Usopp

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Entre mentiras.
Usopp x OC.
AU.

—No me digas que te ha llegado otra de esas, Lela.

—Sí... —La albina bufó. Si bien era cierto que tenía una paciencia increíble, aquella situación la molestaba. Entregó una nueva carta a su hermano mayor.

Idolatrada Lela,

¿te he contado alguna vez sobre el premio de poesía que recibí en Primaria? Decían que tenía un talento natural, e incluso no les quedó más remedio que entregarme uno para cada poema que presenté al concurso. Tener medalla de oro y plata al mismo tiempo creo que demuestra de sobra mis habilidades. Así que espero que algún día me permitas recitarte en persona alguna de mis nuevas creaciones. Siempre he preferido expresar mis letras a viva voz y no por escrito. Y fue así que nació mi banda. Ya tenemos unos cuantos seguidores a pesar de ser nueva; ojalá fueses algún día a un ensayo.

Sé que tienes muchos admiradores y no puedes leer todas las cartas que te llegan, pero espero que algún día puedas llegar a alguna y sepas de esta persona que haría lo que fuese por ti, sacando tiempo de donde no lo tiene solo para mandarte una carta y provocarte una sonrisa.

Espero que algún día me respondas,

tu admirador secreto.

—No sé quién es pero me da pena. ¿Cuántas cartas te ha mandado ya?

—He contado unas 37 en los dos meses que llevamos de clase.

—Uh, qué pereza. No sé cómo pueden desvivirse tanto estos idiotas por una chica. Sobre todo con lo seria y fría que eres. Espantarías a cualquiera.

—Tú quejándote por todo no eres mucho mejor, hermanito —El chico también albino se encogió de hombros. No es que le interesase el mundo romántico de los institutos.

—De todas formas, ¿cómo quiere que le respondas si es un admirador secreto?

—Quiere que le deje una carta en el almacén que siempre tiene la puerta rota —Se llevó las manos a las sienes y las masajeó. ¿De veras creía que ella era una chica enamoradiza de las novelas juveniles? Esto era el mundo real. Y en el mundo real, Lela no se fiaba de quien era tan cobarde como para no decirle las cosas a la cara.

—Ah, vale. ¿Y qué piensas de él?

—¿Has vuelto a olvidarlo? Ya te lo había dicho —El aludido se encogió de hombros. Seguramente no estaría atendiendo en ese momento—. Pues vaya, agradezco el esfuerzo pero no tengo interés en alguien que se ve de sobra que solo sabe mentir y exagerar. Si hubiese alguien así en el instituto ya nos habríamos dado cuenta, ¿no crees?

—Tiene sentido. Pero me entra curiosidad igual. ¿Quién será?

A Lela le daba igual. Solo quería estar tranquila y que dejase de alterarse con cada nota. Y su hermano obviamente disfrutaba de aquel espectáculo. Hasta el punto de ser él, el eterno vago bueno para nada, quien mandase la respuesta en el lugar de la hermana. Notarla tan molesta era algo que no pasaba mucho, con lo poco que expresaba sus emociones normalmente, y por ver de nuevo aquello no se lo pensó. Con la pasión del admirador secreto, seguro que no tardaba en contestar.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora