Killer

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Una noche diferente.
Killer x  OC.
AU Contemporáneo.

—Sé que no te gustan las fiestas, Killer, pero no puedes pasarte la vida encerrado. Tienes que airearte y charlar con más gente que no sea yo.


Aquello habría sido un consejo amistoso si no hubiese salido de los labios de Kid, su mejor amigo y el hombre más ruidoso y agresivo que conocía, aunque solo fuese de apariencia.

—Al menos es una fiesta de disfraces... —admitió Killer con un suspiro y observó la sonrisa satisfecha de Kid a través de las rendijas de su máscara. Con aquel traje steampunk era aún más amenazante de lo normal pero, después de tantos años creciendo juntos, solo le provocaba ternura. Killer había decidido vestirse como..., bueno, un asesino muy conocido por una serie de televisión. Quizá así los nuevos amigos de Kid no harían preguntas por el apodo que él le había puesto.

Taparse la cara fue todo un acierto; no solo podía esconder su rostro de todo el mundo y dejar de dar asco, sino que también ocultaba sus muecas de espanto cada vez que su mejor amigo comenzaba a charlar con un desconocido más que se pegaba a él durante toda la noche —o, en ocasiones especiales, incluso llegaban a ser amigos de por vida—. Aunque hablar se le hiciese más difícil por lo que reverberaba el sonido en el interior de la máscara de plástico, su timidez desaparecía un poco, sin tener que pensar en qué opinarían los demás sobre su aspecto o su voz y risa.

En algún punto de la noche, los nuevos amigos de Kid se habituaban al silencio de Killer y él ya no tenía que esforzarse tanto manteniendo una conversación que no sabía conducir. Al final, todos los planes preparados para hacerlo más sociable —o por lo menos más hablador— eran en vano y Kid se pasaba unos días disculpándose por hacerlo pasar una mala noche —que nunca era así porque lo cuidaba y estaba pendiente de él a pesar de todo, sin contar que ya se divertía con observar a los demás, pero jamás daba su brazo a torcer—.

O por lo menos fue así hasta aquella noche.

Kid atraía a personas muy diversas, pero normalmente compartían un punto común: curiosidad y ansias de aventura. Aquella búsqueda rápido era saciada por la personalidad de su mejor amigo, pero también era agotado ese morbo por la compostura y el peligro silencioso que provenía de Killer en todo momento, como un aura ajena a sus propios sentimientos que cortaba toda posibilidad de que nadie tratase de aprovecharse del menor para sus intereses instantáneos.

Excepto casos puntuales que conseguían resistir la influencia de Killer durante el tiempo suficiente para asimilarla, poca gente se mantenía en su círculo. Por su parte, era la tercera vez que Cam Éveil se acercaba a pasar la noche con ellos tras encontrarla a la entrada del pub Diaño.

Ella era tan pelirroja como Kid, con una sonrisa igual de arrebatadora y peligrosa y una voz vivaracha con marcado acento local. Fuera de aquello, los parecidos terminaban. Sus ojos azules brillaban con emoción ante todo lo que se cruzaba y sus pecas cubrían su rostro como un millar de huellas que se perdían más allá de su cuello cubierto con un traje de soldado de guerra, con máscara de gas incluida. Se reía sin parar, incluso cuando no debía y comía y bebía como si el mundo se estuviese terminando; a Killer no le extrañaba que tuviese partida una de las paletas de sus dientes, aunque la separación que había entre esta y la otra aligeraban las líneas angulosas y amenazantes de su rostro.

Quien la viese por primera vez pensaría que era una especie de ángel juguetón, pero una vez se acercasen a ella captarían cuán equivocados estaban; Cam Éveil era juguetona, sí, pero de aquella forma que conseguía hacer enloquecer a cualquiera y perder los estribos de pura desesperación. Siempre debía salirse con la suya, sin importar a quien tuviese que llevarse por delante en el proceso.

Retazos; One Piece x OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora