En la cocina Miguel seguía comiéndose todo lo que había en la mesa. Clara lo miraba algo asombrada por la cantidad de comida que le cabía al chico en el estómago al tiempo que escuchaba el enervante tic–tac del reloj de la cocina.
–¿No crees que Diego está llevando todo esto de la protección muy lejos?
Miguel levantó la vista, confuso ante su irritación.
–Ya sabes, todo esto de defenderme de Jaime primero y ahora de no querer dejarme sola... Estoy demasiado acostumbrada a ir a mi bola.
El chico acabó de masticar y arqueó una ceja. Una suave brisa recorría la estancia.
–Jaime no es de fiar Clara. Ni tan siquiera nosotros que no le tenemos miedo nos fiamos de él. No debes de descuidarte.
Ella puso los ojos en blanco y resopló levantándose de la silla.
–No creo que sea ningún psicópata Miguel. Estáis llevando esto de la protección muy lejos. Además, seguro que ya ni se acordará de mi cara. Y Diego me dijo que les había dicho que me dejasen en paz y ambos habían accedido.
Un escalofrío la recorrió al volver a ver aquellos ojos verdes en su mente, como tantas noches había hecho antes de dormirse. Miguel también se levantó y se acercó a ella. Le sacaba dos cabezas y aquella camiseta de mangas cortas marrón hacía que sus ojos pareciesen aún más cálidos.
–Tal vez puedes confiar en que Lobo no te hará nada, pero yo no me fiaría del otro.–dijo con hastío, y Clara se preguntó por qué motivo Miguel quería que ella desconfiase de Jaime. ¿Acaso Miguel tenía algo que ver en las muertes de las demás personas?, el chico continuó hablando antes de que ella pudiese ni tan siquiera pensar dos veces en aquello.– Puedo entender que todo esto te moleste, pero hoy Diego iba a hablar entre muchas comillas con Jaime así que esto no durará mucho.
–¿Iba a hablar con Jaime? A mí me dijo que había quedado con Gloria...
Miguel abrió los ojos.
–¿Para qué?
Clara se mordió los labios. Tal vez no debería de haber dicho eso.
–Creo que iba a dejarla.
Agachó la cabeza y miró al suelo. No se creía capaz de soportar la mirada acusadora de Miguel por haber roto aquella pareja. Porque había sido ella ¿no? Aquella duda surcó su mente unos instantes.
–Gracias.
Aquella respuesta anonadó tantísimo a la chica que levantó la cabeza sorprendida dejando a un lado el bochorno.
–¿Perdona?
Él estaba serio. Eso era algo extraño.
–Diego no era feliz con ella Clara, y...no sé si te ha contado...–dudó unos instantes mientras la escrutaba con la mirada–.
–Sí, lo ha hecho. Sé que esta con Gloria por lo que ocurrió en aquella carrera de motos.
No se sentía preparada para decir que había matado a una chica inocente.
–Entiendo.
Fue su única respuesta mientras ambos se miraban. Era un silencio incómodo.
–Aunque parezca mentira Diego ha cambiado mucho en esta semana que llevas aquí. Es como si lo hubieras despertado, como si volviese a ser el de antes. No sé lo que pasa entre vosotros, pero sí sé que le has ayudado a tomar una buena decisión. Gloria es demasiado...falsa y esa relación no llegaba a ninguna parte.
Ella permaneció callada.
–No sé si ha hecho lo correcto.–se lamentó al fin.
–Ella no lo quiere rubia.–contestó en seguida el joven, totalmente seguro de sí mismo.– Gloria tan sólo está con él por la popularidad que tiene Diego y por todo el dinero que posee. Al principio todos pensábamos que ella estaba enamorada de él, pero poco a poco todos nos hemos dado cuenta de cómo es realmente y de que lo único que le importa son las apariencias.
Clara se quedó anonadada.
–¿Qué no lo quiere?
–Claro que no. –farfulló él molesto.– Eso no es ningún secreto para nadie.
Ella tardó en asimilarlo. Sabía que Diego era uno de los chicos más populares, Carolina estaba cansada de decírselo, pero no entendía como una persona podía estar con otra simplemente por popularidad y dinero. Se preguntó a sí misma cuánto de rico podía ser ese chico.
–¿Qué ocurre?
–Nada.
Miguel rio, percatándose de lo que ella pensaba..
–Eso no es algo que él vaya diciendo por ahí, pero tiene varias casas en grandes ciudades y varios yates de lujo además de aviones privados y un larguísimo etcétera...
–No lo sabía.
El joven frunció los labios.
–¿Cambia eso las cosas?
–Por supuesto que no.–sentenció ella muy segura.
–¿Vas en serio con él?
Clara se notó enrojecer nada más escuchar esa pregunta.
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Enormes besos y gracias por leer.
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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|
Teen FictionHISTORIA COMPLETA #1 en hermanastros 26/10/18 #5 en misterio y en suspenso 02/09/18 ¿Y si estuvieses destinada a morir incluso antes de nacer? Clara es una joven de quince años que vive en el sur de España. Al borde de la quiebra, su madre Sofía, c...