A Clara la noche se le hizo eterna. No había podido pegar ojo. Incluso durmió con la luz encendida, asustada de volver a encontrarse al fantasma del castillo. No había caído en que era la misma chica que vio en las imágenes del corcho de su habitación. ¿No obstante, quién sería aquella mujer?
Clara había llamado más de una vez a Lauren a lo largo de la noche, pero el fantasma seguía sin aparecer. ¿Acaso se había ido ya al otro lado o donde quiera que fuesen los fantasmas?
Cada vez que cerraba los ojos veía la cara de la chica sin ojos, sin mirada, sin reflejo del alma. Su madre y Paco habían salido esa misma mañana temprano, alegando que tenían cosas que hacer. Por lo poco que sabía, toda la ciudad estaba conmocionada. Clara estaba sentada en una butaca en el jardín, mirando fijamente la piscina con aquella agua tan cristalina. Seguía sin aceptar que aquello hubiese pasado, pero ahora su fuerte carácter se estaba imponiendo ante ese estado de shock. Habían matado a una persona, de una manera horrible, una forma de matar que muy probablemente se utilizase desde hacía cientos de años por los seguidores de esa reina. Y por lo que sabía, no era la única chica que había muerto de esa forma. Claudia murió en las mismas circunstancias hace más de un año. Estaba claro que en aquella ciudad ocurría algo extraño. Había un asesino suelto. Uno que mataba en serie a chicas menores de dieciséis años, y lo peor de todo, nadie en esa ciudad quería hablar de ese tema. ¿Por qué no? Estaban muriendo chicas cada poco tiempo. Chicas jóvenes y con toda la vida por delante. ¿Por qué se negaba una ciudad entera a entender que había un asesino suelto que mataba siguiendo una extraña fe hacia una antigua reina? Hasta ella que llevaba tan poco tiempo allí se había dado cuenta de ello. Suspiró intentando pensar donde estaba el problema, pero fue una conocida voz la que le dio la respuesta.
– El silencio es el lenguaje de los inteligentes, pero también el de los cobardes.
Su hermosa voz surcó la mañana mientras Clara se asustaba. En el estado en el que estaba, cualquier cosa podría asustarla. Se giró hacia su hermanastro, que se sentó en la butaca de al lado y la contempló.
–¿Cómo estás?
Clara se encogió de hombros.
–Bien.
Diego la contempló unos instantes antes de abrazarla. La chica se quedó perpleja.
–¿Por qué me abrazas?
Pudo sentir su cuerpo convulsionarse en un leve suspiro, divertido.
–¿Cuántas veces tengo que decirte que mientes fatal?
Ella se sintió conmovida.
–¿Y yo cuantas veces tendré que repetirte que no contestes con preguntas?
Él se separó de ella, dedicándole una cálida media sonrisa.
–¿Cómo estás?–repitió.
Ella cogió aire, intentando calmar ese efecto que el cuerpo del joven causaba en ella e intentando evitar el hecho de que volviese a responder de esa forma tan suya.
–No lo sé. Supongo que aún estoy algo en shock...al menos ya he parado de llorar compulsivamente.
Diego estiró los dos brazos y los colocó detrás de su espalda. Sus músculos se marcaron bajo una camiseta de tirantes.
–Es normal.–dijo tan sólo.
Clara se le quedó mirando, si no la hubiese abrazado segundos antes juraría que el chico parecía más distante que otros días. Tal vez él también estuviese afectado.
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Lo que el miedo no pudo silenciar© |TERMINADA|
أدب المراهقينHISTORIA COMPLETA #1 en hermanastros 26/10/18 #5 en misterio y en suspenso 02/09/18 ¿Y si estuvieses destinada a morir incluso antes de nacer? Clara es una joven de quince años que vive en el sur de España. Al borde de la quiebra, su madre Sofía, c...