo miró asombrada.

–¿Te lo ha dicho Paco?

–Ha venido a verme hace un rato y le he preguntado exactamente lo mismo. Fuera de Tanis nadie lo cree porque no tiene pruebas, pero si muestra cómo encapuchados entran en su casa, la prensa investigará.

Clara se relajó entre sus brazos y suspiró aliviada. En ese caso, justo donde se encontraba estaba a salvo.

–¿Y ves de verdad necesario ir a grabar un vídeo en estas circunstancias?

Diego rio con suavidad.

–¿Crees que estas circunstancias van a cambiar? Aunque cumplas los dieciséis, siempre pueden ocurrir cosas malas, y este lugar es experto en ello. ¿No te das cuenta? Si quieren matarte van a hacerlo aunque no puedan sacrificarte ante la reina.

La chica volvió a temblar al darse cuenta de que tenía razón.

–En algún momento ambos huiremos de este lugar como hicieron tus padres.–le susurró Diego acariciándole el cabello.

Clara respiró hondo. Aquello era demasiado para cualquier persona.

–¿Cómo estás tú por lo de tu madre?–le susurró.

–Bien, pasase lo que pasase eso no va a devolvérmela, así que no pienso martirizarme más de lo que lo he hecho ya esta tarde.

Clara acortó aún más las distancias con él al darse cuenta de la vulnerabilidad que había en sus ojos. Diego la estrechó contra sí y se tumbó en la cama, acurrucándola sobre su pecho diciéndole palabras tranquilizadoras que poco a poco tuvieron un efecto sedante en la chica, que mucho más segura logró dormirse, totalmente ajena a aquella sombra que los observaba a ambos de nuevo desde aquel árbol en el que se veía perfectamente la habitación de la chica. Lo única diferencia fue que en esta ocasión, ni tan siquiera Diego se dio cuenta de esa figura que se alzaba en la noche, con una sonrisa que tan sólo podía presagiar la locura de alguien profundamente herido.

Mil gracias por leer!! ¿Qué va a pasar? ¿Se os ocurre? Enseguida os subo el siguiente!!!

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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora