Shanks

6.3K 165 44
                                        

Plan de conquista.
Shanks x OC.
AU.

Tuvo que abotonarle por tercera vez el cuello de la camisa.

—¡Mihi, déjame respirar de una vez! Siento que me asfixio si voy así —protestó Shanks con un mohín infantil, tirándose de aquella impecable y blanca camisa.

—No me llames así si no quieres quedarte esta noche en la residencia —amenazó aquel hombre tan serio. Su amigo se hizo el inocente. Necesitaba ir a aquella fiesta más que nada en el mundo, y por rendirse en aquella ocasión no pasaría nada—. Y para de moverte y tirar de la ropa. Recuerda que es mía y como me la estires cortaré en pedazos tus pantalones favoritos. Ya te estoy dejando ir sin corbata; deberías sentirte agradecido.

—Sí, sí... Lo que tú digas —Suspiró. Su mejor amigo no paraba de dar vueltas alrededor de él y, viendo que seguía desordenándose el pelo, tuvo que ir a por más gomina—. Al fin y al cabo a mí no me habrían invitado a la fiesta de no ser por ti, Mihawk —El chico agradeció el gesto de escuchar su nombre completo y fue más delicado a la hora de llevar su pelo hacia atrás.

En el fondo el pelirrojo no necesitaba demasiadas atenciones para ser apuesto. Si no tuviese pintas de vagabundo, podría ligar tanto como él. Aunque nunca se lo admitiría en alto, por supuesto.

—¿Estás preparado para lo de esta noche, pelirrojo?

—Creo... Creo que sí —Y esbozó una pequeña sonrisa al mirarse al espejo por fin. Parecía otro tan bien peinado y vestido, pero le agradaba—. Hoy me declararé a Héctor.

Cuando se dio cuenta de lo solo que estaba, los nervios volvieron a Shanks

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando se dio cuenta de lo solo que estaba, los nervios volvieron a Shanks. Él había ido hasta allí con el único propósito de coincidir con aquel hombre que llevaba tanto rondando sus pensamientos.

Tras un accidente él desapareció de la facultad y la residencia para curarse, y con el inicio del nuevo año ya estaba de vuelta. Necesitaba saber sobre él pero tampoco se veía capaz de orientarse en un ambiente tan distante de lo que le gustaba a él. Él prefería beber con sus amigos y luego dar una vuelta por la ciudad, a ver qué les llamaba la atención aquel día. Y encerrarse en un local alquilado le daba un poco de pereza.

—¿El morenazo ya ha caído en combate? —Un brazo rodeó sus hombros y se giró para abrazar al chico que reconocía por su voz.

—¡Benn, al final viniste! 

—¿Cómo querías que te dejase solo en una ocasión como esta? —replicó con una sonrisa socarrona—. Ven a tomar un trago antes de hacer nada, vamos. Necesitas quitarte esos nervios de encima si no quieres despeinarte tan pronto. Definitivamente Mihawk tiene buena mano para estas cosas.

Shanks accedió sin saber qué más podía hacer. Necesitaba calmarse, aquello era cierto. Por lo que siguió la ancha espalda de su amigo entre la gran multitud que rodeaba la mesa de bebidas. Fue complicado, pero pudo arreglárselas para tomar un vaso de ron. Cuando se volteó para mirar a Benn, este observaba con curiosidad a un chico y una chica que se encontraban de espaldas. Al fijarme más, supo que era Héctor. Tragó saliva.

—Esa chica no se despega de él. Creo que son amigos, hermanos o primos. Algo así. Nada que tenga que detenerte, jefe —Y le guiño un ojo a Shanks, quien por cada segundo que pasaba sabía menos cómo actuar.

—Pero con ella allí...

—No es necesario que te preocupes —De repente un chico con rastas se acercó a ellos y se llevó a la chica. Antes de desaparecer de su vista, se giró hacia el pelirrojo y alzó el pulgar. Era su amigo Yasopp–. Nosotros nos encargamos de cubrirte las espaldas; ya deberías saberlo —Le dio una palmada en la espalda que podría tumbar un camión, para animarlo a avanzar.

—¿Estoy...?

—Muy guapo —interrumpió entre suspiros–. Anda, vete —Y Shanks se enfrentó a todos con tal de alcanzarlo. No podía hacer menos para corresponder al esfuerzo de sus amigos.

Al plantarse ante él por fin, pudo comprobar por qué había pasado tantos meses desaparecido. Prácticamente la mitad de su rostro estaba quemada y, por lo que notaba a través de su polo, también parte de su cuello y brazo. Se sintió fatal al no haberse enterado de nada de él en aquel tiempo. 

—Cuánto tiempo, Shanks. Me alegra volver a verte —respondió con suma tranquilidad y aquella pequeña sonrisa.

—¡Héctor, yo...! ¡Tío! —Tartamudeaba sin saber qué decir. Era más puro de lo que recordaba.

—No me mires así, anda. Son cosas que pasan —El pelirrojo iba a protestar pero el castaño agarró su hombro derecho para hacerlo entrar en razón—. Nadie de clase sabía nada, solo mis amigos. Así que no te sientas culpable por no darte cuenta de la gravedad, ¿vale? Siempre he apreciado lo alegre que eres. ¿Por qué preocuparse a estas alturas?

Sus ojos verdes, inocentes, chocaron con los negros de Shanks, tan culpables. Este se mordió el labio inferior por la rabia.

—Sé que para cualquiera puede ser chocante que vuelvas así, pero... —Observó la humedad del pelo castaño de Héctor, cómo caía hasta tapar parcialmente sus orbes curiosos, rasgados siempre por aquella sonrisa pequeña y reconfortante. Observó que seguía llevando gorros aunque estuviese bajo techo. Observó cómo su piel quemada también se extendía por sus dedos—. Yo quería saber todo sobre ti. Y al final ni sabía en qué estado estabas. Ni dónde, ni por qué, ni cuánto tiempo de recuperación sería necesario. Tal vez no me acerqué tanto a ti como para llamarnos amigos, ¡pero me preocupaba igual! Pero quería saber de ti... Y me sigo preocupando. Y sigo queriendo... –Agachaba la cabeza a medida que hablaba, persiguiendo aquel tono de voz que caía hasta perderse entre las piernas de ambos.

—Vaya, no sabía que estabas así... Ahora soy yo quien se siente culpable por no decirte nada —atajó con una risilla nerviosa. La mano que llevaba siglos apoyada en el hombro derecho de Shanks se deslizó por su nuca hasta enterrarse en su pelo. Y lo aproximó a él para abrazarlo con fuerza.

A pesar de las ropas que le había dado Mihawk para aparentar ser un chico salvaje y atractivo, el pelirrojo lloró como un niño en los brazos de Héctor. No sabía el porqué, pero necesitaba desahogarse de toda aquella tensión que llevaba meses acumulando y que de repente recordaba que existía en su pecho.

Algunos compañeros de clase se extrañaban con la escena, pero suponían que Shanks iría muy borracho. Tampoco es que tuviese demasiada buena fama a la hora de beber. Incluso Héctor estaba sorprendido al ver que le afectaba tanto.

Por fin el pelirrojo pudo recuperar la compostura y mirarlo de nuevo. Estaba todo despeinado y tenía los ojos hinchados. Seguramente Mihawk se enfadaría con él cuando se enterase.

—Lamento haber montado esta escenita, en serio.

—¡No; no te preocupes! Cada uno siente las cosas de una forma y... bueno, no voy a negar que me suba el ego el notar que alguien se interesa tanto por mí... —Respondió un poco sonrojado, creyéndose demasiado arrogante.

Mientras se secaba las lágrimas que le quedaban, Shanks sonreía al ver aquello. Era demasiado tierno—. Debería subírtelo, sí. No es para menos. Al fin y al cabo..., me gustas, Héctor —admitió por fin, empuñando una de aquellas sonrisas enormes que cautivaban a cualquiera.

—¿Q-Qué? Yo... —El castaño había estado calmado todo el tiempo, pero la timidez que lo caracterizaba regresó. Entonces no se había dado cuenta hasta ese momento de por qué estaba tan emocionado al verlo de nuevo. Vaya inocencia...—. Lo siento, no quiero parecer maleducado. Es que no me lo esperaba y... no sé qué decir —Su cara estaba al nivel del pelo de Shanks y se rascaba la nuca con preocupación—. Bueno, pues quizás.. , entonces..., si es así..., te gustaría hablarlo mejor un día que no estés afectado por el alcohol y podamos charlar sin preocupaciones..., ¿o no?

Los ojillos de Shanks se iluminaron y saltó de la emoción. Definitivamente diría que sí. Él era la única razón por la que seguía en aquella fiesta.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora