Retazos; One Piece x OC

Law

Indiferencia.
Law x OC.
AU.

—Bueno, todo parece correcto. Tenga cuidado y que el nivel de andrógenos no sea demasiado alto en comparación con el de estrógenos. Sé que ya tiene experiencia en todo esto, pero es mi trabajo recordarlo.

—No se preocupe, Trafalgar-san. Siempre está bien sentir que alguien se preocupa por ti —Y le dedicó una sonrisa con toda la dulzura que poseía su rostro. Law no pudo hacer otra cosa que devolvérsela. Eso sí, tan sombría como él.

—Espero que no necesite verme hasta la próxima revisión, Oliver-ya.

—Sí, bueno... Tampoco es necesario ser tan estrictos —comentó mientras se abrochaba la chaqueta. El ojeroso lo miró sin comprender—. ¿No le apetecería... que vayamos a tomar algo en un futuro? No voy a negar que le haya cogido cariño. Quedan pocos médicos que puedan tratar este tema con la delicadeza y precisión necesaria. Y mucho menos que puedan darte recetas de andrógenos como el Sostenon 250.

—No es para tanto. Es mi trabajo y a mí no me cuesta nada —Se encogió de hombros y se puso a comprobar la lista de los próximos pacientes—. Ah, y no me importaría quedar algún día. Siempre está bien dar una vuelta y alejarse del trabajo.

Oliver había pensado que lo ignoraba, y se sorprendió al ver que le respondía. Aun así, no pudo evitar soltar una leve risilla antes de despedirse. Cielos, ese chico no se enteraba de nada.

Había conseguido su número, pero no respondía ni llamadas ni mensajes durante días. Vaya, era igual que aquel chico rubio con el que se llevaba su mejor amigo, Ivankov. Incluso llegó a pensar que no tenía interés en él y solo había sido cortés. Pero al final accedió y acordaron una cita. O algo así.

Otras dos horas eligiendo su ropa y luego el médico iba con sudadera y vaqueros. En ocasiones se desesperaba, pero solo con mirar lo guapo que era aquel hombre, se le subían los colores. Quizá debería aprender a afeitarse de una vez, pero no negaba que tenía un aura de chico misterioso que lo atraía con locura. Se mordió el labio inferior para contener un suspiro. Por fin Trafalgar Law se sentó en la terraza del bar con él.

—Siento la espera. Tuve que sacar a pasear a Bepo. Él es mi mascota y siempre quiere mi atención desde que somos niños, así que me cuesta decirle que no.

—¡Oh, qué lindo! ¿Qué es?, ¿un perrito?

—No; un oso —Y llamó a un camarero para que los atendiese. Oliver tuvo que aguantarse una sonrisa al verlo tan despreocupado e indiferente ante algo que a ojos de los demás era extravagante. Pero bueno, era ese mismo aire el que le quitaba el suyo propio.

Pidieron dos cervezas y les trajeron de pincho una tortilla. Law le quitó el pan y la comió con la propia mano. Oliver alzó una ceja pero no dijo nada. Solo con mirarlo ya tenía espectáculo de sobra.

—Bueno, ¿y qué es de su vida privada y demás? ¿También tiene mascotas?

—Pero tutéame anda, que solo te llevo unos cuantos años —El chico de pelo negro se encogió de hombros y lo instó a responder—. Bueno, cuando era más joven cuidaba de una ardilla que llamé Vegas, pero la dejé al cuidado de la hermana de mi ex. Con mi trabajo viajo mucho y tengo miedo de que le afecte a la pobre.

—¿De qué trabaja... trabajas? —se corrigió ante la atenta mirada heterocromática de Oliver.

—Bueno, antes me dedicaba a dar charlas inspiradoras por el mundo, pero ahora solo soy un humilde portavoz de un colectivo de apoyo a personas LGBT. Yo soy el coordinador de la T, por supuesto. Aunque tengo que moverme bastante igual.

—Vaya, eso es muy respetable. Cumples una labor social impresionante.

—Que va; solo soy un hombre que se dedica a explicar cosas y denunciar otras. Cualquiera puede hacerlo.

—Eres verdaderamente modesto, Oliver.

—Bueno, tampoco tanto... —Y entonces notó que no había usado su característico honorífico con él. No supo cómo sentirse—. Eh, Law-kun. Supongo que a nadie le interesa mantener una conversación tan trivial durante tanto tiempo así que..., ¿te apetece dar una vuelta?

El menor clavó sus ojos grises en aquellos rosa y gris respectivamente, en medio de un suspiro—. Te incomoda ser el centro de la conversación, ¿no es así? —Él solo rascó su nuca, sin saber qué contestarle. Pagaron la cuenta y se marcharon para pasear por la ciudad—. Nadie te va a matar por hablar sobre ti, Oliver. Creo de verdad que tu vida es muy interesante, y admito que no sé demasiado sobre la parte trans del movimiento LGBT. Nunca es mal momento para qué me explicas parte del factor socio-psicológico, fuera de lo anatómico y médico. Explícame esas cosas como dices que haces.

Oliver, con lo atrevido que era por naturaleza, se quedó cortado ante ese tremendo interés. Ese maldito hombre lo iba a llevar a la tumba si seguía actuando de esa forma tan genial. Tenía las bragas en el suelo ya.

Se sentaron en un parque y comenzó a explicarle aquello que ya debería saberse de memoria, pero que de repente había olvidado ante la seria y atenta mirada de Law. Tartamudeó varias veces, otras tantas rascó su nuca o enredó sus manos varios mechones de su cabello blanco. Y cada movimiento era observado por el médico como si fuese relevante para lo que explicaba. Este acabó rodando los ojos ante su nerviosismo.

—Para llevar tanto tiempo dedicándote a ser portavoz, coordinador o lo que sea, te miro muy nervioso con un público interesado.

—Lo siento, yo... Ya te he dicho que lo mío no era para tanto —Intentó justificarse, con un ligero rubor en sus mejillas por tener que encararlo.

—Lo único que espero —Le hizo un gesto para que se callase— es que por lo menos sí que puedas usar bien la lengua para otros cometidos.

Y tiró de la camisa de Oliver hacia él, para besarlo por fin. Fue un beso breve pero duro, que demostraba muchas cosas.

—Tal vez me haga el tonto, pero sé de sobra cómo me comes con los ojos, Oliver. Lo que me sorprende es que no lo notes tú —Le dijo en voz baja, cerca de su boca todavía.

—Así que era por eso por lo que me ponías tan nervioso, Law-kun... Te prometo que por las buenas sé cumplir mi papel —Y mordió su cuello antes de que pudiese replicar con ingenio. Tuvo que apartarlo a la fuerza.

—Aquí no, hombre. Reserva algo para la noche —Y le sonrió con descaro antes de levantarse y salir del parque, con aquel paciente persiguiéndolo.