Negocios.
Jinbei x Lince.
Pedido de suugaarpiink.
Lince era un hombre curioso, astuto y demasiado impulsivo para su propio bien. Si en vez de estar hablando con él se estuviese dirigiendo a la mayoría de sus antiguos compañeros shichibukai, ya habría muerto.
—Creo que conozco un detalle que te interesa, pero no sé si me compensa proporcionarte esa información sin recibir nada a cambio, Jinbei...
Desde aquel instante en que le recordó su nombre, el gyojin se arrepintió de haberlo hecho. Aquel rubio y esbelto noble lo había gastado en tan solo unas horas, como si se sintiese más poderoso con aquel dato en la punta de su lengua. Ya habían pasado unas cuantas horas charlando desde su encuentro en la taberna hasta sus paseos por el muelle, pero no conseguía comprender la naturaleza de aquella aura anaranjada, salvaje pero metódica, que se cernía sobre él.
—¿Entonces esta era tu intención? ¿Chantajearme?
—La verdad es que no. Me pareciste demasiado interesante en medio de una isla sin historia —admitió, encogiéndose de hombros. Era una persona sincera y resuelta, pero un gran misterio seguía escondido a la altura de su comisura derecha—. Ahora recordé algo que vi en mis viajes y quizá con esa información podrías aceptar un pedido que tengo para ti, Jinbei.
—Soy un pirata; sé cómo funciona esto —atajó el gyojin, consciente del juego que se estaba llevando a cabo—. ¿Qué tienes para ofrecerme? Después escucharé tus demandas.
La sal del mar inundaba sus fosas nasales a medida que se aproximaban a los barcos anclados en el puerto. No era una construcción demasiado elaborada, con unos tablones de madera podridos por la humedad, grúas hundidas ante el peso de los años y una lonja que se nutría más del intercambio mercantil que de la pesca local. Fuese como fuere, el agua siempre lo hacía sentir a salvo ante individuos tan escurridizos como Lince, un gran admirador de las pausas dramáticas y los enunciados opacos e incomprensibles.
—Sé dónde se encuentra el gyojin Aladdin. Como no lo vi contigo ahora que ya no eres shichibukai, imagino que tratarás de reclutar a los antiguos Piratas del Sol, ¿me equivoco?
Jinbei ni siquiera trató de disimular su interés. Lince sabía jugar sus cartas y leer sus expresiones faciales como si fuese de su misma raza y no un hombre-pez de tres metros de altura. Quizá aquello aceleraría el proceso. Una vez se reencontrase con Aladdin, seguramente conocería dónde se encontraban los demás piratas de su banda. El vicecapitán siempre se había preocupado por mantener a salvo a los suyos, así que no le cabía duda de que seguiría en contacto con todos.
—Deseo volver a comunicarme con él, sí. ¿Cuáles son tus condiciones?
Los ojos anaranjados de Lince resplandecieron de satisfacción y posó uno de sus puños en el tatuaje del sol en su pecho, simulando un golpe. Su sonrisa brillaba tanto como su cabello rubio ante el contacto directo con los rayos de sol.
—Quiero que me enseñes el karate gyojin, Caballero del Mar.
Los ojos plateados de Jinbei se abrieron con sorpresa y se apartó instintivamente del puño de Lince—. Nuestras técnicas de combate necesitan años de aprendizaje que no valen esa información. Además, no me interesa que relacionen con mi raza aquello para lo que necesites mi habilidad.
No había alzado la voz ni mostrado su furia, pero el tono grave y tajante del gyojin fue suficiente para que el rubio mostrase su decepción y meditase su contraoferta.
—Admito que deseo contrarrestar el poder de los usuarios de akuma no mi y ayudar a destruir a los marines y delincuentes que están poblando la isla de mi hermano ahora que no tiene acceso a su antigua posición de poder, ¿pero acaso puedes culpar a un hombre de querer recuperar su hogar, Jinbei? No te quitaré mucho de tu tiempo, ya que al fin y al cabo ambos tenemos objetivos que cumplir. Te puedo asegurar que aprendo rápido, y con conocer unas nociones básicas podría luego mejorar de forma autodidacta.
A medida que exponía sus argumentos, su rostro se iluminaba con la emoción de un debate o discusión que solamente existía en su cabeza. Quizá se había ganado la vida como mercader, consejero o filósofo, con un amor por las palabras —y su propia voz— que no eran comunes en un pirata o criminal común como los que hacían aquella clase de transacciones de información.
—De todas formas, el camino hasta la última ubicación de Aladdin está a un mes en barco y sería un momento perfecto para mi entrenamiento, Jinbei. ¿No te gustaría descansar las... aletas?
Jinbei prefirió omitir el hecho de que no tenía aletas con un bufido—. Tengo mi propio barco, Lince.
—Entonces nos acompañaremos mutuamente durante el viaje.
Aunque seguía con aquella sonrisa victoriosa en los labios y aquel brillo presuntuoso en la mirada, su actitud misteriosa se había ido combando ante el peso de sus propios deseos y aspiraciones. Ahora podía percibir que era mucho más inexperto de lo que dejaba entrever y que, aunque tuviese su propia fortaleza, aún no había sido forjado por el mar hasta convertirse en una amenaza. Entonces vio que sí que era un hijo del Paraíso de Grand Line.
—Más te vale saber que soy un maestro exigente.
Lince ladeó la cabeza, satisfecho, y la superficie dorada de su pendiente con forma de dragón se reflejó en sus ojos—. Y yo un alumno entregado, Jinbei. Al final suplicarás que me quede en tu tripulación y tendré que romperte el corazón...
El gyojin rompió a reír como no lo había hecho en días, consciente de cómo afectaba su presencia a los habitantes de aquellas islas. El rubio había sido lo suficientemente rápido para recuperar la compostura y la autoridad que todo guerrero del mar necesitaba, pero no quitaba que, en su mente, fuese inofensivo y mucho más amable de lo que deseaba demostrar.
Tal vez sería una experiencia interesante conocer más de cerca a aquel humano tan honesto y escurridizo a partes iguales. Al fin y al cabo, llevaba demasiado tiempo sin permitirse disfrutar de una experiencia nueva e inesperada.

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Retazos; One Piece x OC
Fiksi PenggemarColección de one-shots de One Piece con la inclusión de OC. Puede haber parejas de todo tipo. ©Los OC me pertenecen íntegramente y no se permiten copias de los mismos, incluidos los relatos en los que aparecen. © Los personajes de One Piece pertenec...