Retazos; One Piece x OC

Newgate

El futuro.

Shirohige x OC.

Pedido de saitely.

Como su último día en compañía de la banda de Shirohige, se preparó una gran fiesta de despedida. El siempre eléctrico y festivo Oden agradeció el gesto y fue, para no romper la tradición, el centro de atención. Los piratas de Roger se habían subido al Moby Dick y acompañaban a sus rivales en los cánticos y bailes de celebración.

Newgate chasqueó la lengua, apesadumbrado ante tal espectáculo de borrachos descoordinados. En cierto sentido, aquello era como una victoria para su mayor adversario y mejor amigo y no pretendía fingir que no lo irritaba. El rubio ya se había acostumbrado a que todo le saliese bien, a encontrar una última oportunidad o golpe de suerte para girar las tornas a su favor, pero en aquella ocasión no parecía que fuese a suceder...

Roger le había robado a Oden y este último ni siquiera se había molestado en fingir que le guardaba lealtad a Newgate —aunque nadie esperaba de él que supiese siquiera lo que era la estabilidad y el compromiso—. A pesar de ser su capitán, no lo ataría en corto; la familia jamás se podía formar a la fuerza, y si había decidido sustituirlo, él no era nadie para evitarlo ni valdría la pena. Aun así, los gruñidos y suspiros de exasperación no pasaron desapercibidos para uno de los tripulantes del barco.

—Alegra esa casa, Newgate. No puedes seguir ofendido por la decisión de Oden. Cuando no lo vuelvas a ver, te arrepentirás de no haber disfrutado los últimos días que compartisteis banda.

—¿Esa es una premonición o un mal de ojo?

—Ni una cosa ni la otra, pero sabes que tengo razón.

Asieumedre no pertenecía como tal a la banda de Shirohige, pero al mantener una gran amistad con él, los viajes y favores compartidos se habían hecho habituales. En aquella ocasión, se habían cruzado en una isla, recluido por la Marina, así que Newgate no dudó en rescatarlo y transportarlo en su barco hasta el rincón del Paraíso que decidiese visitar. Tiempo atrás descubrió que poseía una extraña habilidad que no provenía de una akuma no mi, sueños premonitorios, y en ocasiones había acudido a él para discutir algún tema que lo afligía. Y en aquel momento ni siquiera Asieumedre había podido adelantarse a la impulsividad que compartían Roger y Oden.

—Ese cretino no respeta nada. Nosotros hemos criado a Momo y a Hiyori y cuidamos a Toki como si estuviese hecha de oro..., ¿y así nos lo paga?

—Oden solo escucha a su corazón; no puedes odiarlo por ello. Por lo menos Izou ha decidido que tú eres su destino, Newgate.

En aquella ocasión, el capitán pirata dejó de clavar las cuchillas de sus ojos castaños en la figura danzante de Oden en cubierta y las desvió hacia Asieumedre. A pesar de que lo llamasen León Alado, debía inclinar la cabeza para verlo posado en el suelo. Su cabellera rubia ondeaba con la brisa del mar y se conectaba con su espesa barba hasta formar la melena más suave y brillante que jamás había tocado. A pesar de ello, su aspecto no era nada fiero, con aquellos ojos de ciervo que lo observaban todo con dulzura y los labios redondeados que siempre le sonreían a la vida. O a él, como en aquel instante.

—Los buenos hijos no compensan los errores de los bobos, Asieumedre —determinó, agitando una mano en el aire en su dirección. Después, volvió a incar la barbilla en los nudillos y el codo en la madera del reposabrazos del asiento que ocupaba siempre en el Moby Dick—, y las extrañas coincidencias que se están llevando a cabo a lo largo de nuestros viajes comienzan a inquietarme. No quiero más sorpresas ni peticiones extrañas. Todo lo que ocurrió con Xebec, lo que Toki nos contó, los últimos intereses de Roger... De alguna forma, todo está relacionado, o por lo menos ese borracho se está encargando de unir todas las piezas a la fuerza. ¿Tú has visto algo?

Al contrario que antes, su respuesta no fue rápida y precisa. Una ligera duda recorrió su rostro amable y desvió la mirada hacia los demás tripulantes del barco. Marco volaba y diseñaba extraños dibujos con el fuego azulado de sus alas; Izou bailaba al ritmo de la percusión de unos tambores y Oden se reía a gritos con Nekomamushi e Inuarashi—. No he visto nada que por lo menos sepa interpretar, amigo; lo siento. Lo que puedo decir es que sé que aún te quedan muchas aventuras por delante, que seguirás en el mar durante décadas y décadas, lo que pocos piratas jamás lograron. Y... tengo una escena en mi mente, contigo encarando un cuartel general de la Marina y gritando que un tal One Piece existe, sea quien sea. Es una escena tan confusa como todas las demás, pero cuando la soñé sentí que... será un evento capaz de cambiar el mundo.

Newgate sabía que aquella no era toda la información, que algo se arremolinaba al final de sus ojos de ciervo, pero solamente asintió y palmeó su hombro con el aprecio más sincero—. El mundo está en constante cambio, no le des más vueltas. Si aún necesito hacerme viejo para que toda esta historia tenga sentido, hay tiempo suficiente para tratar de comprenderlo. Agradezco tu constante esfuerzo, Asieumedre. Sé que es complicado ahondar en el futuro de forma guiada.

Entonces, el vidente le regaló una de aquellas sonrisas cálidas que revolvían el corazón de cualquiera que lo tuviese y posó sus dedos sobre el dorso de la mano del pirata que seguía en su hombro—. Ningún esfuerzo es suficiente para compensar todo lo que haces por el bien del mundo, Newgate. Mientras yo siga con vida, pondré mi don a tu disposición para favorecer tus decisiones.

Quería restarle importancia a su participación en el desarrollo de los acontecimientos, recordarle que cada uno era dueño de sí mismo y liberarlo de todas sus responsabilidades para con él, pero algo en la determinación de su voz lo detuvo. Quizá por admiración, quizá por miedo, se mantuvo en silencio, con los ojos clavados en su compañero y un solo deseo en mente: que su viaje compartido jamás terminase.