Desvirtualizando.
Lucci x Adda.
AU contemporáneo.Con el primer café de la madrugada y un hombre idiota dando vueltas a su alrededor, Rob Lucci comenzó sus horas de trabajo extra. Alguna especie de hacker aburrido había entrado en el sistema de seguridad de la empresa y destruido todo a su paso. Por suerte, él estaba siempre en la oficina y pudo arreglar el problema antes de que se filtrase alguno de los casos de corrupción en los que se podía relacionar a su jefe. Después de unos cuantos intentos consecutivos de parte del hacker, no pudo detectar ninguna amenaza e imaginó que por aquel día no lo intentaría más.
—¿Entonces? ¿Ya está arreglado?
—Sí; el hacker ha desaparecido del sistema.
—¡Perfecto! —exclamó con alivio Spandam. Lucci ni siquiera comprendía cómo nunca había perdido los nervios ante semejante energúmeno—. Para asegurarnos bien, te vas a quedar a dormir aquí, amigo —La última palabra sonó más como una amenaza que como algún tipo de confianza, irritando todavía más al jefe de seguridad.
—Como usted diga.
Y desapareció por el ascensor con una sonrisa triunfal. Por lo menos aquello implicaba no tener que verle la cara hasta las nueve de la mañana, si es que no se decidía por tardar más de lo habitual... Privilegios de empresarios.
En medio de la oficina cuadriculada y blanca de aquel piso, su reflejo se proyectó en la pantalla negra del ordenador. Aún tenía el cabello negro alborotado por dirigirse rápidamente hacia allí, pero al ser rizo tampoco es que tuviese muchas formas de acomodarlo en dos minutos. Sus cejas y su perilla redondeadas por lo menos sí que se mantenían en su sitio, complementando su expresión y ojos negros de la frialdad e irritación requerida para un encargo de última hora. Por lo menos ocuparía el tiempo revisando si había alguna otra incidencia o si había dejado algún tipo de marca con la que pudiese adivinar su procedencia, pero era un trabajo de profesionales: ni una sola huella.
Incluso sabiéndolo, se sintió intrigado y no recuperó todos los archivos corruptos, dejando una trampa en su lugar y esperando a que mordiese el cebo si intervenía aquella persona mientras dormía un par de horas.
Pero el siguiente ataque no fue en su horario de descanso, sino a última hora de su jornada oficial de trabajo. Al menos así se podía mantener ocupado cuando concernía, no en su tiempo libre. Y, al comprobar si había caída en su trampa, se sorprendió. Al fin y al cabo, por muy profesional que pudiera ser, la curiosidad de los antisistema era bien conocida. Poseía una ID que analizar, por lo que se puso manos a la obra con el siguiente paso: encontrar al culpable. Lo tendría a sus pies en un solo clic de distancia.
O la tendría, ya que resultó ser una mujer. Exceptuando aquello, entraba en el perfil que se había imaginado: estudios universitarios, clase baja, sin un empleo fijo, mucho tiempo conectada a las redes sociales, hastío general...
El que fuese a comer a un McDonald's ya confirmaba que era de clase baja. Lucci intentó vestir de la manera más informal posible para entrar en aquel local y no levantar sospechas; ya ni recordaba cómo era que funcionaba un local de dicha franquicia. Mientras hacía el pedido, pudo contemplar por fin a aquella hacker que estaba buscando. Portaba un ordenador con ella y parecía entretenida escuchando música.
Por los datos que había recabado de sus redes sociales públicas, se llamaba Adda, había acabado la universidad y estaba tomándose un año sabático, cursando una lengua en la Escuela de Idiomas para no perder el hábito de estudiar.
—¿Puedo ponerme aquí? Las demás mesas están ocupadas.
—¿Qué? Sí, sí; claro. Faltaría menos —Quizá fuese por sacarla de sus pensamientos, pero se puso nerviosa en cuanto cruzaron miradas y apartó su mochila del asiento de su lado para que pudiese acompañarla.
—¿Estudias italiano? —comentó al leer por encima aquel libro de texto que tenía abierto en un pdf.
—Eh..., sí. Estoy intentando aprender.
—Pues estás de suerte. Yo tengo raíces italianas. Si necesitas algo...
—Gracias; eres muy amable.
—Me llamo Lucci, por cierto —Prefirió responder mientras le extendía su mano—. ¿Y tú eres...?
—Adda. Es un placer.
—El placer es todo mío —Le dedicó una pequeña sonrisa al notar sus dedos entrelazados y aprovechó la ocasión para alzar sus manos y besar la parte de sus nudillos. Pudo notar la mirada inquisitoria de Adda a través de sus gafas de pasta negra, a través del lunar de su pómulo izquierdo, a través de sus largas pestañas y a través de sus ojos de un azul eléctrico atemorizante.
—¿Quién hace eso hoy en día y en medio de un McDonald's?
—Nadie; tienes razón. Supongo que ni con 28 años puedo evitar estar chapado a la antigua...
—El alma de dandi italiano tradicional debe de ir en los genes, por mucho que vivas en Japón —bromeó tras dedicarle una pequeña sonrisa cómplice y acariciar con sus dedos la zona que él había besado, casi de forma instintiva.
—Supongo que hay costumbres que es mejor no dejar morir —Adda por fin se había relajado; podía notarlo en el ambiente. Tal vez aún tuviese tics como el mesarse el cabello negro y recogerlo hacia su hombro izquierdo, pero ya se sentían capaces de mantener una conversación fluida.
¿Cómo era que una joven de 25 años podía estar perdiendo el tiempo atacando la empresa de su jefe? Debía de ser el tedio de la vida mundana sin grandes responsabilidades. Sí; sería eso. Él mismo había tenido ganas muchas veces de hundir la miseria aquella organización, pero de algo tenían que vivir sus trabajadores. Sin contar que era delito, claro.
—Entonces, si no te molesta que pregunte, ¿en estas frases estoy empleando bien las partículas ci y ne?
Aunque no comprendiese bien por qué hacía lo que hacía, disfrutaba el verla con la guardia baja, tratándolo como si quisiese formar una amistad. Cuanto más se confiase, más facilidades tendría para encontrar evidencias y librarse de otro buen conjunto de horas extra.
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Retazos; One Piece x OC
FanfictionColección de one-shots de One Piece con la inclusión de OC. Puede haber parejas de todo tipo. ©Los OC me pertenecen íntegramente y no se permiten copias de los mismos, incluidos los relatos en los que aparecen. © Los personajes de One Piece pertenec...