A la mañana siguiente Clara despertó en el sofá tapada con una manta. Miró a su alrededor algo desconcertada. Recordó como la noche anterior la había pasado viendo la televisión con Diego justo después de contarle lo de Julia. Se estremeció ante el recuerdo de sus lágrimas. Recordó sus bromas y sus pequeños detalles que tan importantes le parecían, como el hecho de traerle la manta y arroparla, o el de hacerle un sándwich cuando dijo que tenía algo de hambre. Se ruborizó al recordar cómo se había dejado caer en su pecho y como había sentido el latir de su corazón, tan vivo y lleno de ilusiones como el suyo.
Vio que los platos de palomitas que el chico le había hecho ya no estaban encima de la mesa, por lo que supuso que el joven debería de haberlos recogido. Habían pasado la noche abrazados y contándose cosas de su infancia, cosa de la que jamás había hablado con nadie a excepción de Ismael. Sin embargo, era como si Diego le trasmitiese mil veces más seguridad en una semana que Ismael en todos los años que llevaba con él. Sabía que podía confiar en el chico de ojos azules, de una forma u otra, sabía que no iba a traicionarla. Ni tan siquiera se sentía mal por saber que él tenía novia, no sentía nada salvo paz. Clara le contó quien era Ismael, el chico con el que la escuchó hablar por móvil la primera noche en la que se conocieron y cenaron juntos. Ella le dijo que era un amigo de infancia, y tras contarle aquello tuvo la sensación de que el chico se relajó un poco. Diego, por su parte le habló de su distanciada familia, de cómo su tía Lucía no podía ver a su padre. En una ocasión escuchó a su tía decir que su padre era el responsable de la muerte de su hermana. Diego le dijo que él era tan joven que no recordaba si lo había soñado o si de verdad se le había escapado. Le contó que su padre casi siempre estaba fuera de casa y que él solía vivir con su tía. Clara se quedó anonada cuando le contó que la chica que aparecía en las fotos que estaban antes en su habitación era su madre. Había heredado aquella cabellera tan negra de la chica del corcho que Paco había recogido de su habitación la primera noche. Su mente quiso conectar algo, tal vez un hilo de pensamientos con otro, pero era algo que aún a la joven se le escapaba.
No obstante, lo que más le llamó la atención de aquella noche fue el motivo por el que Lobo le tenía respeto.
–¿Por qué te respeta Lobo? –había preguntado ella la noche anterior cuando Diego sacó el tema.
–Es una larga historia.–le había sonreído él, educado.
–Resúmela.
Él ladeó la cabeza y posó sus ojos azules en ella. Ella se sintió temblar en su mirada, como si un remolino fuese en su búsqueda y la llevase a oscuras y hermosas profundidades.
–Como quieras.–tomó aire.– Cuando ocurrió lo de Claudia y la encontraron...bueno...en esas condiciones, acusaron a Jaime y a Lobo. Él estaba presente cuando Jaime amenazó
a Claudia y por lo tanto los dos tuvieron que ir a juicio. La diferencia era que mientras que Jaime no tenía delitos penales previos, Lobo sí los tenía, y precisamente la noche en la que ocurrió lo de Claudia él estaba conmigo. Estábamos...bueno...robando en casa de un hombre con el que habíamos tenido un problemilla previamente aunque eso no tiene importancia. El caso es que estaba conmigo y a pesar de eso fue acusado de matarla. Llegó el día del juicio y él estaba ya totalmente convencido de que iban a condenarlo, pero entonces aparecí yo como testigo. No le había dicho nada ya que tenía mis dudas al respecto, pero al entrar en la sala y declarar que esa noche estaba conmigo parecí ganarme su respeto. Es como si estuviese en deuda conmigo Clara, pero es demasiado orgulloso para admitir nada, así que me trata como uno más que debe de respetarlo al igual que hacen todos los demás, pero cuando estamos solos sé que me considera diferente y me respeta. No se atrevería a hacer nada en mi contra porque se siente en deuda conmigo. Además, siempre les he acompañado a todas las peleas entre bandas en las que han sido participes. Es algo así como lo que le ocurre a Jaime, después de tantos años juntos hay una especie de lazo que nos une queramos o no, algo que nos impide hacernos daño más allá de lo físico. Aunque la mayoría de los jóvenes piensen que ambos son peligrosos, y créeme que lo son, ninguna haría nada directamente contra mí.–dirigió su mirada hacia ella.– Por eso me preocupaste tanto desde el primer momento en el que me fije en ti. Desde esa primera vez supe que estábamos destinados a encontrarnos. Tú eres la forma más rápida de llegar hasta mí. Si te tocan, me tocan. La noche en la que Sergio entró en tu habitación Miguel los vio salir de mi propiedad, así que seguramente estuvieron husmeando por aquí. Al día siguiente de eso fui a verlos con Miguel y Lucas y los dos me dijeron que iban a dejarte en paz a cambio de que yo no los desafiase más en público a ninguno de ellos.
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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|
Teen FictionHISTORIA COMPLETA #1 en hermanastros 26/10/18 #5 en misterio y en suspenso 02/09/18 ¿Y si estuvieses destinada a morir incluso antes de nacer? Clara es una joven de quince años que vive en el sur de España. Al borde de la quiebra, su madre Sofía, c...