Sanji

3.5K 163 10
                                        

Paraíso.
Sanji x OC.

Realmente lamentaba tener que marcharse de allí. Ese era su lugar soñado, su meta en la vida. ¿Cómo podía simplemente resistirse a la belleza y magia de la Isla Gyojin? Sanji suspiró mientras recordaba a todas las hermosas sirenas que habían bailado para él días antes. ¡Eso sí que era una celebración! Casi compensaba aquel infierno que tuvo que soportar.

Bueno, en realidad nada compensaba aquello, pero era una gran forma de recuperarse el visitar una isla poblada de sirenas.

—¡Esto es el paraíso! —exclamó entusiasmado, incapaz de contener más sus emociones. Su grito rebotó por las piedras que rodeaban el Valle de las Sirenas, produciendo un eco solitario que agitó las aguas. La frescura de la noche y las ondas de ese mar artificial calmaron a Sanji, quien decidió sentarse a la orilla y disfrutar aquello.

—¿Quién está ahí? —Una voz aguda y nerviosa se retorció a su alrededor, pero no supo de dónde procedía. Rotó su perspectiva varias veces, pero seguía sin identificar nada. No notó amenaza, así que descartó usar su haki por una tontería.

Buscó su mechero por su chaqueta para prender un nuevo cigarro, y a la luz de esa pequeña chispa, encontró una cara angelical sobresaliendo del mar. Esta esperaba que se asustase pero solo se quedó boquiabierto—. ¡Qué preciosidad! Otra sirena, ay…, ¿cómo podría marcharme de aquí rodeado de…? Esto es el paraíso.

—Oh, eso ya lo has dicho —Sanji se fijó más en aquella cabeza ladeada y confusa, en aquella sirena que apareció a su encuentro en medio de una noche fresca de verano. Ahora que había salido del agua y podía verla con claridad, era aún más bella. Su melena negra se extendía hasta sus caderas e iban a juego con aquellos orbes oscuros tan hechizantes en medio de la noche. No pudo hacer más que contener la respiración para no gritar—. Tenía miedo de que siguiese por aquí ese hombre que se dedicaba a secuestrar sirenas, pero casi parece que soy yo quien te da miedo. Oye, ¿estás bien? Te noto la cara muy roja y tampoco hay tanta iluminación en esta zona para saberlo.

Colocó una de aquellas suaves y húmedas manos en la mejilla de Sanji y este se estremeció al contacto—. ¡Por encima de bella, gentil! ¿Qué más puede pedir un hombre? —Gritó lanzándose a los brazos de la sirena. Esta se revolvió inquieta sin saber qué le pasaba.

—¿Los humanos desde cuando sois así de cariñosos? —se preguntó entre risas mientras apartaba como podía al pirata—. Me suena tu cara. ¿Eres uno de los amigos de Mugiwara? ¡Vaya, no sabes cómo me alegra poder agradecer en persona que hayáis acabado con Hody y parado todo ese sinsentido! —Suspiró, con una mueca nostálgica. Los corazones en los ojos de Sanji explotaron y adquirió un aspecto serio.

—¿Alguno de esos rufianes te ha hecho algún mal? Porque no permitiría que nadie juegue con el corazón de una dama.

—Las cosas no funcionan así en esta isla, humano. Yo… Yo soy Ruth, una ningyo delfín. No recuerdo haberme presentado así que lo hago ahora por si acaso.

—Pues este amable caballero que se arrodilla ante ti es Sanji, y tal y como estoy a tus pies haría lo que fuese por ti, m’ lady.

Ruth soltó una pequeña risilla, pero rápidamente se evaporó la alegría de su sonrisa—. No hay nada que se pueda hacer. Son cosas del pasado. Consecuencias de todo lo provocado por Hody, por los Tenryuubito y por todo el odio entre humanos y gyojin desde hace siglos… —El rubio acogió entre sus manos una de las de la sirena, y la besó con delicadeza, instándola a seguir con calma—. Hace poco menos de 20 años tuve una aventura con un pirata humano. Digamos que tuvimos una relación extraña, con amor momentáneo pero pasión continua. Y de esa relación nacieron mis dos hijos. No arrepiento de todo aquello; siempre hice lo que sentí. Pero la situación en la isla cada vez fue a peor y… mis propios niños, híbridos como eran, fueron despreciados por sus propios vecinos. En la superficie tampoco les fue mejor, y hasta que se unieron a una tripulación pirata no encontraron un camino en el que ser ellos mismos. Sufrieron un dolor y rencor que creo que los ha transformado en personas similares y con un gran instinto de venganza. Ya no sé más de ellos; solo que siguen recorriendo el mundo protegidos por una gran bandera. Pero tras descubrirse la conspiración de Hody, solo puedo pensar en todo por lo que pasaron, el no ser aceptados por ninguna de las partes que componían su sangre… Lo siento, me pongo muy melancólica pensando en ello —Y le sonrió lo suficiente para indicar que no buscaba consuelo. Solo había comenzado a hablar porque era lo que ocupaba su mente desde hacía unos días.

—Ru-swan, no tienes que disculparte por nada —Aquellas que habían acogida la de la sirena, ahora la apretaban en el pecho de Sanji—. Es normal que toda madre se preocupe por sus hijos. Pero te aseguro que las cosas ahora cambiarán. Con mi capitán como protector, nadie volverá a hacerles daño ni tendrán que odiar a los humanos. Y los gyojin tampoco seréis motivo de odio en nosotros. Los papeles para la próxima Reverie ya están rellenos y dentro de poco estaréis al mismo nivel que cualquiera de los humanos: en la superficie. Y no nos quedará más opción que aceptar y convivir, queramos o no los más reacios. ¡Juro de nuevo que mientras yo siga al próximo Rey de los Piratas, ninguna sirena más tendrá que sufrir!

—Había olvidado por qué salí a pasear hoy, pero al hablar contigo recuerdo que estaba preocupada por ellos. Y no sabes cómo me reconforta escuchar esas palabras de ti, Sanji-san —Apartó aquella mano entrelazada para estar más cómoda y lo abrazó con ternura, depositando un pequeño beso en su nariz—. Muchas gracias.

—D-De nada, Ru-swan… —El rubio también se encontraba reconfortado, pero entre los brazos de aquella ningyo. Solo luchaba por no sangrar encima de ella en aquel momento. Se había curado de la abstinencia a las mujeres, pero seguía sufriendo de vez en cuando por la falta de tolerancia a ellas.

Se separó lentamente de él y le sonrió con tanta dulzura que sus dientes centelleaban en medio de la semioscuridad—. Si algún día vuelves a visitar la Isla Gyojin, sea esta o la futura, prométeme que vendrás a verme, Sanji-san. No sabes cuánto te recordaré tras esta charla, humano. Espero que la próxima vez podamos llamar a esto de verdad un paraíso.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora