Lo inesperado.
Yonji x OC.
AU contemporáneo.No sabía si era por su aspecto o por las comparaciones odiosas con sus hermanos, pero a Yonji siempre lo trataban como a un idiota. Allí estaba él, en medio de una fiesta en la que no conocía a nadie, esperando por una chica que llegaba tarde. Aunque estuviese disfrazado de vampiro al ser Halloween, su cabello verde y engominado y sus cejas rizadas eran lo suficientemente identificativas como para no tener la excusa de no haberlo reconocido. Él la había buscado entre el gentío, sin preocuparse en ningún momento por las mirada ajenas que sentían lástima por aquel idiota solitario y sobrio, pero el resultado fue el mismo.
Le costó una hora admitirlo, pero la chica le había dado plantón. Yonji suspiró, frustrado por aquella situación, pero no se dejó derrotar. Estaba rodeado de alcohol y jóvenes con ganas de fiesta, así que podría compensar cualquier decepción con alguna anécdota divertida.
No tardó ni un segundo en dirigirse a la barra y pedirle una cerveza al camarero que la atendía.
—¿Aún vas a seguir tomando cerveza a estas horas? Te noto demasiado sobrio para empezar tan abajo...
Yonji se giró hacia la voz estridente que había comentado aquello y se encontró con otra vampiresa, mucho más gótica y tradicional que él, y con una sonrisa con colmillos y manchada de sangre muy auténtica—. ¿Y quién te ha pedido a ti opinión, guapa? ¿Crees que voy a pedirme un vodka con limón como hacéis los niñatos?
La joven frunció el ceño y sus pupilas rojizas resplandecieron por el alcohol y los focos del pub—. ¿Cuántos años me echas, monada?
—¿Dieciséis?
—Tengo diecinueve, tonto.
Yonji se sintió como un idiota al saber aquello porque él no dejaba de tener dieciocho. Aun así, era bastante baja a su lado y su cuerpo estaba tan poco desarrollado como para aparentar ser otra persona. Si no fuese por sus anchas caderas y que el cabello plateado lo recogía en una cola de caballo y acentuaba sus rasgos faciales, ni habría sabido que era una mujer.
—Alguien se ha levantado hoy con el pie izquierdo, ¿eh?
—Y que lo digas —constató Yonji, regresando a su eterna sonrisa ladeada en cuanto tuvo su cerveza enfrente a él—. Hoy no debí ni salir de casa, pero aquí estamos... —Se encogió de hombros y le echó otro vistazo a la chica. Era de rostro afilado, con ojos rasgados y con largas pestañas que no sabía si eran de un color rubio platino o blanco. Ni siquiera podía precisar si era albina o solamente rubia con aquella luz tan intensa y aquellas lentillas de fantasía. Sus ojos no se apartaban de él en ningún momento y su sonrisa parecía tan peligrosa como la del mismísimo Yonji. Aquello le pareció divertido.
—Cuéntale a la tita Hervey qué es lo que te pasó, grandullón.
—Nada que no te cruces en cualquier fiesta. Iba a conocer a una chica y al final no se presentó... Ahora toca compensarlo con una buena fiesta, supongo.
—Por las almas abandonadas en esta noche de muertos —brindó la joven alzando su mojito—. ¡Que en vez de descansar en paz, estén despiertas y de juerga!
—Amén. —Tras darle un largo trago a su bebida y presenciar el repiqueteo de los cristales a centímetros de su pecho, supo que aquella mujer le gustaba y le parecía divertida—. Yo me llamo Yonji, por cierto. ¿Conoces a mucha gente de aquí?
—Oh, qué va. Simplemente me gusta dar una vuelta de fiesta en fiesta cuando es Halloween. Mis amigos ya se han ido a casa, pero yo prefiero continuar. Rendirse es de cobardes. —Y apuró el trago hasta tomar todo el contenido líquido de su vaso . Pudo notar las mejillas enrojecidas de Hervey, así que imaginó que ya llevaba mucho alcohol encima.
—¡Así se habla! Qué amargados tus amigos. ¿No les duele el orgullo al presenciar que los muertos aguantan más en pie que ellos?
—Ni siquiera se disfrazan; no les pidas tanto.
Y por alguna razón comenzaron a reír. Sin duda la vampiresa era una persona extraña y con un aura oscura y esotérica que lo perturbaba, pero también lo atraía inmisericordemente por el extraño misterio que se escondía en su interior. De hecho, le pareció de lo más interesante que había conocido nunca en su vida.
Eran las únicas almas solitarias en una fiesta masiva, pero no envidiaban a nadie. Ellos dos sabían compenetrarse y pasarlo bien ya fuese con palabras, con bailes o con burlas grotescas.
Olvidó tanto dónde estaba que ni siquiera detectó las llamadas perdidas que tenía en su móvil. Y eran de la chica con la que había quedado aquella noche. Había estado tan concentrado en Hervey y en lo bien que giraba con su espumoso y voluptuoso vestido negro de encaje que no había sido consciente de nada más a su alrededor.
—Deberías contestarle, Yonji. —La rubia se había colado por el hueco de sus brazos y aprovechado su baja estatura en comparación con lo enorme que era él. No dudó en curiosear lo que estaba mirando fijamente en su móvil y tampoco lo hizo a la hora de decidir por él.
—Después de lo que me hizo esperar...
—No seas un niño. Si te ha hablado es porque tiene interés en ti, idiota. Habla con ella.
Aquello parecía más una orden que una sugerencia y Yonji frunció el ceño. En su vida solamente su padre se había atrevido a darle órdenes, por lo que aquella situación lo incomodaba e irritaba.
—Puede ser que lo haga, pero... —Clavó sus ojos azules en Hervey y esbozó una sonrisa juguetona en cuanto ella pareció enfadarse por la intriga— tú tendrás que quedarte con nosotros. Si llega tarde, es justo que haya conocido a alguien por mi cuenta, ¿no? —Cuando la vio poner los ojos en blanco, supo que había ganado y no contuvo su risa.
Su forma de ser desenfadada y bobalicona provocaba en los demás una falsa sensación de superioridad; Yonji era el primero que lo admitía. Pero aquello no significaba que no tuviese las suficientes luces como para decidir por sí mismo qué le convenía.
Al final, cumplió su promesa con Hervey y con la otra mujer, pero a su propio modo. Al mismo tiempo le había hablado a Niji, uno de sus hermanos mayores y de los más fiesteros de la familia, para que se uniese a él.
Eso sí, tuvo que esperar a su llegada y aguantar como pudo a la recién llegada. Ya no le interesaba, ya no le guardaba el menor respeto. La tensión se palpaba en el aire entre ellos y por mucho que Hervey interviniese para aplacar la situación, no lo conseguía.
Más bien ocurría todo lo contrario. A cada comentario suyo, ella se sentía más incómodo y él más atraído por Hervey. Entró en una espiral de caos en la que ni siquiera hacía el amago de apartar la mirada de los labios color cereza de su salvación de la noche.
La aparición de Niji por fin devolvió todo a su cauce. Ella se marchó detrás del aura dominante de su hermano y Yonji se mantuvo con los ojos azules clavados en su vampiresa favorita. Hervey no tardó en captar sus intenciones e incluso correspondió aquel ambiente sensual y magnético con los coqueteos más avispados y retorcidos que nunca había escuchado.
—Si lo que querías era una cita a solas, solo tenías que pedírmelo, Yonji —ronroneó en su oído en cuanto acabaron fuera del pub y con los rostros fusionados. Los dos notaban el calor en las mejillas, pero ya no detectaban si era del alcohol, las risas o la excitación. Solo tenían ojos y manos para el otro. Solo sabían que se compenetraban bien, que aquello parecía un regalo de los muertos hacia ellos.
Y que el color de la sangre parecía combinar con la de sus besos.

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Retazos; One Piece x OC
Fiksi PenggemarColección de one-shots de One Piece con la inclusión de OC. Puede haber parejas de todo tipo. ©Los OC me pertenecen íntegramente y no se permiten copias de los mismos, incluidos los relatos en los que aparecen. © Los personajes de One Piece pertenec...