Doflamingo

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Vasallaje.
Doflamingo x OC.
AU medieval.

Chasqueó la lengua. Estaba cansado de aquellas conversaciones banales. ¿Qué le importaba a él que mejorase la cosecha de ese año respecto al anterior? Al final el seguiría disfrutando de lo mismo y si tuviese algún capricho siempre habría alguien para regalárselo e intentar ganar su favor.

—¡Su Majestad! Sir Zeiss acaba de volver de su viaje y está en el recibidor.

Hizo un ademán con su mano para que se callase y se marchase de la sala del trono. No le apetecía aguantar más cháchara vacía por esa tarde.

—Le ha traído un regalo. Se quedará en los jardines para que pueda admirarlo cuando lo desee.

Y más aduladores…

—¿Qué es esta vez? ¿Joyas?, ¿oro?

—No, Su Majestad. Ha traído un ejército y una petición de conquista.

El rey sonrió de oreja a oreja. Eso sí que era querer ganarse su favor—. Creo que ya estoy dispuesto para charlar con ese caballero. Tráelo.

Y el soldado cumplió su orden a rajatabla.

Aquel noble era exótico para ser de su propio país. Siendo la mayoría rubios y altos, él tenía el pelo completamente blanco y era bastante bajo. Debía de rondar el metro noventa. Era de edad media; no podía pasar de los treinta años. Y estaba atrayendo su atención cuando ni los más ancianos lo habían conseguido. La vía militar era la única que le llamaba la atención, y aquel hombre supo entenderlo a pesar de no participar en las grandes guerras que habían acontecido 12 años atrás.

—Sir Zeiss, noble de la casa Servo, proveniente de Volta, se presenta ante usted, Su Majestad. Por otra parte, ¡saluden al rey Doflamingo respetuosamente! —Los soldados dieron un golpe con sus lanzas en el suelo y el noble se arrodilló con presteza. Con un chasquido de dedos de su amo, se dispersaron por palacio.

—Bueno, Sir Zeiss, estoy esperando que me cuentes qué has hecho en estos dos años. ¿De dónde ha salido semejante regalo?

El noble, todavía con la cabeza agachada y la rodilla en el suelo, sonrió con gentileza—. Como habrá notado, mi aspecto no es el común para un quijote. He estado investigando mis orígenes y he encontrado un pueblo al norte de nuestro país. Después de investigar unos meses me he enfrentado a un conflicto dinástico. Los nobles de aquella zona apoyaron a aquel rey derrotado. Y ahora claman por venganza y dignidad. ¿No le parece un buen momento para invadir y conquistar? Al fin y al cabo, no serán rivales para nosotros.

Aquellos ojos azules y ambiciosos centellearon en las gafas de su rey. Ciertamente se había cruzado con otra bestia hambrienta—. Enséñame a esos hombres. Yo mismo decidiré si valen la pena o no.

Sir Zeiss asintió sin inmutarse, y con un gesto le ofreció tomar la delantera. Por algo era el rey. Por lo menos sabía cuál era su sitio en todo aquello.

Avanzaron por el Palacio Real a grandes pasos. Doflamingo admitía para sus adentros que le apetecía descubrir con qué se encontraría, y si aquella nobleza extranjera poseía la capacidad de arrodillarse mientras clamaba por su propia dignidad. Le resultaba patético solo de pensarlo. Y al ver sus filas en el jardín, lo pensó todavía más. A ojo podía calcular entre unos 1000 y 1500 hombres. 200 de caballería. No estaba mal pero aquella solemnidad y silencio en cuanto hizo acto de presencia lo cautivó. No tenían ni el más mínimo orgullo; solo eran ambición en cuerpos humanos. Si ganaban la guerra, obtendrían una alta posición en el nuevo Estado; y esa era una oportunidad que no pensaban desperdiciar.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora