♤ Capítulo 39: Secretos implícitos.

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A la mañana siguiente me senté en la cama para ponerme pantuflas, Zoro seguía durmiendo, se veía bien, tranquilo, me gustaba como lucía, como nunca, pacífico. La Pasqui estaba encima suyo y me daba mucha ternura saber que ahora se llevaban bien, demasiado. Me puse un abrigo encima, me levanté, sabiendo que Zoro podía despertarse, sigilosamente.
He salido a cubierta y me sorprendí al ver que no había nada, ¿Zoro había ordenado? ¿En qué momento?... He entrado a la cocina y he encontrado mi respuesta, Sanji.
.-¿Ya han llegado todos?.- Dije. He tratado de ocultar mi sorpresa, pero ha salido mal porque ni si quiera le he saludado o agradecido.
.-Hola nima-swan, sí, han llegado todos, pero no te preocupes, nadie se ha dado cuenta que han dormido juntos, me alegro por ustedes.- Lo ha soltado todo de una vez.
.-Hola Sanji-kun, disculpa por ser tan grosera. Ni si quiera te he agradecido por lo que haz hecho, o por lo que has preparado para anoche, estuvo delicioso. Además... Ya sabes, si no fuese por ustedes...- lo he abrazado
.-No tienes que agradecerme, lo he hecho con gusto Nima-swaaaan.- dijo enamoradizo.
Le he abrazado y él ha hecho un ruido extraño, podía sentir su cara de felicidad mientras lo abrazaba
.-No vayas a soltar por ahí lo que has visto en la mañana, Sanji-kun
.-Haaai! Nima-swaaaan
.-Bueno, no se qué pensar si te veo que has salido de mis brazos para irte a los del ero-cooker.- Esa voz... Indudablemente, Zoro. Me solté de Sanji.
.-¿¡Cómo me llamaste marimoo!?
.-Buenos días para ti también.- dije.- ¿Podemos hablar?
Hemos salido a cubierta, hablamos con el resto de la tripulación para saber cómo ha ido todo, nada fuera de lo normal. Nami se ha acercado a preguntarnos como ha ido lo de anoche, me adelanté a responder y le dije que al final al idiota se le había pasado lo idiota, Zoro me miró molesto pero no se enojó en absoluto. Me alejé de Nami antes que preguntara otra cosa.
Una vez alejados del resto, me tomó seguro y me besó intensamente.
.-Solo quería asegurarme que podía hacerlo.- dijo, mas no le sonreí no le correspondí, lo que causó inquietud y preguntó.- ¿Qué pasa?.- Me gustaba que me hablara igual que siempre y no me tratara diferente, era justo de lo que iba a hablarle.
.- No puedes hacerlo.- Dije cortante
.-¿Me estás probando?.-Dijo sonriente
.- No, hablo en serio.- Su sonrisa cambió a una expresión seria instantáneamente.
.- No puedes besarme porque los chicos no pueden enterarse. Lo asumirían y eso implica que el resto de piratas y marines, también. Puede jugar en nuestra contra.
.- Cualquiera que se interponga no vivirá para contarlo. Pero si es lo que quieres, entonces no lo haré.-
Se giró para irse, dolido, tal vez indignado, pero le he retenido del brazo, me aseguré que nadie estuviera cerca, lo giré y acerqué del cuello hacia mi, lo tenía demasiado cerca de mi cara cuando le dije:
.-No te sientas mal, pirata.- lo besé.- al final es para que no me vea en la situación de salvarte el trasero mientras me amenazan con tu muerte.- le sonreí. Me arqueó una ceja, está vez, sí estaba indignado. Pero ya había pasado el mal trago
.- ¿No será al revés niñita? Seré el mejor espadachin, puedo defenderme. ¿Y tú?
.-Tengo un loco de las katanas de pelo verde, sonrisa perfecta, amante del sake y mal humorado que está medio colado por mi, no te preocupes.
.-Suena como un hombre apuesto, pero créeme, puedo ser mejor que él.- Me sonrió de lado.
.-Lo es, y no. Yo le quiero a él.- Me besó de nuevo.- Te he dicho que no puedes.
.-Eres confusa mujer, pero no pude resistirme al escucharte decir que me quieres.- Sonrió como cuando estábamos en mi casa, y había ganado la apuesta, bueno, no ganó pero jugó todas las cartas para que el juego terminara saliendo a su favor.
Es verdad... le he dicho a Zoro que le quiero...
.-¿Ahora soy "mujer"?.- Ignoré por completo su comentario, no tenía palabras para responderle. Pero claro, me conocía lo suficiente para darse cuenta que lo hago a propósito y como yo lo he hecho, él ha ignorado de igual manera mi pregunta y, mientras me miraba a los ojos, respondió tranquilo:
.- Yo también te quiero, niñita.- Dicho esto, me besó la mejilla y se marchó. Como siempre logró descolocarme. Me he quedado ahí parada, recordando cada palabra... también me quiere... Lo sabía de algún modo, hasta ahora estaba implícito en sus besos, pero que lo dijera él, Roronoa Zoro, era distinto. Recordaba el beso que me dio antes de irse, lo miraba mientras se iba, caminando como si nada pasara, con las manos en los bolsillos, siempre imponente, su aura dominaba el lugar, pero inmutable, indomable, tranquilo y mientras él estaba así, nada, yo estaba ahí, todo.

Indispensable Peligro ♧finalizada♧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora