Tras el accidente.
Sakazuki x OC.
AU ángeles.Semáforo en rojo. ¿Por qué tenía que aparecer uno en medio de aquella situación? Nova miró a los lados y por el espejo retrovisor con impaciencia. Era ya de madrugada, por lo que no se esperaba encontrar a nadie más por allí. Su labio inferior, rosado, grueso y víctima de las mordidas que le propinaba por los nervios, tembló en medio de su constante preocupación.
Su móvil vibró y apartó la vista del semáforo. Volvía a ser una llamada del hospital y descolgó al instante—. ¿Se sabe algo más de mi hermano? ¿Se encuentra bien?
El enfermero al otro lado de la línea carraspeó para detener las preguntas—. Queríamos informar de que pasaremos a operarlo de urgencia. Se encuentra en estado crítico. Necesitamos el visto bueno de uno de sus familiares para tratarlo de la forma que consideremos adecuada en caso de que se recupere.
—¡Sí, sí! Haced todo lo que podáis para que siga con viva. En breves llegaré al hospital.
Y la llamada terminó. Nova se apresuró y aceleró el coche. Pero ella nunca llegó. Un todoterreno se la llevó por delante poco después. Su vehículo dio vueltas sobre sí mismo hasta estallar en llamas.
Nova abrió los ojos. Luego tuvo que cerrarlos, molesta por aquella luz tan potente. Puso las manos por delante para filtrarla y sintió una calidez acogedora en las palmas. Volvió a separar sus pestañas rubias, poco a poco, admirando el suelo, luego sus manos y finalmente el cielo. Era de un azul impoluto, sin ninguna nube que perturbase la inmensidad. Ni siquiera había ninguna ave danzando por allí y se dio cuenta en aquel momento de que no se escuchaba ni un solo ruido a su alrededor. Ni siquiera el del viento.
Se levantó de donde estaba tumbada y se fijó poco a poco en cómo despertaban sus músculos. Sus pálidas y huesudas manos la saludaron y Nova notó que el suelo no era del todo duro. Era blanco y uniforme, pero su peso quedaba amortiguado de alguna manera y la elevaba de vuelta al caminar. Prefirió no pensar en ello y continuar el paso. Necesitaba encontrar a alguien o algo que le sirviese de punto de referencia. El blanco del mar infinito que estaba pisando se rompió cuando brotó una muralla blanca de la misma consistencia al final del horizonte. Una verja dorada unía aquellos puntos sin amurallar y Nova se preocupó por lo que aquella simbología podía representar.
Sus ojos, tan azules y claros como el cielo que la rodeaba, recorrían cada rincón en busca de una explicación lógica para todo aquello. Todas sus esperanzas cayeron en saco roto cuando identificó a un hombre a lo lejos. Era enorme, de cabello castaño muy corto, cejas pobladas y prominentes, ojos rasgados de color avellana rodeados de arrugas, perilla bien recortada y labios finos, en una expresión seria. Y unas alas blancas que brotaban de su espalda y casi rozaban el suelo. Aquello era lo que más destacaba y lo que menos podía asimilar.
—¿Eres un ángel? —preguntó incrédula cuando estuvo lo suficientemente cerca. El hombre le prestó atención y le dedicó una mirada aburrida desde las alturas. Sin lugar a dudas era enorme; debía de superar los tres metros.
—Podría decirse que sí —atinó a decir, cruzado de brazos y sin el menor interés. Por debajo de su toga avanzaba hasta su cuello un gran tatuaje añil lleno de flores y pequeños símbolos que no supo identificar. Con la gran musculatura de su cuerpo, parecía tener vida propia a cada movimiento—. Soy Sakazuki, el guardián de la puerta.
Nova boqueó un segundo. La respuesta no era precisamente una gran relevación, pero su mente no parecía querer aceptarlo. Ni siquiera podía pensar en que estaba en el cielo sin que se le escapase una risa tonta—. ¿Entonces estoy muerta? ¿Qué ha ocurrido?
—Aceleraste demasiado, no prestaste atención a tu entorno y produjiste un accidente automovilístico. Estás muerta; hace poco ha dejado de funcionarte el corazón.
Eso le pasaba por confiar tanto en sus habilidades al volante al ser piloto profesional… Nova se llevó una mano a la cabeza y se apartó de la cara los cabellos platino que se enredaban en sus dedos. Todo aquello solo le presentaba más dudas.
—¿Y qué hay de mi hermano hospitalizado? ¿Y todos los demás? ¿Cuánto tiempo ha pasado en el mundo real?
—Para con eso, mujer —la interrumpió, enseñándole una de sus palmas en señal de tranquilidad—. No tengo permitido ofrecer información sobre las vidas pasadas. Debéis abandonarla cuanto antes, por lo que cualquier detalle solo hará que paséis más tiempo ligados a ese mundo. Las normas son las normas.
—¡Eso no es justo! —protestó, con los puños apretados y el ceño fruncido—. Ya que he muerto intentando llegar a él, ¿qué menos que saber si sigue vivo o también acabará en un lugar como este? —Que le impusiesen normas nada más llegar tampoco le gustaba. Ella necesitaba saber que estaba bien, que sus hermanos lo habrían visitado. Lo último que necesitaba su familia eran dos muertos en una misma noche…
—Te aconsejo que mantengas la calma —comentó Sakazuki con el tono más neutro posible—. Muchos recién llegados pasan por esto, por lo que te recomiendo que primero aceptes que estás muerta y no podrás cambiarlo. Todas esas preguntas desaparecerán después.
A pesar de ser un intento de consuelo, aquello desgarró todavía más a Nova, que rompió a llorar y se dejó caer de rodillas con las manos tapando su rostro. Ella había dejado desamparado a su hermano. Tendría que haberle negado el salir de fiesta y no consentirlo en contra de las órdenes de su padre…Tuvo que ser una hermana mayor más responsable y no una tan compasiva que lo había dejado caer directo en un coma etílico.
En ocasiones se fijaba en Sakazuki a pesar de los pensamientos que invadían su mente. Se sentía todavía más avergonzada al no poder detener su llanto delante de él. La observaba sin pestañear, plantado en silencio, y sin piedad hacia su orgullo. Sus manos eran grandes y amplias. Seguro que se sentía bien ser reconfortado por ellas. ¿No era que los ángeles eran compasivos y amables? Pues que le diese un poco de apoyo y un abrazo, ¿no? Tampoco entendía mucho de ese mundo… ¿Y si ni siquiera…?
—Perdona —dijo Nova para llamar la atención de Sakazuki, a pesar de que no despegase el ojo de ella—, ¿estoy destinada al cielo o al infierno?
—Veamos… —Un libro apareció flotando en una de las anchas y morenas manos del ángel. Recorrió los nombres con la punta del dedo y se detuvo en el suyo—. Sí; por lo visto te mandan al cielo —comentó tras unos segundos leyendo. Su voz grave y recta se había desdibujado al final del enunciado, lo que llamó la atención de Nova.
—¿Hay algún problema? —¿Ni siquiera le había dado el voto de confianza como para pensar que iría al cielo o qué?
—Oh, es que si fuese por mí no te dejaría pasar —respondió tajante. Cerró el libro de golpe y se evaporó en una nube de humo. Antes de que la mujer rubia pudiese protestar, él se explicó—: Has atentado contra la vida de varias personas en ese accidente. Por encima, esta no es la primera vez que pasa. Tu afición a las carreras no deberías llevarla al exterior de un circuito, Nova. Pero las normas son las normas, así que ni puedo ni voy a oponerme a ellas.
Aquella clase de comentario hizo que la adulta se mordiese el labio inferior. Él atacaba sus inseguridades con una facilidad digna de campeonato. Justo en eso había estado pensando segundos antes, y ahora le dolía más que antes—. Vale, sé que no fui la mejor persona o la más disciplinada —Su exposición llamó la atención de Sakazuki, que alzó una de sus pobladas cejas mientras la escuchaba—, pero siempre quise proteger a mi familia. Hice todo lo que pude por ellos y de hecho di mi vida por acercarme más rápido a mi hermano. Sé que lo que hice estuvo mal, pero si era por ayudar a los míos, no creo que merezca tanta crítica. El mundo ya ha hecho justicia con mi muerte, así que por lo menos espero que no se me juzgue después de ello.
El moreno se sintió impresionado por su determinación, pero no lo hizo notar más que en un descuido que rápido corrigió. Extendió uno de sus dedos y apuntó a la gran verja dorada que se erigía a sus espaldas. Las hojas comenzaron a moverse y desplazarse hacia los lados. Le estaba dejando pasar.
Nova lo observó con desánimo y avanzó sus primeros pasos hacia el cielo al que estaba destinada. Antes de que pudiese atravesar el portal, notó que Sakazuki se giraba hacia ella. Ni siquiera pudo encararlo a tiempo antes de que el apoyase una mano en su cabeza. Se sentía tan cálida y reconfortante como se había imaginado.
—Tu hermano está fuera de peligro. Vivirá.

ESTÁS LEYENDO
Retazos; One Piece x OC
FanfictionColección de one-shots de One Piece con la inclusión de OC. Puede haber parejas de todo tipo. ©Los OC me pertenecen íntegramente y no se permiten copias de los mismos, incluidos los relatos en los que aparecen. © Los personajes de One Piece pertenec...