La nueva adquisición del sheriff.
Tashigi x Zeiss.
AU western.—¡Lo siento mucho, lo prometo!
Aquello era lo que más repetía la recién llegada, como un cántico ceremonial para expiar el mal de ojo, agitando su cabeza y su parte superior en rápidas y rígidas disculpas.
—No pasa nada, no pasa nada... —El sheriff Zeiss, que había sido lo suficientemente rápido para acoger entre sus brazos todos los informes de la semana, salvó a Tashigi del destrozo que podría haber provocado con el derrame de whisky sobre ellos.
Nadie en aquel condado podría negar la torpeza casi innata de aquella mujer, pero siempre era la primera en recriminarse, por lo que Zeiss no consideraba ni adecuado ni necesario añadir nada. Tras dejar que pasase un paño húmedo por la mesa, se permitió volver a dejar todo en su sitio y le dedicó una pequeña sonrisa para que relajase sus nervios.
—Bueno, ¿estás lista para tu trabajo de hoy? —Asintió—. Normalmente solo patrullaríamos, pero ahora que tenemos personal extra por una vez, quiero seguir el rumor de un forajido que se encuentra por esta zona. Y me acompañarás en esa pequeña aventura. Tampoco nos alejaremos demasiado; al fin y al cabo soy el sheriff.
—Entendido, sheriff. Iré a ensillar los caballos.
Era disciplinada, eso debía admitirlo, pero una parte de Zeiss se lamentaba de ello. Parecía un títere sin propio sentido crítico. Tampoco hacía preguntas de ningún tipo sobre cuánto tardarían, hacia dónde se dirigirían o simplemente quién era aquel forajido.
—Confío completamente en usted, sheriff; no necesito más explicaciones. Sé que las iré recibiendo de camino —contestó a su pregunta mientras comenzaban a alejarse del pueblo. Ignoró el hecho de no ser tuteado, como le había pedido tantas veces, y resopló sin creerse aquella fidelidad.
—Tashigi, ¿cómo quieres ser considerada algún día como un oficial más si no tienes tu propio criterio y curiosidad?
—Pero... —La hizo callar con un gesto de su cabeza. Zeiss torció un poco más su sombrero para que tapase su piel pálida y sus ojos azules, tan sensibles ambos al calor y la luz, de los duros rayos de sol. Quién diría que era americano.
—Mira, voy a exponerte un caso —comentó tras un largo silencio—. Imagina esta escena. Hay un criminal por la zona y el equipo del sheriff lo encuentra y lo acorrala tras un asalto. El propio sheriff no está presente, sino que llega después, encontrándose a aquel hombre moribundo y a sus compañeros divirtiéndose para pagar con justicia poética lo que él había hecho con altas probabilidades. La mejor opción para él sería echarles una reprimenda y encerrar al asaltante de una vez. Pero en lugar de eso, dispara en la cabeza a uno de ellos y deja huir al hombre, pues resulta que eran hermanos. ¿Qué piensas del sheriff?
—¡Esa es una escena horrible! Puedo entender que la familia es la familia, pero en asuntos como ese, lo que debe primar es una mente objetiva que sepa aplicar justicia. No merece su cargo.
Aquella primera emoción y exaltación en Tashigi provocó la sonrisa sardónica de su jefe, curioso ante aquella nueva imagen—. ¿Y si te dijese que fui yo?
La chica pareció quedar sin habla ante aquel enunciado. A su distancia, e incluso siendo agitados por el trote de sus caballos, pudo notar cómo le temblaron los labios—. Yo... lo siento mucho. No debí haberme metido y juzgar tan rápido.
—¿Oh? ¿Lo has hecho? —Una mueca de confusión apareció en aquellos ojos negros e indefensos—. Has dicho lo que me esperaba de ti. La justicia exacta y fría. Sin contemplaciones. Así comienzan todos los novatos entusiastas, supongo...
—¡Pero...!
—No, Tashigi; tu respuesta fue la correcta. Tendrían que haberme arrebatado el cargo y encerrarme. Pero tenía muchos méritos y el que sería siguiente sheriff por votación me respetaba y valoraba. Me mantuve en mi posición al final. Ah, y no he vuelto a saber de mi hermano. Ni siquiera en los carteles de buscados. Quizá haya muerto desangrado o desnutrido en algún valle inhóspito —El silencio regresó entre ellos, pero Zeiss se sintió conforme con él. Siempre los prefería a conversaciones banales e intrascendentes. O consuelos innecesarios—. Con todo esto solo pensaba mostrarte que no todo tiene que estar tan claro como parece, Tashigi. Y que la justicia es muy voluble. No digo que lo que yo hiciese estuviese bien, sino que guiarte siempre por el honor y el deber solo te llevará al dolor y la ruina. Seguimos teniendo ojos, seguimos notando que nuestro vecino se dedica a robar fruta del mercado pero no contamos nada porque al fin y al cabo no tiene qué comer. Cuando nos llegue una queja formal lo pensaremos, pero los propios lugareños lo aceptan porque conocen que tiene demasiado orgullo para pedir ayuda o aceptarla.
La novata asintió, sin conocer realmente a ese hombre pero sí los rumores sobre él—. ¿No se arrepiente de nada, señor?
—¿Yo? No tengo tiempo para ello. Si el mundo ha olvidado mis pecados, ¿por qué debería hacérmelos recordar y lamentar? Todas nuestras decisiones nos definen y transforman, y mi reputación de buen hombre se ha recuperado sin yo pedirlo. ¿Qué menos puedo hacer que responder con trabajo toda su confianza y fe?
—Pero, sheriff —interrumpió con duda Tashigi, deteniendo su caballo en el proceso—... Ha dejado que una mujer se una a su equipo. ¿Eso no le acarreará una gran crítica?
—Ya se ha manifestado —admitió al segundo, poniéndose a su nivel y dedicándole una sonrisa calmada—, pero mi opinión sigue siendo la misma. Cualquiera que tenga ganas de trabajar es bien recibido. Y a día de hoy puedo decir que tomé una buena decisión —Antes de que preguntase, alzó los dedos de la mano hacia su cara. Calló y escuchó—. A pesar de que te falte mucha experiencia todavía, tienes pasión, interés, bondad y clemencia. Y esta última no abunda por estas tierras. Sé que cargas con un gran futuro, Tashigi, y no dejaré que nadie se atreva a decirte lo contrario.
En medio de aquella explicación había descendido sus dedos índice y corazón hasta posarlos bajo su barbilla y alzarla hacia él. Cohibida por aquellas palabras, tampoco se sentía capaz de responder.
—Mientras seas capaz de proteger a los débiles, ¿por qué no habría de aceptarte conmigo? —dijo Zeiss como resumen de todo lo anterior—. Mientras seas capaz de rectificar y pensar, ¿por qué no habría de protegerte?
Con aquellas preguntas retóricas en el aire, Zeiss emprendió de nuevo la marcha arreando a su caballo, dejando a una nerviosa Tashigi persiguiéndolo sin saber qué pensar.
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Retazos; One Piece x OC
FanfictionColección de one-shots de One Piece con la inclusión de OC. Puede haber parejas de todo tipo. ©Los OC me pertenecen íntegramente y no se permiten copias de los mismos, incluidos los relatos en los que aparecen. © Los personajes de One Piece pertenec...