Hancock

2.7K 126 9
                                    

Mi reina.
Hancock x OC.

—¡¿Quién puso… esa cosa en mi camino?!

—¡Lo siento, Hebihime-sama! Tendré más cuidado de ahora en adelante —se excusó una de las piratas kuja, recogiendo el cachorro que había recogido en la anterior isla, inconsciente por la patada que acababa de recibir.

—Siempre haces lo mismo, Hebihime-chan… ¿Acaso no tienes corazón para los animales lindos? —la increpó Riyuu, con una mueca de resignación.

—Puede que no, pero me perdonaréis igual porque soy… hermosa. —Y al agitarse el cabello todas quedaron prendadas de su belleza. Excepto Riyuu, que observaba la escena con una pequeña sonrisa de ternura.

—La gran Boa Hancock un día acabará con los corazones de todo Amazon Lily. Tenga un poco de piedad, por favor…

—¡Soy la Emperatriz y puedo hacer lo que quiera! No pienses que voy a tener un trato especial contigo por venir de fuera, pirata.

—Sí, sí… —Y la chica de pelo blanco ya no tenía más ganas de meterse en discusiones con la Emperatriz Pirata.

Desde que Monkey D. Luffy se había convertido en el Rey de los Piratas y le confirmó que no le interesaba ni lo más mínimo, había pasado por todas las fases del duelo posibles. Y tras un año todas creían que lo había superado pero, al cruzarse con él de nuevo, estaba de un humor horrible. Incluso peor de lo normal. Riyuu era la más preocupada; tenía miedo de una recaída que le hiciese perder la cordura y olvidarse de todos sus seres queridos. ¿Pero cómo podía hacérselo ver sin que se enfadase más?

Por lo menos estaban llegando a Amazon Lily tras aquella incursión. Quizá se calmase regresando a la rutina, pero algo le decía que cuando se enterara de la llegada de Nagisa, Hancock iba a montar en cólera. Tragó saliva solo de pensarlo. De todas formas tendría que saberlo en algún momento.

—¿Pasa algo, Riyuu-san? —preguntó una de las Hermanas Gorgona, al notarla muy pálida, a pesar de lo morena de piel que era—. No estás enferma, ¿cierto?

—Ni que enfermase tan fácilmente. Ten un poco de fe en mí, Sandersonia-chan —replicó, dedicándole una pequeña sonrisa—. Aún no me acostumbro a un clima tan neutro como el del Calm Belt. Casi da la impresión de que no hay aire.

—Quién diría que te criaste en el mar —se burló antes de seguir a la Emperatriz, que le había dedicado una mirada rápida al escuchar su conversación. Aquella mujer no dejaba mostrar sus sentimientos fácilmente, pero sí que se había fijado en la respuesta de la teñida.

Viendo que las kuja volvían a sus tareas habituales, aprovechó para ir a visitar a la anciana Nyon. Casi parecía inmortal, aguantando el paso de los años sin inmutarse. Como estaba exiliada, no había casas cerca de la suya y no tuvo que preocuparse a la hora de mantener la compostura, por lo que corrió tanto como pudo hasta alcanzar la puerta del salón.

Allí estaba Gloriosa, con su bastón serpiente y sus grandes ojos fijos. Pero no le había prestado atención a su llegada, a pesar del ruido que traía consigo. Estaba demasiado pendiente de acunar a un pequeño bebé, que reía y daba palmas.

—Ya comenzaba a pensar que nunca llegarías, niña. Tu hija lleva aquí tres días.

—¡Lo siento mucho, Nyonba-chan! Se alargó demasiado el último viaje y no pude llegar a tiempo. No sabes cuánto te agradezco que estuvieses pendiente —Y acogió entre sus brazos a la pequeña criatura. Las dos sonriendo al verse.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora