Retazos; One Piece x OC

Vergo

AVISO: Antes de nada, comunico que vuelvo a aceptar pedidos en este book. Si deseáis algo, corred a pedirlo porque será la última vez que acepte sugerencias ya que la obra ya es lo bastante larga para terminarla pronto.

Un reencuentro perdido en los azares del tiempo.

Vergo x Iwao.

La tarde estaba desapareciendo por el borde de las ventanas. Algunos trabajadores del G-5 se habían encargado de encender las lámparas para así evitar que aquel cuartel tan lúgubre se perdiese entre las sombras. El vicealmirante Vergo estaba tan acostumbrado a aquel paseo hasta su despacho que casi no prestaba atención a su alrededor para orientarse, por lo que tenía la posibilidad de analizar el imperturbable y agrio rostro del otro vicealmirante mientras caminaban.

—Ha pasado tiempo desde la última vez que coincidimos, Iwao.

—Sí; ni siquiera éramos tenientes. —Tan corto, conciso y parco como recordaba, aunque no tanto por un conocimiento directo como por los rumores que habían rodeado su sombra en el Cuartel General. Los demás soldados rasos habían especulado sobre su salud mental y física y cuál era el extraño secreto detrás de su aislamiento emocional. Recordó haber escuchado la teoría de que podía ser un hijo perdido del actual almirante de flota, pero lo único cierto fue que Sakazuki lo había recomendado para su actual puesto.

Vergo jamás le había prestado demasiado atención; su objetivo siempre fue conseguir información para Doflamingo y volver las tornas a su favor en cualquiera de los asaltos que podrían realizar contra alguno de sus negocios. Como una de sus manos derechas, su misión estaba muy clara y en aquella época ni siquiera perdió el tiempo en conseguir contactos entre los marines de su mismo rango. Aun así, era imposible olvidarlo: sus ojos negros y sin fondo, su cabello castaño casi siempre rapado y las profundas cicatrices que pintaban todo su cuerpo. En ocasiones había pensado que los mataría a todos, que sería más de ayuda como un asesino del CP-9 que como un marine que tuviese que tomar el liderazgo sobre un grupo de hombres al que le temblaría las piernas con su simple presencia. De alguna forma había llegado hasta allí y su kenbunshoku haki no necesitaba focalizarse demasiado para percibir la voluntad de su alma.

—¿A qué se debe esta visita, vicealmirante?

Por mucho que hubiese pasado el tiempo, sus ojos negros eran igual de afilados y atentos. Había inspeccionado a cada uno de sus subordinados que tuvo la desgracia de toparse en su camino y no necesitaba preguntarle para adivinar que ya había memorizado todos los caminos posibles del cuartel en caso de posibles amenazas.

—Smoker trabaja para ti, ¿no es así? —Vergo solamente asintió y aprovechó que siempre empleaba sus gafas de sol para observar de reojo la postura de su acompañante. Se encontraba alerta, pero no tenso ante su presencia o palabras.

—¿Necesitas que lo traiga ante ti?

—No; no de momento, al menos. Deberías tener cuidado con él y atarlo en corto, eso sí.

—¿A qué se debe? ¿Has mantenido contacto con él?

Las arrugas ya habían comenzado a marcar el ceño eternamente fruncido de Iwao; algunas eran tan profundas que parecían nuevas cicatrices de guerra —y quizá, en algún sentido simbólico, lo eran—.

—Fui capitán de Loguetown antes que él; lo tuve a mi servicio cuando aún era un completo novato y lo vi crecer durante un lustro. Siempre ha demostrado ser un infeliz que necesita tener la última palabra y no aceptaba las órdenes que le encargaban con tanta convicción como debería. No tenía ni tiene palabra. El asunto con el shichibukai Crocodile lo confirma; me han comentado que cuando le otorgaron el mérito de los actos impunes de Monkey D. Luffy él se negó a ello y trató de enfrentarse a sus superiores... Jamás ha sabido ver el panorama general.